Avanza levantando los brazos para que le cargue, y hago eso mismo, sumergiéndole hasta la altura del pecho.
Le acaricio el pelo, mojándolo lentamente y desenredándolo con mis dedos, asegurándome de que quede bien limpio. Él, mientras tanto, mira el agua y juega con sus manos en ella.
—Ya está, tu pelo vuelve a estar limpio—Le digo al terminar, besando su cabecita.
—¡Gacias! Ahora tú—dice, volteándose y estirando los brazos hacia mi cabeza. Sonrío y asiento, posándolo suavemente en un saliente liso que le deja a la altura perfecta. Me sumerjo más, de modo que estoy a su alcance, y empieza a acariciarme los cabellos, con una delicadeza impropia de su edad.
Aunque esté de espaldas a él, puedo imaginarme su mirada. Mi pelo le encanta, y siempre lo toca con cuidado y fascinación a la vez.
Empiezo a tararear levemente, con los ojos cerrados, y tras unos instantes, me encuentro cantando una melodía improvisada. Toda la angustia y preocupación de hace unos momentos parece muy lejana mientras estoy así con Lug.
Inclino la cabeza hacia atrás, lo suficiente como para verle, y le sonrío sin dejar de cantar: me mira feliz, y eso es suficiente como para que yo lo esté.
Le acerco con cuidado y deposito un beso en su frente, antes de volver a dejar mi pelo a su alcance, mientras finos hilos de agua se elevan a nuestro alrededor, lentamente.
No tenía que haberme preocupado tanto. El miedo y las dudas me impedían utilizar la magia después de tanto tiempo, pero ahora...
Es como recordaba: no hay que pensarlo.
Esa misma noche, tanto Lug como yo nos dormimos enseguida. Es la primera vez en mucho tiempo que estamos tranquilos, limpios, que hemos comido adecuadamente... Que estamos juntos y bien.
Pasan entonces los días. No vuelven a acercarse amenazas, y siento por primera vez desde que llegó Lug, cuando la guerra entre los humanos acababa de estallar, que no tenemos nada de qué preocuparnos.
Los días se convierten en semanas de tranquilidad que me recuerdan a las primeras con el pequeño. Las semanas se convierten en meses, marcando cambios de estaciones.
Cuando Lug tiene 4 años, su pelo es más que un nido desordenado: Es como un pequeño arbusto suave y esponjoso que cae por su cuello, hasta sus hombros. Cada mañana le recojo el cabello en trenzas que adorno con diferentes flores y hojas, fijándome en cómo el hermoso color rojizo es cada vez más intenso y brillante.
Y según pasa el tiempo, tanto este como su dueño van creciendo lentamente.
Lug vive feliz, aprendiendo, curioso sobre todo lo que ve y cada vez más observador. Me he dado cuenta de que ya no puedo imaginarme el día a día sin él.
—Te quiero mucho, Lug...—Susurro mientras le observo dormir una tarde de primavera, cuando tiene 4 años y medio, sonriendo levemente.
Las mariposas revolotean a nuestro alrededor y se posan en sus cabeza o su rostro como si el propio Lug fuera una preciosa flor del bosque. Él a veces mueve los párpados al sentirlas posarse en su cara, e incluso mueve la cabeza o se lleva una mano a la cara.
Yo solo permanezco observándole durante un rato más, y me inclino para besar su frente antes de dirigirme a una zona del bosque en la que una vieja lechuza acaba de morir, no sin antes pedir a los pájaros que me avisen si a Lug le ocurre algo.
Cuando llego al lugar, me acerco al cuerpo del animal. Es poco habitual que sus almas no se liberen por sí solas, mucho menos habitual que en el caso de las plantas, a las que tengo que ayudar a menudo.
Poso una mano en el suave plumaje y le susurro en el antiguo lenguaje del bosque, dejando su esencia volver al flujo natural del que proviene.
—Ya está, pequeña—murmuro al terminar, levantándome.
Alzo la vista al cielo y cierro los ojos para escuchar el viento danzar entre las hojas de los árboles. Puedo sentir la energía del bosque, puesto que es la mía propia, y soy feliz comprobando que todo está bien. Sano.
El bosque se ha recuperado de lo ocurrido hace casi un año.
Abro los ojos y vuelvo con calma hacia el claro en el que se encuentra Lug, simplemente caminando, sintiendo la hierva y la tierra bajo mis pies descalzos mientras escucho el sonido del agua del riachuelo.
Cuando llego al claro, veo a Lug tumbado en el suelo y me acerco a él.
Y durante un instante, a mi mente acude un interrogante: ¿y si fuera él el ser al cual tuviera que liberar la esencia?
Siento mi corazón acelerarse y mi respiración se entrecorta, mientras mi piel se eriza en un escalofrío de pánico.
—"No, no quiero hacer eso, no quiero que su existencia desaparezca de mi vida, no quiero ver sus ojos cerrarse para siempre, ni quiero no poder ver más su sonrisa o escuchar su voz decir mi nombre, no, no, no quiero liberar su esencia, quiero que siga ahí a mi lado, quiero poder estar siempre con él, mi Lug, mi pequeño Lug, mi..."
Vuelvo a respirar de repente, con una tensión muy fuerte en el pecho. Me doy cuenta de dos cosas: llevo unos instantes sin respirar, paralizado por los pensamientos que han atacado mi mente, y estoy llorando. Mi respiración está alterada y de mi garganta han salido ya pequeños sollozos al intentar detenerme.
Vuelvo a mirarle y me voy calmando, retirando todos esos pensamientos de mi mente. Lug es aún un niño, apenas sí llega a los 5 años todavía. Le queda mucha vida por delante, no tengo que pensar en eso... no, no tengo que hacerlo. No debe preocuparme, sé muy bien que cuando su vida se apague tan solo he de devolver su esencia al flujo natural. Es la ley de la naturaleza, es lo que siempre hecho con cada esencia del bosque... es lo que ocurre con cada ser mortal en este mundo.
Con Lug también.
Respiro hondo y me arrodillo junto al pequeño, para apartarle un mechón de pelo de la frente, viendo sus pecas.
¿Cuánto tiempo viven los humanos? Porque quiero pasar todo ese tiempo con él. No quiero desperdiciar un instante, quiero estar a su lado hasta el último de sus latidos.
Quiero estar con él en la última de sus sonrisas.
...
¿Es normal? Nunca había sentido esta calidez en el pecho. Nunca había pensado o deseado esto.
Nunca había querido tanto a nada más que el bosque, pero este significa algo diferente de lo que Lug significa para mí.
Acaricio su mejilla y me tumbo a su lado, acariciando su pequeña mano.
—Te quiero mucho, Lug.
Cada vez siento más la necesidad de decírselo en voz alta a mi pequeño. Como si al hacerlo, algo en mi pecho se liberara.
La misma sensación que cuando aprieta mi mano en sueños, como en este preciso instante.
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¡Hola a todos! Espero que no me matéis por la tardanza, pero nopuedo publicar a otro ritmo. Ahora estoy de vacaciones, y parece que mi inspiración se las ha tomado en serio ^^' Pero bueno aquí tenéis un nuevo capítulo. Como ya he dicho, esta historia es una especie de experimento: no tengo nada pensado, simplemente la dejo fluír según loq ue me pidan los personajes y las situaciones. Tengo claro qué cosas NO haré, pero no el qué hare xD
Agradecería sinceramente vuestra opinión, o incluso ¿tenéis alguna pregunta sobre Lug? ¿Sobre Nillwy? ¿No habéis entendido algo? ¡Hacédmelo saber! Será un placer responderos :3
Y bueno... ¡Eso es todo! No olvidéis dar alguna estrellita si os ha gustado, ¡sería de gran ayuda!
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Lug.
FantasyEstoy sumido en la oscuridad, pero eso es algo de lo que tan solo me percato una vez abro los ojos y veo el sol brillar entre las ramas de los árboles. Dicen que el dolor demuestra que estás vivo. Pues bien, el erizo que dormía a mi lado se ha encar...