Por su parte, An vio marcharse a Derek tras Jack sintiendo pena por su amigo. Era demasiado amable y eso no le iba a ayudar en nada en su vida. O eso era lo que ella creía, que la amabilidad solo traía desgracias.
Una vez este desapareció de su vista, continuó su camino hacia la mesa donde los esperaban sus compañeros del equipo de baloncesto. Los chicos estaban hablando del siguiente partido. Debían tener un partido Els Llops de l'Hort. Iba a ser en la casa de estos, por lo que partirían con desventaja. Además, debían de marcharse en autobús en la madrugada para llegar a tiempo al partido. Y por sobre todo, la peor parte eran sus rigurosos entrenamientos y estándares físicos, como por ejemplo, estos debían tener una altura bastante superior a la media. Tenían una norma no escrita de que para entrar en su equipo debías tener una altura mínima de 2 metros. Aunque realmente no estuviese esta norma y todos pudiesen entrar al equipo, solo los que medían más de 2 metros iban a participar en los partidos. Y de entre estos, solo aquellos que fuesen perfectos en todos los aspectos podían participar en los partidos.
Desde su asiento, Kat vio con horror como todos volvían a la normalidad, como si nada hubiese pasado. Ella se giró lentamente hacia sus nuevos amigos y les preguntó completamente consternada.
—¿Qué acaba de pasar? ¿Por qué nadie ha hecho nada? ¿Por qué se lo permitís?
—Es... complicado —respondió Kelly—. Todo lo que tiene que ver con Jack es complicado.
—¿Por qué es complicado? Explícamelo, porque no puedo entender cómo un grupo de seres sobrenaturales con fuerza sobre humana le temen a un simple humano y le permiten ser un puto y completo imbécil.
—Es un imbécil por culpa de su padre —respondió Rick—. Este los maltrata a él y a su abuela materna.
—¿Y por qué no lo denuncian? Que se lo quiten.
—Él vuelve —respondió Leah—. Siempre vuelve con su padre y su abuela.
—Bueno, que sea un pobre y desdichado masoquista no quiere decir que tengáis que tenerle tanta puta pena como para permitirle esa mierda.
—No es solo eso —respondió tajante Kelly—. Él es inmune a la magia, es más fuerte que un hombre lobo y más rápido que un vampiro.
—O eso es lo que dicen —comentó Rick—. Nunca lo hemos visto meterse en peleas contra nadie. Todos le tienen demasiado miedo como para plantarle cara.
—Pues la próxima vez, yo te demostraré que no es más que un hombre de carne y hueso.
—Bueno... Haz lo que quieras —respondió Rick—. Aquí todos hacen lo que quieren.
—Dejando toda esta mierda de lado, ¿cuándo empezamos el trabajo? —le preguntó Leah—. Podemos ir el sábado a la biblioteca.
—Este sábado no puedo —respondió seca. Aunque rápidamente se le pasa el enfado y le pregunta más relajada—. ¿Y un día antes? ¿O después?
—Entre semana no puedo y los domingos no puedo porque tengo comida familiar, así que, tendremos que esperar a la próxima semana.
—O hacerlo en los patios, mientras almorzamos.
—Bien, iremos viendo cómo hacerlo en los patios.
La campana sonó, indicando el final del patio y el inicio de la siguiente clase: educación física. Los cuatro se dirigieron a los vestuarios. Para aprovechar esta caminata, fueron lanzando ideas sobre el tema del trabajo.
Iban distraídos, por lo que, al girar la esquina, Kat no pudo evitar chocar contra la espalda de alguien alto y musculoso. Por el choque, Kat dio un paso atrás. Iba a disculparse por su despiste, aunque, al este darse la vuelta y ver lo atractivo que era, con la mandíbula marcada y la tez tan morena para esas alturas del año, no pudo evitar quedarse completamente callada, casi cayéndosele la baba.
El chico también se quedó un instante embobado observándola. Kat salió de aquel extraño trance y se preparó para disculparse. Ella sintió que había algun tipo de entre ambos, por lo que decidió aprovechar aquella increíble oportunidad para entablar una conversación con él e intentar que algo más surja. Sin embargo, cuando el chico salió del trance, la miró con furia y el ceño fruncido, se le fueron todas las ganas de hablar con él.
—¿Qué no tienes ojos, payasa? —preguntó enfadado Leo. A pesar de no ser un chico que se enfadase por algo tan estúpido como que alguien chocase con él, la escena anterior con Jack lo había molestado de sobre manera.
—A ver, tampoco es para ponerse así, que sólo ha sido un choque de nada. Ni que te fuese a hacer daño, princesita.
—Imbécil —le insultó sin más y se marchó, dejándola sin palabras por lo estúpido que había sido.
—¿Es así de imbécil de normal o le ha bajado la regla? —preguntó Kat incrédula por la absurda situación. Su mañana no paraba de mejorar.
—Leo es imbécil de normal, pero no tan imbécil —le respondió Kelly.
—¿Por qué se ha puesto así de imbécil?
—Estoy absolutamente seguro de que la escena anterior le ha hecho recordar su pequeña trifulca con Jack, la cual terminó con él malherido y sin poder jugar un partido importante debido a esas heridas —le comentó Rick risueño—. Justicia poética.
—O puede que sea porque se acerca la luna llena —comentó Kelly.
—Seguramente ambas —dijo Leah—. Todos los miembros del clan Macrat se ponen un poco tensos cuando se acerca la luna llena.
—¿Tensos? Tenso sólo se pone el imbécil del mestizo de Leo —le dijo Rick.
—¿Mestizo? —preguntó desconcertada Kat. Por lo que le había contado su madre, no existían—. Creía que los hombres lobo no podían ser mestizos, que, si uno de tus progenitores era hombre lobo, tú también lo eras.
—Por aquí llamamos a los convertidos mestizos.
—Interesante...
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Un nuevo comienzo
FantasyDespués de la muerte de su madre, Kat tiene que volver al pueblo natal de esta para enterrarla y para preparase para ser la siguiente matriarca. Su repentina aparición traerá conflictos en la familia y en el pueblo. Conflictos con la manada de los l...