Capítulo 11: Errores

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La clase de gimnasia no continuó mucho más porque la carrera entre aquellos cuatro había tomado demasiado tiempo de esta. Julio no quiso detenerlos para continuar con su clase por Jack. Este, por primera vez en años, no sólo había participado en su clase, sino que parecía estar relajado. No se puso violento en ningún momento.

Después de arreglarse para la siguiente clase, An esperó a que Kat terminase. Una vez estuvo lista se levantó y le ordenó al resto:

—LARGO, AHORA.

Las otras chicas se marcharon corriendo recogiendo a toda prisa. Incluso Leah y Kelly se marcharon sin dudarlo ni mirar atrás.

—¿Por qué tanta seriedad? —preguntó Kat, algo incómoda por toda la situación. Todas habían cambiado su actitud hacia ella después de la clase, de amables a enfadadas.

—Porque has mostrado que no eres humana. ¡So subnormal!

—Y los chicos también. ¿A ellos también los van a sermonear?

—A Leo, su manada, lo va a castigar por su comportamiento. A Gerard no lo sé, su familia es rara. Aunque si le hacen algo, será prohibirle volver a la escuela —decir aquello le dolió bastante, y eso Kat pudo notarlo sin problemas.

—¿Y qué pasa? Nuestra clase está llena de seres sobrenaturales. El instituto está plagado de seres sobrenaturales de todos los tipos. ¿Por qué debemos de ocultar lo que somos?

—PORQUE EXISTEN LOS CAZADORES DE MONSTRUOS. PORQUE HAY UN GRUPO DE PIRADOS QUE PODRÍAN QUERER HACERLES DAÑO.

—Pero si somos superiores. Podemos defendernos.

—¿Mana también? ¿Y Sara? ¿Marta? ¿Elena?

Kat se quedó un instante en silencio, intentando recordar quienes eran esas chicas. En un primer momento, An creyó que la había hecho darse cuenta de su error, sin embargo, poco después cayó en la cuenta de que, en realidad, no sabía que acababa de hablarle de sus primas menores.

—Ni siquiera eres capaz de reconocer a tus primas. Ni siquiera te importan. Ni siquiera te importa hacer daño a los inocentes y débiles. Tú no eres parte de nuestra familia y nunca lo serás.

Después de soltar aquellas palabras con todo el odio de su corazón, se marchó dejando a Kat sola en el vestuario con sus cosas, pensando en lo que acababan de hacer. Por sus jueguecitos, en efecto, había puesto en peligro a niñas inocentes e incapaces de defenderse de un adulto. Kat se quedó en el vestuario, avergonzada por lo que acababa de pasar. Sin embargo, no pudo permanecer demasiado tiempo allí, pues otra clase debía de empezar.

Sintiéndose incapaz de mirar a la cara a sus compañeros, Kat se marchó del instituto. Por el momento, su primer día había terminado.

Al salir del instituto, Kat no supo a dónde ir. Su padre no iba a estar en la casa porque tenía que arreglar unos papeles en el ayuntamiento. A la casa familiar tampoco quería ir porque le preguntaría por su día y la razón por la que había vuelto tan pronto. No tenía muchas opciones a dónde ir. No conocía aquella ciudad. La única persona a la que le podía enseñar la cara en aquel momento fue a Eo. Así que fue a la parada de autobús más cercana y lo esperó.

Al subirse a este vio que estaba un poco lleno y recordó la discusión con An, así que decidió esperar a que se vaciase un poco antes de hablar. Aunque, al ver cómo su nueva amiga entraba con una cara tan compungida, Eo no pudo evitar preocuparse.

—¿Qué te ha pasado Kat? ¿Por qué esa cara tan larga? —preguntó arrancando el autobús.

—La he cagado un poco en mi primer día de clase. Ahora tengo miedo de mirar a mi familia a la cara.

—¿Por? ¿Cómo has podido avergonzar a tu familia de tal forma en tu primer día?

—No la he avergonzado. Sólo he hecho algo que seguramente cree tensiones en mi casa. Y ya estaba lo suficientemente mal allí como para empeorar las cosas.

—Oye, no soy nadie para dar consejos sobre ese tipo de temas familiares. O sobre familias en general. Si tuviese que aconsejarte algo, sería que, si te llevas tan mal con tu familia, lo mejor es largarse sin mirar atrás.

—¿Has tenido problemas con tu familia?

—Problemas se queda corto. Ellos me odian desde que nací. Mi madre me quiso matar nada más verme. El nombre que me dio... ese nombre... soy incapaz de pronunciarlo. Con el asco con el que lo decían... —hundido en sus recuerdos, Eo apretó el volante con fuerza y aceleró inconscientemente.

—Eo... no hace falta que recuerdes esa mierda... —dijo Kat queriendo alejar los malos recuerdos de Eo—. ¿Qué significa Eo? —preguntó intentando distraerlo de estos malos recuerdos y consiguiéndolo. Los nudillos de Eo volvieron a un color normal y la velocidad se redujo considerablemente.

—Eo es una forma poética de decir nacido para ser libre en mi idioma materno.

—¿Una forma poética?

—Sí, en mi idioma materno tenemos un vocabulario exclusivo para la poesía.

—Tiene pinta de ser complicado.

—Lo es...Lo es... Tenemos tres mil formas de decir tierra. Y doscientas formas de clasificar la tierra dependiendo únicamente de la humedad que contenga.

—Joder...

—Bueno, ¿por qué no me cuentas que es exactamente lo que ha ocurrido para ver si podrías solucionarlo con palabras?

—Veras... ¿Cómo te lo explico para que lo entiendas? —Kat se quedó unos segundos en silencio, buscando las palabras correctas para evitar revelar información delicada y joder más las cosas con su familia—. Esta mañana he conocido a toda mi familia materna. Hasta hacía apenas uso días, ni si quiera sabía de la existencia de estos. Así que la relación con estas es... neutra... Pero, en clase he hecho algo que podría haber dañado a mis primas menores y una prima de mi edad me lo ha echado en cara. Ella estaba jodidamente enfadad y terriblemente dolida porque ni siquiera pensé en mis primas menores antes de hacer lo que hice. Por lo que he hecho, voy a estar a malas con mi prima.

—Pero tu no tienes la culpa. Las acabas de conocer. Es normal que no las tengas presente en todo lo que hagas. Supongo que ellas comprenderán lo que ha ocurrido, aunque no me hagas mucho caso. Esto es mejor que lo hables con alguien que sepa más del tema familiar y no conmigo.

—Hasta que mi padre vuelva a casa aun queda. ¿Me puedo quedar contigo charlando?

—Vale.

Un nuevo comienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora