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Con un comienzo horrible el lunes, despertándose de nuevo con tos, sangre y pesadillas, Valentín estaba temblando ligeramente cuando Facundo vino a buscarlo.
Valentín miró su plato que Cristian había puesto delante de él. Su estómago estaba retorcido por el hambre, pero no se atrevía a comer nada.
"Valentín, necesitas comer algo..." instó Facundo, "Tambien deberias tratar de calmarte. Me parece que tu tos es el problema. Solo necesito revisarte los pulmones,la garganta para saber que esta mal. Capaz solo necesitas jarabe para lo tos"
Esto pareció ayudarlo un poco y el antiguo gatito comenzó a comer. Se las arregló para tragar algunos bocados de todo, pero solo lo suficiente para satisfacer su estómago y la gente que lo rodeaba. Una parte de él deseaba poder estar con Agustín mientras le hacían el examen, pero entonces solo tenía que recordar esas terribles palabras que había dicho el ojiclaro.
Nahuel le deseó suerte y lo despidió mientras Facundo salía del camino de entrada con Valentín en el asiento del pasajero.
"No te preocupes, Valentín..." susurró el veterinario.
El pelirrojo asintió, se recostó en el asiento y cerró los ojos. Antes... él había sido el que intentaba convencer a Agustín de que estaba bien, ahora él era el que temblaba, preocupado por el hecho de que estaba escupiendo sangre.
Llegaron al edificio y Valentín se puso nervioso. Por supuesto que debería haberse dado cuenta de que era una tienda cercana a las oficinas donde trabajaba Agustín. Afortunadamente, Agustín no estaba en la allí cuando entró con Facundo, sin embargo, Juan estaba caminando por los pasillos.
"¡Valentín!" el peliplateado frunció el ceño y se acercó.
"Buenos días, Juan". Facundo agarró la manga del pecoso para impulsarlo.
"Espera... Agustín te está buscando-"
"Ni siquiera lo nombres". Valentín siseó, "Seguí adelante. ¡Me mudé! ¡Soy tan humano como vos o Luka! ¡Tengo derechos! Así que déjame en paz... No quiero tener nada que ver con él" Valentín caminó rápidamente con Facundo a su oficina. Se negó a llorar.
