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El viaje a través de las montañas transcurre sin incidentes, siendo más largo y silencioso de lo que esperaba dándole el tiempo suficiente para pensar una y otra vez lo que de decidió para él, para su vida y lo importante que era aquella unión arreglada para su clan.
Un silencio que en su mente estaba presente pero en su alrededor no, especialmente por sus padres que eran los que se mostraban ansiosos y parlanchines anticipando la llegada a los territorios del clan Kim.

Ignoró todos y cada uno de sus comentarios y chistes sin sentido fingiendo dormir a su lado para que no lo involucraran en sus pláticas.

— Hemos llegado.— anuncia su padre desde su lugar.

Nota lo emocionada que esta su madre por estar en tierras nuevas y de un estatus diferente al suyo, de emparentar con uno de los grandes líderes de clanes, sabe que una de las razones que incluyo mucho en esta unión fue el dinero y el estatus que representaría ser parte de la familia Kim, el clan más respetado de la región, pocos lograban asistir a alguna de sus fiestas o reuniones, ni pensar en hacer negocios con ellos. Demasiado importantes e imposible de entablar una conversación de más cinco minutos.

Los rumores se esparcian rápido cuando se trata de alguien tan importante e influyente entre los clases.

— ¿Sabías que obtienen su riqueza de la venta de sus productos a la ciudad?  Tienen una gran extensión de tierra y manos para producir, estoy segurs de que aprenderás todo al respecto.— asiente no muy convencido de lo que escucho de su madre, sigue en las nubes de pensamientos que no logra pensar algo más.

Una barda gigante y larga rodea todo a su alrededor y está a su vez protege grandes tierras de cultivo, muchos más grandes y verdes que las que hay en su clan. Parcelas llenas de vegetales, frutas y granos en grandes cantidades que apenas y llegan a apreciar desde su posición pero que se extienden más allá del horizonte y que le hace imposible ver el final de ellas.

Entre más avanzan aprecia mejor el verde de las parcelas y de la gente labrando en ellas, algunos con cestos juntando las verduras y frutas, más al fondo los establos de una gran finca, caballos, borregos y reces que en su clan no hay porque es demasiado caro el mantenerlos. Es por mucho más grande ese establo que su propia casa y las parcelas de su clan juntas.

Medio kilómetro después las casas se hicieron presentes, coloridas y acogedoras, del mismo tamaño y estructura pero con colores cálidos y diferentes, diseños y flores que decoraban la fachada, el camino dejo de ser tierroso para ser remplazado por uno de grava roja haciendo aún más pintoresco el paisaje. Pequeños negocios luciendose frente a las casas. La gente lucía igual a la de su clan pero al mismo tiempo se veían tan diferentes, como si no fueran parte de un clan como al que él y su familia pertenecía. Lucían y se veían diferentes y no lograba entender porque los veía así.

Minutos más tarde la camioneta se detuvo, unas rejas largas de madera pintadas de blanco impidieron el paso, más que decoración que por protección.

Su padre salío a hablar con uno de los hombres que estaba ahí, el que después de un intercambio de palabras los dejo pasar, la entrada la conducía una vereda de grava gris con flores y plantas a lo largo del pasto verde.

— Luce tan bonito.— comentó su madre apenas se detuvo el vehículo. Los nervios haciéndose presente en su cuerpo.

Había dicho que podía pero realmente lo estaba dudando.

Bajan frente al la puerta color cedro, al final del camino que los guío, no tardan ni dos segundos en ver el alrededor de la propiedad cuando la puerta fue abierta, dejando ver aún par de sirvientes sosteniendo ambos lados de la puerta, misma que se abrió de ambos lados..

Su padre lo empuja ligeramente del hombre instandolo a avanzar, duda pero avanza, escuchando los pasos de sus padres a su espalda.

El interior es blanco, demasiado blanco con muebles de madera y cortinas blancas, un aroma dulce apenas perceptible llega a su olfato.

El sonido de zapatos llenan la habitación apenas dan los primeros cinco pasos cuando una mujer omega delicada y muy bonita aparece en el otro extremo del pasillo a su lado la acompaña un hombre alfa alto e imponente que debe ser su compañero, más alto que su padre y mucho más intimidante.

— Sean bienvenidos, por favor sientanse cómodos.— dice la mujer omega.— ¿Fue agradable el viaje?

— La vista fue muy hermosa, gracias.— escucha paciente el intercambio de su madre con esa bella mujer, no sabiendo que debe decir o si tiene permiso comentar algo.

— Nosotros ya nos hemos conocido antes, en cambió lo correcto es presentarnos ante su hijo, Soy Kim In Na y él es mi compañero Kim Hyun Min.

El hombre le sonríe con un humor que incomoda le incomoda hasta el alma por alguna razón.

— Soy Kim In Na un placer conocerte, por supuesto, Min Yoongi.—  se apresurado a estrechar su mano seguido de una reverencia evitando mostrarse altanero como probablemente su rostro denota, no es su intención pero es difícil ocultar su disgusto.

—Es bueno verlos de nuevo.— pronuncia su madre haciendo que el incómodo momento no sea tan evidente. Espera que así sea.

—Nos sentimos honrados de darle la bienvenida a nuestra familia, Yoongi.—mira a su madre y después a su padre como buscando la aprobación para decir algo, nunca ha sido así en su vida pero por alguna razón y en esta ocasión lo hace, realmente perdido.

—Encantado de conocerlos, Alfa y Omega Kim. Mi nombre es Min Yoongi, segundo hijo de la familia Min, espero conocer a su hijo.— trata de ser gentil y educado, de evitar mostrar el malestar en su voz y no dejar en malos términos a su familia, siendo esta la primera impresión que da frente a los líderes del clan Kim.

—Mi hijo.— expresa la señora Kim, ofreciendo una sonrisa tranquila y recatada, luce sumisa y delicada; la imagen de lo que debería ser un omega según las creencias de eras pasadas cuyas ideas todavía parecen omnipresentes en el tejido de la sociedad moderna a pesar de los grandes esfuerzos de las nuevas generaciones.

Aun así, si está interpretando el papel de la esposa omega tradicional, hay una emoción en sus ojos y rostro que dicta todo lo contrario, una máscara que oculta sus intenciones y eso le provoca desconfianza.

—Taehyung está esperando en el salón de recepción. — Informa el alfa Kim señalando con su cabeza la dirección de aquella habitación.

Tehyung. Su futuro esposo se llama Kim Taehyung.

Realmente no sabe que decir, por lo que voltea hacia su madre buscando ayuda.

Ella se apiada de él y da un paso adelante, alejándose de su padre.—  ¿tal vez nosotros deberíamos discutir los preparativos ahora, para asegurarnos de que todo saldrá exactamente como esta planeado? Mientras nos encargamos de eso, nuestros hijos pueden pueden conocerse?

—Suena correcto.— dice la Omega Kim hacía su persona.— Es por aquí, Yoongi, detrás de esas puertas te está esperando mi hijo Taehyung.

Hace un gesto detrás de ella y él asiente.

— Cuando estés listo, entonces.— dice la Omega Kim guiando a sus padres a otra habitación.

Traga pesadamente y mira fijamente la puerta frente a él, demasiado grande y al mismo tiempo tan delgada provocandole nerviosismo. Da un paso adelante y siente sus piernas flaquear  no entiende porque se siente de esa manera, siempre ha sido seguro de sus acciones, firme el hablar y de expresarse con mal humor pero lo suficiente maduro para saber dónde y cuando comportarse como dicta su linaje, ¿Por qué ahora se siente así? Es cuando más debe mostrar quien es, independientemente de sí lo acaban de comprar para que se aparee con su hijo,

Sabe que no hay vuelta atrás, así que toma aire una vez más llenando sus pulmones de oxígeno, dándose el tiempo de tomar fuerzas y encarar su destino.

Luceros vacios 💜 YoontaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora