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Los nervios atacan cada parte de su cuerpo mientras espera sentado a la orilla de la cama a su esposo, las manos le tiemblan bajo las mangas holgadas de su camisón mientras el frío de la noche entra por el ventanal herizando su cuerpo, que ansioso se impacienta por la llegada de su esposo.

Horas antes su madre le informo que debía intimar con su esposo está noche y por ello estaba a la espera de que esté llegara para poder cumplir sus obligaciones

Incluso fue preparado para ese momento como lo hicieron en la noche de bodas; fue lavado, perfumado y arreglado para cumplir con sus deberes maritales.

Tiene miedo de que su esposo llegué e ignore sus intenciones, no sabría cómo reaccionar si eso llegase a rechazarlo.

Peor aún si su madre se llegase a enterar que no logró hacer que su esposo intime con él esa noche, lo va a reprender de una manera que ya conoce bien apesar de estar casado.

No será impedimento para castigarlo si no llega a cumplir con la orden impuesta.

Se acomoda correctamente sobre la cama al escuchar la puerta ser abierta, espera impaciente el saludo de llegada de su esposo sabiendo que hasta ese momento su esposo le avisa en forma de saludo que ha regresado.

El corazón le late fuertemente en el pecho al no escuchar el saludo de su esposo, le inquieta el escuchar la madera protestar bajo los pasos de ese alguien adentrándose a la habitación.

— ¿Esposo mío? — Susurra con nerviosismo al no lograr reconocer los pasos de aquella persona, el miedo apoderándose de su cuerpo con la ansiedad incrementando a cada segundo.

No hay respuesta a su llamado asustandose, nadie más que él o sus padres entran a la habitación sin tocar, incluso su esposo toca cuando llega.

Su respiración se agita por el miedo y incertidumbre de aquella persona que se metió a su habitación.

—¿Qué es lo que llevas puesto? — se congela con miedo ante dicha cuestión, cambiando sus emociones de miedo a preocupación y temor por lo que su esposo le acaba de cuestionar. — ¿Haz sido tú quien escogió el atuendo?

Desconoce totalmente el tipo de ropa con la que fue vestido minutos atrás, solo sintió que fue vestido y perfumado para satisfacer a su esposo esa noche.

Sentía suave y delgada la tela de su cuerpo pero nada más, realmente no sabía si era adecuada o no para el.

Pero el tono que reconoció de su esposo fue notable, quizás disgustado por lo que traía puesto.

— ¿Hay algo mal con ella, esposo? —pregunta en un susurro temeroso y asustado por la respuesta que le puede dar su esposo.

Y por no entender qué tiene su ropa, por desconocer si es inapropiada para los ojos del alfa Min.

Quizás lo era dada la pregunta y su notó de voz.

— Ponte algo cálido, el frío de la noche puede hacer que enfermes.— Comenta su esposo provocándole una pequeña incómodad que se instala en su cuerpo.

Se averguenza por todo a la vez, más aún por hacer que su esposo se preocupe por su salud de esa forma y se disguste por el tipo de vestimenta que porta.

Se levanta con torpeza sintiendose tonto por la incómoda situación a la que fue expuesto, sus pasos son torpes a pesar de que conoce perfectamente cada rincón de la habitación, busca a través de su armario algún abrigo que calme la vergüenza de su cuerpo y la de su Omega que se acurruca en su interior avergonzado por su torpeza y nerviosismo ante la presencia de su esposo que intuye no se encuentra de buen ánimo.

Luceros vacios 💜 YoontaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora