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Los nervios estaban a flor de piel haciendo que su estómago doliera por el estrés de la situación a la que estaba siendo sometido.

Desde que abrió los ojos en los primeros rayos de sol fue invadido por muchas manos distintas en busca de vestirlo con el traje de bodas y maquillaje, arreglos que eran importantes para cualquier novio, especialmente él, su familia se encargo de que todo en él fuera espectacular, mejor que cualquier otra boda de la ciudad. Debía ser está la primera y última vez que iba a representar al clan Kim ante todo el mundo, está sería la primera ocasión en ser el centro de atención en una fiesta tan importante y posicionada dentro de los clanes y de su familia que desde hace bastante tiempo debió de dejar de ser la burla por su culpa. Y la última vez en presentarse en público para dejar de ser la burla de un clan tan importante como era el suyo, presentarse ante los clanes como Omega casado dejaría de ser tema de conversación en las fiestas y reuniones, quizás ahora sería menos juzgado como ahora lo era.

Ser un Omega viejo, primogénito y con su problema era un castigo para su familia, para sus antepasados y toda la línea sanguínea que corría por sus venas.

Casarse a los treinta años no era aceptable para nadie digno de una familia tan importante para la suya, la vergüenza y la deshonra rodeó su vida desde temprana edad recayendo en su clan por no casarse cuando correspondía y mucho menos tener un heredero que portara la siguiente línea de sucedido como dictaban las tradicionales y que lamentablemente no sucedería dado que esa labor sería dada a su hermana menor quien era la que heredaria el liderazgo del clan.

Las esperanzas de dar un hijo alfa varón sano eran pocas para alguien como él que perdió las esperanzas de honrar su linaje y si familia, esté matrimonio apaciguara las habladurías y los rumores que lo rodeaban, chismes que lo describían como alguien sin corazón, altanero y prepotente, descripciones que cada día más se hacían más fuertes y constantes, todos los afines al clan murmuran a grandes voces su incapacidad de relacionarse por su carácter; un carácter que se tuvo que crear y que lo obligaron a crearse cuando se encontraba con alguna otra persona que no era su familia cercana, ni siquiera sus primos o tíos sabían lo que realmente era, lo que se oculta detrás de las paredes de su hogar. La deshonra de su vida.

Contiene el llanto que se avecina ante la realidad que se encuentra a pasos de dar, no puede llorar ante la aproximidad de los sucesos que marcarán una etapa en su vida, un paso tan grande y pesado que no sabe que tan daño le puede causar, que tantos problemas le cause el acoplarse con ese alfa Min. Ni siquiera puede llegar a imaginar lo que le hará cuando se de cuenta de que fue engañado por su familia para desposar a alguien como él, alguien defectuoso y poco favorecido en la vida.

Recompone su postura al escuchar pasos acercándose a él, más de un sonido al caminar. Se mantiene recto y con la cabeza en alto a lo que le espera al salir de su habitación, la decisión que ya estaba tomada.

— Joven amo, es momento de salir — reconoce la voz de su sirviente personal sabiendo que el momento llegó.— Su padre lo está esperando en la puerta de entrada.

Asiente con resignación sabiendo que su padre estaba ahí por las costumbres y tradiciones que se debían llevar a cabo al pie de la letra. El cálido tacto de su sirviente reposo en su brazo guiándolo a la salida anticipando lo que podría suceder al poner un pie frente a la los invitados.

Los latidos erráticos de su corazón le asustaban al grado de temer que alguien más pudiera oírlos sin mucha dificultad, cada paso que daban sus piernas lo acercaban al bullicioso espacio donde se llevaría a cabo la ceremonia, podía escuchar murmullos y música mezclarse de manera que no pudiera escuchar algo entendible.

— Hasta aquí, me hare cargo ahora — un escalofrío rápido rápido recorrió su cuerpo al escuchar la voz de su padre y que percibir el aroma a alfa que conocía muy bien.

Uno de los únicos aromas de alfa que podía tener cerca, el único que conoció durante cada día de si vida.

—Todo el clan Kim está presente para la ceremonia, tus primos y tíos llegaron está mañana haciendo acto de presencia así que es probable que se acerquen a felicitarte. Los líderes de clanes están aquí por lo que al final de la noche voy a presentarte a ellos, tienen curiosidad por conocer el miembro mayor del clan.. que es un Omega varón.—la información dada en un murmullo fue lo menos agradable posible, podría descifrar el desdén y prisa con la que si progenitor le informaba lo que iba a suceder.

Lo presentable que debía ser ante los invitados para que no dejar en malos términos el matrimonio que se le impuso, el momento más importante de su familia está en sus manos y debía actuar conforme a lo que le había sido inculcado desde más joven.

Lo que débil hacer si se hubiese casado conforme a la edad correspondiente.

El sonido de la música llegó a sus oídos al dar los primeros pasos en dirección a su destino del brazo de su padre, quien lo sentía tenso y estresado por la situación. Un momento incómodo para todos en su hogar.

— Sonríe, demuestra la felicidad de por fin ser desposado y de dejar en alto al clan Kim.— ordenó su padre en un susurro guiándolo más cerca de quién seguía su esposo.

Un esposo que era un total desconocido y que, quizás, lo odiara al llegar la noche. Que descubriera realmente sus defectos una vez que estuvieran casados o quizás ya lo sabía pero el dinero de su padre evito que le dijera algo, no sabía cómo exactitud. Quizás más tarde mandaría a jimin a investigar al respecto.

Luceros vacios 💜 YoontaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora