⤿❀Capítulo 31

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—Déjalos, deben estarse besando en algún lugar.

—No pueden porque estamos jugando.

—Ay, JungHwan, tu que vas a saber de la vida y cosas de adultos si naciste siete minutos tarde.

Los niños se fueron de la habitación sin prestarle atención a su entorno y sin escuchar nada fuero de lo normal, Bobby los siguió de inmediato.

Jimin y Jungkook permanecían en la misma posición. El pobre pelicastaño estaba rojo de la vergüenza por los insistentes roces en su trasero y en su entrepierna por parte de Jungkook.

—Deja de hacer eso si no vas a terminar el trabajo luego.— Jimin advirtió para ponerle alto al chico.

—Hoy quiero terminarlo.

—¿Estás seguro?— trató de verlo sobre su hombro pero la oscuridad no se lo permitió.

—Por supuesto. — los labios de Jungkook rozaron el lóbulo de la oreja de Jimin.— Pero no aquí.

Jimin no comprendía, obviamente él tampoco iba a permitir hacer algo dentro del armario, era un espacio muy reducido para hacer aquellas cosas, además, no estaban solos en casa.

—¿Entonces?— sé atrevió a preguntar.

—Mi papá y mis hermanos irán a visitar a mis abuelos esta tarde.— mencionó alejando sus manos del cuerpo de Jimin y abriendo despacio el armario para que la luz entrara.—Regresarán hasta mañana. ¿Puedes quedarte conmigo esta noche?

Los ojos de Jimin se abrieron en asombro, y la emoción surgió desde el fondo de su estómago, evitó sonreír como un tonto para no ser más evidente su alegría.

—Hmm, no sé, tengo que preguntarle a mi madre— dijo indiferente como si no estuviera temblando y gritando internamente.

—Sabes que dirá que sí.

Ambos salieron del armario quedando en la completa luz, el rostro de Jimin estaba rojo y sus labios mordisqueado por sus propios dientes.

Jungkook tomó la palabra ante la presencia de la señora Park, con algo de nerviosismo porque sabía perfectamente que la madre de Jimin tendría de inmediato una idea clara de lo que Jimin y él harían estando a solas. Era más que obvio.

—¿Entonces estarán solitos en casa?— la madre de Jimin preguntó curiosa.

—Eh, sí, estaremos solos.— las manos de Jungkook comenzaban a sudar.

—Bien.— asintió paulatinamente ocultando con esfuerzo la sonrisa que quería formarse en sus labios.—Por mi no hay problema.— se encogió de hombros, Jungkook sonrió aliviado.— Solo te pido que no me mandes cojo.

Y la sonrisa se esfumó.

—Mamá.— Jimin advirtió con pena.

—No crean que soy tonta.— los encaró divertida preparada para hacerlos pasar vergüenza. —Sé lo que van a hacer.

—No sé de qué estás hablando.— Jimin buscó una escapatoria ante la incomoda conversación que se avecinaba.

—¿Por quién me tomas, Park Jimin, por quién me tomas?— negó con su cabeza.

—Bueno, yo creo que tengo que irme.— Jungkook trató de fugarse, no quería ser blanco de burla para la señora Park.

—Estás huyendo.— la madre de Jimin lo detuvo inmediatamente.

—No, señora, Park, no estoy huyendo, es que tengo que ir al supermercado a comprar unas cosas que me pidió mi padre.— rascó su cuello con nerviosismo.

La señora Park rió suave e hizo un ademán con su mano indicándole a Jungkook que podía irse.

—Compra condones también.

Jungkook casi cae al suelo cuando tropezó con torpeza provocando que sus pies se enredada en la alfombra y trastrabillara como un tonto.

—No puedo creer que siendo un adulto te pongas tan nervioso por algo trivial.— agregó la señora Park con burla.—¿Qué no lo han hecho ya?

—¡Ay no! Yo también me voy contigo.— dijo Jimin siguiendo a Jungkook.

—¡Esperen! Tengo que hacerles una lista de lo que deben comprar para esta noche.

Se habían ido, ambos muy avergonzados.

—Tú madre nos seguirá molestado con esto, ¿verdad?— Jungkook estaba apenado, sabía que la señora Park era una mujer muy peculiar en ese aspecto.

—Tranquilo, ya se le olvidara.— alentó Jimin sobando ligeramente la espalda el chico.— De aquí a unos diez años, más o menos... ¡ouch!— se quejó al sentir el escozor en su trasero, Jungkook le había dado una nalgada, en medio de los pasillos del supermercado.

—¿Te dolió?— preguntó sin mirar al chico y prestandole más atención a las cajas de leche en los estantes.

—No soy de palo.

—Me gusta ese tipo de cosas.— dijo con un aura extraña viendo al fin a Jimin.— Espero estés preparado para recibir más en unas horas.
Jimin soltó una risa nerviosa pero le daba demasiada curiosidad.

Después de comprar lo que el señor Jeon había pedido, los dos chicos se despidieron de los otros con entusiasmo. Los gemelos abrazaron a Jimin al mismo tiempo, como si se fueran a ir por un año.

—Te voy a extrañar mucho, Jimin.— JungSeok se alejó del mayor y caminó hacia el auto.

—Yo también.— JungHwan también emprendió camino.

—Se irán solo por unas horas, son tan exagerados.— Jungkook se acercó a Jimin y lo abrazó por la espalda, recargando su barbilla en el hombro izquierdo del pelicastaño. Ambos vieron como el auto se iba alejando cada vez más, hasta que desapareció por completo.

Jimin mantuvo su vista fija en la carretera, reparando en lo que se avecinaba, ¿realmente había accedido así de fácil? Recordó que fue él quien le sugería todo el tiempo al pelinegro hacerlo, ahora se sentía demasiado nervioso. Trató de bloquear sus pensamientos y dejarse llevar, de todos modos, ya eran unos adultos.

Se adentraron a la casa de Jungkook en silencio, pero era algo incomodo, sobretodo para Jimin. Se maldijo mentalmente por su repentino sentimiento.

—Hay que cocinar algo para comer.— propuso Jungkook notando en el rostro serio del contrario, la incomodidad que empezaba a sentir.

Mi vecino es un TONTO ⤿❀ | kookMin | +18 TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora