03

362 46 8
                                    

—¿Que fue lo que ocurrió? -preguntó Mick en cuanto despertó.

—Te tropezaste, caíste y te abriste la cabeza.

Mick volvió a bufar por enésima vez en el día. —Soy un idiota.

Su médico personal se acercó a el, lo tomó por los hombros para que este lo viera. —No es así Mick, no eres ningún idiota y no es tu culpa vivir de esta forma.

—Quiero desaparecer sin más.

—Si sigues diciendo cosas negativas me veré en la necesidad de programarte nuevamente citas con tu psicóloga.

Mick se alzó de hombros para luego girarse y darle la espalda al mayor.

Charles suspiró, desde que le encomendaron ser el médico personal de Mick había vivido en sinfín de discusiones con el menor, pero siempre terminaba ayudandolo a seguir adelante, después de todo el cariño era mutuo, después de tantos años estando allí.

—Ya estás bien, sólo tienes que descansar, tendrás más vigilancia por un par de semanas mientras la herida cicatriza, ¿de acuerdo?

Mick asintió sin más.

—Por cierto, el chico con el que te encontraron desmayado hace rato te trajo esta bandeja con tu almuerzo, al parecer te mandó tu comida favorita, y eso que esto no lo dan en esta cafetería -rió levemente.

Mick fingió ignorarlo, pero enrealidad lo estaba escuchando.

—Será mejor que lo comas antes de que se eche a perder. -fue lo último que dijo antes de salir de la habitación dejándolo solo.

...

—Veo que te topaste con Mick -dice Daniel en cuanto su amigo se sienta frente a el y su novio.

Lewis asiente. —Mi hermano hizo que tropezara con su patineta.

Daniel estuvo aguantándose la risa, pero al final no pudo más. —Mick es muy distraído, pero seguro que se pondrá bien.

—¿Lo conoces?

—Casi cumpliré un año aquí en el hospital desde que llegué, y el ya estaba aquí desde antes -le contó.

—Entiendo.

—¿Por que preguntas?

—Simple curiosidad. -dijo para levantarse de allí.

—¿A donde vas? -le preguntó.

—Vine a visitar a mi madre -le recuerda.

Era verdad, antes de que lo internaran en el hospital se la pasaban tan ocupados por estar en partidos y ese tipo de cosas. Daniel y Lewis terminaron conociéndose cuando entraron al equipo nacional de voleibol de Inglaterra. Pero Daniel tuvo que salirse después de solo haber estado dos años en el equipo, le diagnosticaron una enfermedad sin cura, y ahora esos momentos inolvidables en la cancha solo eran recuerdos, sin más. Lewis mientras tanto visitaba a su amigo cada cuando podía, pero comenzó a venir casi a diario en cuanto sus prácticas terminaban para visitar a su madre.

Recientemente le habían diagnosticado leucemia, y ahora Lewis no pensaba en alejarse de ella, se sentía culpable, desde que entró a la preparatoria y se graduó no compartía tiempo con su madre. Y ahora que podría perderla en cualquier momento, eso le lastimaba demasiado. No podía imaginarse en un mundo sin ella, no después de que a los cuatro años de edad su padre los abandonara.

—Le mando saludos -sonrió Daniel.

Lewis se giró para regresarle una misma sonrisa. Le dio una suave palmada en la espalda en forma de despido. Después se giró para continuar su camino. Pero se detuvo en cuanto escuchó a su amigo toser fuertemente.

Hold me; hamick. AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora