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Lo bueno de estar internado en el hospital por una enfermedad no terminal grave era que podías salir cuando quisieras, claro estaba que con un permiso anticipado. Pero Mick no lo tomó en cuenta. Lewis lo ayudó a salir en secreto. Después de todo ver a una persona con cubrebocas, gorra y lentes de sol no permitiría saber en realidad de quien se trataba. Aunque claramente si conseguirían miradas.

Ya se encontraban dentro del automóvil, riéndose juntamente y tratando de tranquilizar su respiración, después de todo estaban agitados por haber corrido cuando el hermano mayor de Mick lo reconoció en un momento mientras trataban de salir ya que chocaron con el, se le cayeron los lentes, este los levantó para pasárselos y en cuanto sostuvieron mirada allí lo notó.

—Espero que esto no te cause problemas -admitió Lewi para encender el motor del auto y ponerse en marcha.

—No lo creo, o bueno, eso espero -rió suavemente.

En todo el camino se mantuvieron en silencio, pero aveces se escuchaba a Lewis tarareando la canción que se escuchaba en la radio, y tamborilear con sus dedos el volante. Mientras Lewis no despegaba su mirada del camino, Mick estaba igual. Pero en realidad a lo que no le quitaba la mirada de encima era al mayor. Sus cabellos oscuros rizados como usualmente solía asistir a sus partidos, sus ojos enormes cafés, sus largas y enchinadas pestañas, sus labios, su piel, sus tatuajes, todo en el lo mantenía cautivado sin querer apartar la mirada. Su cuerpo bien ceñido dentro de esos jeans negros ajustados. Junto a ese enorme hoodie, se veía calentito.

En ese momento recordó que el no salió con algo adecuado. Simplemente con un suéter delgado y unos pants negros. Seguro en la noche moriría de frío. Cuando sintió el auto detenerse pensó que ya habrían llegado y desabrochó su cinturón de seguridad aún sin apartar la mirada del mayor. Lewis se inclinó al instante hacia el para volver a colocárselo, quedando en una distancia corta entre ellos. Mick mantuvo la respiración por inercia, mientras que Lewis acercó su mano para acariciar con suavidad desde la cíen del menor, por sus mejillas y hasta terminar en su mentón. Sonrió al ver la tierna expresión que el menor le mostraba, se acercó un poco más. Mick cerró sus ojos al instante, se sentía nervioso, pero por alguna razón no pensaba en alejarse ni un centímetro.

Lewis estuvo por depositarle un beso en su mejilla, hasta que el claxon de un automóvil los sacó de esa pequeña nube. El mayor se alejó al instante aclarándose la garganta mientras que Mick se sacaba la gorra para desordenar su cabello y volteaba hacia fuera por la ventana de su lado. Sintiendo como sus mejillas se calentaban para tomar un color carmesí.

Lewis continuó conduciendo después de eso ya que el semáforo había cambiado en el momento que estuvo cautivado por el menor. Volteó de reojo rápidamente hacia el menor, notando como se cubría las mejillas con sus manos mientras volteaba hacia la ventana. Logró sacarle una sonrisa al ver las pequeñas y tiernas cosas que el menor hacía.

...

El tiempo pasaba y todavía no llegaban, había tráfico debido a un posible choque. Mick estaba algo aburrido por el silencio dentro del auto, así que pensó en sacar algún tipo de conversación interesante para relajar el ambiente.

—¿Piensas jugar voleibol con jeans? -bromeó.

Lewis se recostó un poco en el asiento para estirarse mientras pisaba el freno estando allí en el tráfico. Miró la hora en su móvil y maldijo mentalmente. Estaba seguro de que llegaría tarde, hasta quizás y solo alcanzaría a jugar en el segundo set, así que no tendría tiempo de cambiarse en los vestidores. —¿Sabes conducir? -preguntó pensando en una idea.

Mick abrió los ojos de par en par.
—Amm si, bueno, eso creo.

—No te escuchas muy seguro.

—Quiero decir, se hacerlo, solo que llevo tiempo sin hacerlo. -mejoró su respuesta.

Hold me; hamick. AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora