Hold me; hamick. AU

05

—Mickey, ¿que estas viendo? -preguntó el médico en cuanto entró por la puerta.

Ya habían pasado otras dos semanas desde que Mick había comenzado a evitar a Lewis en cuanto vio esa escena del chico alto de cabellos castaños.

El menor cerró la computadora en cuanto sintió la presencia detrás suya. No podía permitir que leyera esas estupideces que el estaba investigando para darle celos a Lewis. Una de las cosas tranquilas que leyó fue que debía mostrarse mas cariñoso con la persona que escogió para darle celos al contrario. Debía intentarlo, después de todo no seria muy complicado, ademas no sería algo ilegal, el ya es mayor de edad.

—¿Por que no me cuentas lo que veías? ¿Acaso es algo indebido? -bromeó el médico sentándose en el sillón para después empezar a leer en su iPad los artículos médicos del día. Pero se detuvo al instante en que sintió el peso del menor sentarse encima de su regazo. Dejó el dispositivo a un lado, bajó su mirada, pero el menor no lo estaba viendo, simplemente estaba escondiendo su cabeza en su pecho. —Mickey, ¿que estas haciendo? -preguntó tomando una gran bocanada de aire. Era su médico, no podía empujarlo, ni hacerle daño, pero menos relacionarse de una forma más íntima con uno de sus pacientes.

El menor se alzó de hombros aún allí en la misma posición, sus piernas rodeaban la cintura del médico.
—Solo quería un abrazo. -no era mentira del todo, los abrazos que recibía del médico eran tan suaves y cómodos, que normalmente lo abrazaba unas dos o máximo tres veces al día.

—Lo entiendo Mickey, pero esta no es la mejor posición para abrazar a una persona, anda baja. -le pidió.

El menor se removió encima suyo, sin querer zafarse del agarre, se sentía cómodo estar allí. Pero como Mick era tan inocente no sabía lo que estaba ocasionando en el mayor. Este mordió su labio para contenerse de soltar algún ruido extraño, tomó al menor por la cintura, se levantó con el encima suyo, el menor se agarraba a su cuello, mientras que el lo sostenía por las piernas para que no se cayera. Se dirigió hasta la camilla, se inclinó para dejar allí acostado al menor, pero este no se soltaba del agarre y terminó por tumbarlo encima suyo.

—Me gusta estar así Charles, quédate un rato más -pidió.

Leclerc suspiró. No podía hacer más nada, después de todo el menor estaba abrazándose con sus piernas a su cintura y lo mantenía rodeado por el cuello. Solo esperaba a que nadie entrara en ese momento, ya que esa posición podría malinterpretarse.

Los minutos pasaban y Mick no lo soltaba. Comenzaba a necesitar alejarse, sentir el exquisito aroma del menor por estar literalmente encima suyo, los roces de sus cuerpos. ¿Acaso Mick tampoco podía sentir ese tipo de sensaciones? Porque el ya estaba perdiendo la cordura.

—Ya pasó ese rato, debo ocuparme de algunos asuntos, ¿me dejas ir? -pidió.

Después de todo el monegasco estaba en asuntos de quizás empezar una relación amorosa real, ya que pasar tanto tiempo con Mick su paciente comenzaba a asfixiarle al punto de pensar que se sentía atraído a el. Claro que el menor era completamente atractivo, esos hermosos ojos azules únicos y su lindo cabello rubio, su suave y blanca piel, todo lo mantenía loco.

—Charles. -Mick mantuvo ahora sus manos alrededor del cuello del mayor encima suyo, lo soltó de su agarre con las piernas y ahora el mayor estaba en medio de ellas. Otra posición aún muy comprometedora.

Charles alzó la mirada, cruzándose con la del menor. Quedó expectante.

—¿Estas saliendo con alguien? -preguntó de golpe.

El mayor abrió los ojos de par en par por la sorpresa que le causó esa pregunta, lo había tomado completamente desprevenido, no lo había esperado.

Charles negó.—Todavía no. -fue sincero. Ya que apenas llevaba semanas de intentar algo aún con el chico que había llamado su atención desde que se conocieron, pero hasta ahí ya que este se había mudado hace tiempo a otro continente.