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—Soy un completo idiota. -se quejó mientras escondía su cabeza bajo la almohada.

...

—¿Quién te dio permiso de llamarme de esa forma? -preguntó cruzado de brazos.

—Bien, si no te gusta siemplemente no te volveré a dirigir la palabra. -mencionó mientras caminaba hacía la camilla, tomó el balón y se giró para retirarse de la habitación.

—Lewis, espera -pidió Mick, pero este simplemente salió por la puerta ignorándolo.

...

—Aveces te comportas como uno realmente -bromeó el médico después de haber estado allí y escuchar sus quejas.

—Oh, estabas allí.

—Ahora, ¿porque te menosprecias de nuevo?, me estás incitando a mandarte con la psicóloga.

—Es que lo soy, yo mismo termino alejando a las personas.

—Eso no quiere decir que lo seas Mickey, solo tienes miedo ya que padeces de una enfermedad y no sabes cuando podría ser tu último día -menciona el sentándose junto a la camilla.

Mick sacó la cabeza de debajo de la almohada para ver a su médico personal.

—¿Como sabes que me siento de esa forma? -preguntó confundido.

—No es que lo haya adivinado, después de todo llevo atendiéndote desde que llegaste aquí, ya te considero un amigo Mickey -le sonrió levemente para despeinarle el cabello con su mano.

—No deberías -apartó su cabeza.

—¿Por que soy tu médico?

Mick negó. —Por lo mismo de que en algún momento moriré, no quiero lastimarte, ni a ti ni a nadie más-admitió suspirando.

Leclerc rió. Después lo atrajo a si mismo con suavidad para envolverlo en un abrazo. Acarició su cabeza.
—No pienses en el futuro Mick, vive el presente como si fuera a ser tu último día y disfruta la vida -le sugirió.

Mick entendió esas palabras. El médico tenía razón, ¿por que se preocupaba por lo que pudiera acontecer en el futuro? Debía mantener los pies sobre el presente y disfrutar la vida que aún tiene.

...

Hacía ya casi una semana que no había visto a Lewis, quizás y lo estaba evitando, pero aún así el no se rendiría, lo que más quería en el mundo, en ese momento era colocar al menos una vez para el británico. Era lo único que deseaba en esos momentos. Se dirigió caminando lentamente hacia la habitación de Daniel.

Tocó dos veces antes de pasar, encontrándose con una escena incómoda en cuanto entró, Lando estaba sentado en las piernas del mayor mientras se besaban y manoseaban por debajo de las ropas.

—Regresaré después. -cerró rápidamente la puerta y salió. Justo cuando estaba por correr para irse chocó con el cuerpo de alguien más. Sus manos sosteniéndose del pecho del mayor, alzó la mirada encontrándose con la persona que había estado buscando.

—Hola Lewis -saludó, sin separarse del cuerpo del mayor.

Lewis lo alejó con suavidad de su cuerpo sin responder, tomó el pomo de la puerta para entrar allí. Pero fue detenido al instante por el menor que se había colocado frente a la puerta para cubrirla y que no pudiera entrar.

—Muévete.

Mick negó.

—Hazlo.

El más joven volvió a negar.

Hold me; hamick. AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora