𝕼𝖚𝖎𝖓𝖈𝖊

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A la mañana siguiente las nubes eléctricas ya se desvanecieron. Solamente quedan pocas nubes y un sol casi presente en algunos momentos del amanecer. Era como si el huracán hubiera desaparecido.

Leo estaba en el porche sentada en la butaca de madera que había, disfrutando de la brisa fresca. Aún traía la ropa que le prestó Jacob en la noche trayendo igual sus botas de agua. Era bastante temprano por lo que era la única despierta en esos momentos, o al menos eso pensaba.

Su cabeza daba muchas vueltas con la conversación de anoche con Jacob. Le tranquilizaba el haber hablado las cosas con él y saber lo que realmente pensaba, pero lo que no entendía era porque Carlisle le dijo que tuviera cuidado con esto. En cambio ella tenía algo de temor con todo esto, no estaba lista para tener algún tipo de relación, tenía miedo de que el chico de su destino aunque simplemente fueran amigos se alejara de ella por ver fantasmas y saber cómo asesinar un licántropo o alguna criatura distinta. O peor: su pasado. Lo que hizo, lo que le obligaron hacer, lo traumada que estaba y por lo que tuvo que pasar en su niñez. Podría ser lo más agradable del mundo bajo los ojos de los demás, pero solo muy poca gente se ha mantenido a su lado sabiendo la verdad de ella.

Suspirando se pasó los dedos en los ojos, restregandose para evitar llorar. No se podía permitir llorar, menos con esto y con una guerra casi presente.

La puerta principal se abrió, Leo miró por encima del hombro encontrándose a un Jacob adormilado. Ahora iba algo más "abrigado", llevando una sudadera holgada con la capucha puesta, con los pantalones cortos deportivos y descalzo. Estuvo un momento enfocando la mirada hasta encontrarse con ella.

-¿Qué haces despierta? - preguntó mientras se acercaba a ella dándole un ligera caricia en la cabeza y después sentarse en la otra butaca, apoyándose en el respaldo y cerrando los ojos con un bostezo.

Leo se mantuvo mirándolo, admirando su cara soñolienta. No pudo evitar sonreír con ternura, no solo era guapo el chico también tierno.

-Simplemente me desvele - respondió mirando al frente de nuevo, hacia el bosque.

-Te pasa a menudo? - escuchó e hizo una mueca con la boca mientras asentía con la cabeza.

-Últimamente sí - respondió recordando en su sueño como Nakomi le instruyó con la meditación, cosa esencial y primordial como intuicion. La cosa es, que en estos días, ella le iba a visitar cuando durmiera para poder guiarla con las cosas que tenía que hacer durante el día y lo más probable, entrenar en sueños lo que sería un desgaste mental para la menor.

-Se nota, tienes unas ojeras olímpicas - se mofó el lobo y Leo le miró con una sonrisa y ceja alzada. El chico traía la sonrisa en la cara y aun los ojos cerrados.

Subió las piernas en la butaca, para doblarlas como indio en dirección al lobo, apoyando el hombro tanto en la pared como en el respaldo de esta mirando el perfil de este.

𝕴𝖓𝖒𝖚𝖓𝖊 | Jacob BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora