"No me subestimes, me criaron lobos, no ovejas."
Leonnor Hale, o más bien conocida como Leo, se muda al pueblo de Forks junto con Isaac con la ayuda de su tío Peter y su hermano mayor Derek. Después de lo sucedido con el Nogitsune necesita procesar...
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-Bien. Tengo pensado en que esta tarde podríamos ir a dar una vuelta para conocer mejor Forks, por precaución - comentaba Isaac a la que revisaba la guía turística de Forks, la cual tomó el día anterior cuando estaban comprando en el supermercado -. Vaya, hasta hay una playa.
-¿Quién se mete con este tiempo en la playa? - preguntó Leo la vista en la carretera pero con cara de espanto mirando por igual el mal tiempo que hacia, hasta tenía frio. Conduce esta vez ella en dirección al instituto por petición del rubio el cual aún estaba cansado de estar casi todos los días estar conduciendo él.
-Yo podría - comento llevándose una mirada rápida y mal de parte de Leo - Que? Tengo una temperatura alta y no me afecta. Ni que fuera a entrar en una hipotermia como tu.
-Que seas un hombre lobo no te da derecho aprovecharte de tus cualidades a la vista de todo el mundo Isaac. Tienes que tener cuidado, ser precavido - recordó mientras que Isaac hacía burla con los ojos en blanco.
-Eres una aburrida - sentenció pero se quejó al poco rato sobándose el brazo mientras la miraba entre sorprendido y molesto -. Pero no me pegues!
-No me hagas burla - le ordenó y le miró divertida.
Este rodó los ojos haciéndola sonreir un poco en el proceso. Al poco rato llegaron a lo que sería su nuevo instituto. Leo se percató que aclamaba más que una mirada con su viejo Jeep gris oscuro. Aparco donde pudo y se giró para ver a su hermano que tenía cara de confusión mirando el lugar.
-Nervioso? - le pregunto y él negó con la cabeza.
-No, sólo...siento algo raro.
Leo frunció el ceño en confusión pero decidió dejarlo estar para bajar tomando su mochila. Dio la vuelta al coche para ir junto Isaac que al poco bajaba también, que una vez cerró la puerta este puso el seguro. Se dio el lujo de mirar a los que serían sus nuevos compañeros que no les quitaban la mirada a ninguno de los dos, lo cual era algo irritante como incómodo.
Giró la cabeza para ver a su hermano el cual estaba olfateando algo hasta que se tapó la nariz como si hubiera olido algo irritable mirando en una dirección en concreto. Miró también notando un pequeño grupo a lo lejos del parking, mirándolos por igual con confusión y con intensidad. Podía notar como destacaban sus ojos dorados desde esa distancia como la piel pálida, además de que unos eran morenos y otros rubios. Aunque había una, la morena mas bajita, que sonreía en dirección a ella.
-¿Estás bien? - preguntó a su hermano mirándolo de nuevo.
-Huelen a ellos en todo el lugar, es horrible - murmuró para sí a la que se acercaba a la más baja -. Es un olor muy empalagoso como también...los cadáveres que enterraba en las tumbas con mi padre.
Leo no podía estar más confusa que antes. Miró de nuevo en la dirección de aquellos pálidos para volver a mirar al más alto. Le tomó de la mano y se lo llevó lejos del parking entrando en el edificio.
