Teen Romance [Ryusei Satou]

Cinco

—Hola Hayashi—le dijo el moreno a la chica cuando la vio por el pasillo, la había estado buscando por todos lados. Pero esta lo ignoro, como si no estuviera ahí o fuera un fantasma, y continuo caminando.

Todavía estaba molesta.

Ryusei comenzó a caminar detrás de ella, y la llamaba intentando llamar su atención, pero ella simplemente no decía nada. Hasta que finalmente entró al baño de mujeres y no pido hacer nada al respecto. Se quedó esperando afuera. En algún momento tenía que salir.

Y así fue.

Pero volvió a ignorarle por completo.

—¿Podrías decirme que hice mal?—pregunto el chico. Aunque la respuesta era evidente.

—¿Te parece gracioso gastarle bromas así a las personas? Me imagino que si—

—Te prometo que no fue a propósito, yo...—

—¡Deja de seguirme!—gritó interrumpiéndolo mientras se giraba a mirarle—Y no vuelvas hablarme—

Ryusei se quedo helado en su lugar, ella tenía razón en molestarse con el.

Al día siguiente mientras todos se preparaban para salir de clases, el chico la esperaba fuera de su salón de clases. Ella se percató de esto y soltó un resoplido. Volvería a ignorarlo.

Salió por la puerta del salón de clases y pasó de algo por el, Ryusei supuso que haría eso, así que la siguió. Esta lo noto pero no presto demasiada atención. Sabia que no podía llegar muy lejos. Este se paró junto a ella, como si estuvieran caminando juntos y la chica finalmente paró.

—Oye Hayashi, ¿Caminamos a casa juntos?—

—No—

—¿Si? Perfecto—

—¿Que quieres?—soltó  un resoplido.

—Tenía cita con el dentista, mamá quería que no la cancelara, así que no tuve más opción que asistir—

—¿Era muy complicado escribirme?—

—Admito que fue mi culpa, de verdad lo
siento—se rasco la nuca—Déjame compensártelo—

—¿Me vas a dejar plantada otra vez?—

—¡Claro que no!—se quejó—Salgamos el fin de semana—

—¿Cómo una cita?—

—Si—la chica lo miro confundido—Que diga ¡No! Baji y Chifuyu pueden venir—

—Pasó. Prefería salir a solas con ellos—

El chico le miro mal.

—Solo una oportunidad, una última, te prometo que haré las cosas bien esta vez—

—¿Y si no haces las cosas bien?—

—Prometo no volver a molestarte—mintió.

—Bien, el sábado en mi casa, a las 3, veremos una película—

—¿La puedo elegir yo?—

—No—

—No tengo tu dirección—

La chica sacó su teléfono y comenzó a teclear. Al instante el rubio recibió un mensaje de texto.

—Y no quiero más excusas—le respondió la chica con seriedad.

—Entendido—