Bdsm 3

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- Que bien- luego, se aleja un poco-

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- Que bien- luego, se aleja un poco-. ¿Algún múltiplo de tres que sugieras?- me pregunta.

- Reprobé matemática toda mi vida, por eso estudio literatura- le sonrío.

Poché deja caer la fusta entre mis pechos, con bastante fuerza y chasquea.

- No me gustan las sumisas descaradas- sisea- responde lo que pregunte.

- ¿Quince?- sugiero.

Esperen, ¿quince es múltiplo de tres, verdad? Tres y tres son...

- Demasiado bajo, esperaba más de una masoquista- murmura cerca de mi rostro-. Treinta me gusta más- vuelve a ponerse a una distancia prudente como para golpearme y yo cierro los ojos por un segundo antes de que golpee por segunda vez-. Comienza a contar.

- Uno... dos... tres...

No se detiene hasta llegar al treinta. Ha repartido los golpes por toda la parte frontal de mi cuerpo y unos cuantos me ha dado entre las piernas, dejando surcos rojos en la piel sensible de mi coño. Me aferre a toda mi voluntad para no moverme o quitar mis manos de las vigas donde ella me pidió que las ponga y cuando se detiene para acercarse y decirme que me ponga sobre mis rodillas, se siente como un alivio, porque mis piernas apenas me sostienen cuando me dejo caer al suelo.

Jadeo, aún adolorida y excitada por lo que acaba de hacerme y mi cerebro parece metido en una nebulosa extraña. Apenas escuche mi propia voz en los últimos azotes.

Levanto mis ojos cuando ella pone un dedo debajo de mi mentón y me observa.

- ¿Todo bien Calle?- asiento- Dame un número para el dolor. Uno es que estas bien, diez es que debo detenerme.

- Estoy bien- murmuro-. Uno.

- De acuerdo- me pasa el pulgar por la mejilla, con esa cosa extraña que tienen los sádicos de ser dulces e hijos de puta a la vez y me sonríe-. Creo que esas marcas te quedan demasiado bonitas como para no poder apreciarlas- dice-. Ven aquí- me hace un gesto y yo la sigo, mientras me guía hacia una de las camillas de bondage-. Inclínate sobre el cuero -pide. Lo hago, esforzándome para que mis piernas no tiemblen tanto pero es imposible. Una vez que estoy en la posición en la que me quiere, se ríe. Pellizca uno de mis glúteos.

- Separa las piernas- lo hago y ella vuelve a buscar algo. Esta vez, es una pequeña fusta, del tamaño de una lengua, con una vara. Mantengo mis piernas separadas y las manos entrelazadas en mi nuca mientras ella la golpea repetidas veces entre mis piernas y la piel comienza arder y sentirse caliente.

No me avergüenzo de decir que estoy mojada, pero de todos modos mis mejillas se ponen rojas cuando desliza sus dedos entre mis pliegues y arrastra la humedad hasta mi entrada para deslizar sus dedos en mi interior.

Posteriormente, me pide que me recueste en la camilla. Con la misma vara golpea algunas veces mis pechos mientras una de sus manos sigue entre mis piernas, manteniendo las cosas en un punto medio entre dolor y placer. Luego, se inclina y me besa.

- ¿Quieres que te alivie Calle?- pellizca mi montículo antes de darle dos palmetazos que me hacen chillar-. Responde.

- Si... si, por favor- mi voz es más ronca y excitada de lo que la recuerdo y no tarda mucho en separar mis piernas y bajar su rostro por mi abdomen, pasando su lengua por mi piel. Oh. Jodida. Diosa.

Cuando pasa su lengua por mi clítoris, la humedad de su boca alivia el calor y cierro los ojos cuando lo encierra entre sus labios y chupa levemente el nudo de nervios antes de seguir y pasar su lengua por toda mi cavidad.

- Creo que veo tu boca un poco descuidada- murmura, antes sacarse su ropa para subir ella también a la camilla y rodear mi cara con sus muslos, quedando prácticamente sentada sobre mi rostro, para inclinarse y seguir chupándome. Abro mi boca y paso mi lengua tentativamente entre sus pliegues mientras sus dedos en mis muslos y sus labios raspan mi piel.

Jadeo contra su entrepierna mientras ella se mueve, presionando contra mi rostro y yo intento hacerlo lo mejor posible, pasando mi boca por los mismos lugares que me gustan a mí y la complazco.

Cuando la excitación es demasiado fuerte y sus muslos me aprietan la cabeza, su orgasmo me golpea la boca y lo saboreo, antes de que ella me haga acabar, también en su boca. No tarda mucho en moverse y ponerse en otra posición sobre mí, esta vez de frente antes de cruzar nuestras piernas y frotar nuestros centros juntos. Sus manos me agarran por los pechos para sostenerse y el ardor por los azotes, sumado al placer del roce constante contra mi clítoris me hacen terminar de nuevo en pocos minutos.

Me besa y soy capaz de sentirme en sus labios, antes de que decida moverse a un lado de la camilla y pase las correas que tiene, por encima de mi cuerpo.

-Quiero que te quedes quieta para esto, o no dejaré que te corras hasta que resuelvas la fórmula de Riemann- me advierte antes de ajustar las correas, dejando mis brazos a cada lado de mi cuerpo y poner un vibrador pequeño en mi interior sensible.

Lo enciende y deja el botón remoto a un lado de mi rostro mientras busca nuevamente el pequeño flogger para azotarme los pechos mientras intento retorcerme, pero las restricciones me lo impiden.

De algún modo, me tranquiliza y me altera. Las sensaciones confusas me envían a algún lugar remoto y mi mente se queda en blanco mientras todo mi cuerpo palpita y puedo escuchar la voz femenina de Poché diciendo cosas que ni siquiera entiendo.

...

Ha pasado un rato. No sé cuánto, porque perdí la noción del tiempo. Poché, al igual que he visto hacer a todos los buenos dominantes, se queda conmigo luego de la escena. Me ayuda a bajar de la camilla, me observa por unos segundos y me pasa una botella de agua, mientras mis piernas aún tiemblan y me siento como una estúpida por no poder controlarlo y busco apoyarme contra la camilla.

- Me divertí jugando contigo Calle, ven- me llama indicando un sofá. Ella se sienta y tira de una de mis manos para hacer que me siente sobre ella.

- Podríamos repetirlo alguna otra vez o podrías ser mi sumisa permanente, ¿te interesa?- la pregunta me agobia un poco, nunca tuve uno. Pero me divertí con ella, podría probar algo nuevo a ver que sale de esto.

- Acepto.

- Nos tenemos que deshacer de este collar entonces y conseguirte uno nuevo.- dice para después besarme.


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