One shots, historias cortas de Calle y Poché
Algunas tienen +18.
Algunas son gip.
Casi todas de mi autoría, hay algunas que son adaptaciones.
Ninguna tiene final triste.
Parte 2, hay otro libro de one shots caché en mi perfil. No son correlativos.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Arrastrándose por la cama Poché se levantó, tenía que asistir al trabajo. Le gustaba donde trabajaba, pero siempre era todo un esfuerzo levantarse y dejar la comodidad de su cama.
Se preparó realizando su rutina diaria y como siempre miraba en el espejo el tatuaje que tenía en las costillas, era un pequeño girasol en blanco y negro, delicado acompañado de una inicial. La de su alma gemela. Una hermosa D estaba escrita en su piel desde que había cumplido 17 años, la edad habitual en la que los tatuajes de las almas gemelas se hacen presentes.
Al principio se preocupó pensando que tal vez ella no tenía una. Preocupación que desapareció la mañana de su cumpleaños en la cual apenas se despertó buscó señales de un tatuaje que le revelara algo sobre su otra mitad que aún no conocía.
- Tal vez hoy sea el día- dijo para sí misma mientras delineaba la D.
Al salir de la habitación se encontró con Laura, amiga con la cual compartía departamento desde hace varios años. Con sus actuales 27 años ya llevaba viviendo con ella casi tres años, cuando decidió mudarse de la casa de sus padres para empezar su vida adulta.
- Buenos días- dijo a través de la mesada de la cocina, donde Laura se encontraba desayunando.
- Hola tu.- le respondió con la boca llena. - No seas puerca Laura.- La corrigió mientras fruncía el ceño frente a la boca llena de comida de Laura.
- ¿Quién eres, mi madre? - Soy la que tiene que aguantar ver tu bolo alimenticio cada mañana. - Cállate y come que tenemos que ir a trabajar.
Poché le hizo caso porque de lo contrario llegaría tarde al trabajo y no tenía la necesidad de que la nueva jefa la echara en su primer día en la empresa.
- ¿Cómo piensas que va a ser?- preguntó mientras manejaba para llegar a la oficina.
- ¿Quién?
- La nueva jefa.
- Realmente no sé, yo me conformo con que sea mejor que la bruja de Beatriz, esa arpía. Ojalá se pudra en su retiro.
- No seas así. Pero concuerdo en que Beatriz no era la mejor jefa del mundo. Después de hoy no vas a tener que verla más.
- Por suerte. Vamos a estar bien, somos jefas de dos de los departamentos de la empresa, no nos pueden echar como si nada. Los demás deberían tener un poco de miedo si hay una reestructuración.
- De acuerdo. Ojalá no pase nada malo hoy y sea un día tranquilo.
Al llegar a la empresa se separaron ya que estaban en sectores diferentes del edificio. La reunión con la nueva jefa iba a ocurrir a media mañana y como comité de bienvenida, los jefes de los sectores tenían que asistir para conocer a la nueva mandamás de la empresa y hacer un reporte de sus equipos.
