Mírame 3

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- Voy a empezar con el pequeño botón de la parte superior

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- Voy a empezar con el pequeño botón de la parte superior. Luego, bajaré la cremallera.

Exhaló despacio.

- No tienes que narrarlo Poché. Solo hazlo.

Mis labios se curvaron ante su impaciencia, pero en el momento en que mis dedos desabrocharon ese primer botón, esa sonrisa murió.

Apreté la mandíbula cuando empecé a ocuparme de la cremallera, a bajarla con suavidad y sutileza, mientras me decía a mi misma que era porque la tela era gruesa y pesada, cuando en realidad me estaba costando que mis dedos funcionaran. Inspire una gran cantidad de aire por la nariz y seguí bajando la cremallera. Iba descubriendo cada vez más de esa piel suave y rosada, mientras me palpitaba todo el cuerpo.

Ansiaba sacarle el vestido y tocarla. Tocarle la piel. Sentir con las yemas de los dedos si estaba frío o caliente. Seguir la línea de la columna vertebral con el dorso de la mano y ver si se estremecía.

Un silencio pesado se instaló entre nosotras. El único sonido en ese espacio cerrado era el lento silbido de los dientes metálicos mientras mi mano derecha seguía bajando, tirando del deslizador de la cremallera, con el objetivo de alcanzar algo para lo que no había estado preparada.

El borde de la ropa interior de Calle.

De encaje. Negro.

Esa imagen hizo que mi corazón diera un vuelco. Me bullía la sangre y se acumulaba abajo, bien abajo. En esos lugares que harian que la situación fuese difícil de explicar si alguien entrara y nos encontrara en ese preciso momento.

- ¿Poché?

- ¿Si?- me parece que dije.

- Creo que...- ella se alejó, su voz se tornó grave- puedo hacerme cargo desde aquí.

Y antes de que pudiera abrir la boca para intentar responder, ella desapareció dentro del cubículo.

Me dejé caer hacia adelante y apoyé la frente sobre la puerta cerrada. Ay mierda!

No me olvidaría del borde de sus bragas negras de encaje.

- ¡Ay dios! Ay, no- gimió desde adentro e hizo una pausa-. estoy tan... mojada.

Mojada. Estaba mojada.

Ante su declaración, me salió un sonido lastimero.

- ¿Puedes alcanzarme algunas toallas de papel? - me pidió un segundo después-. ¿Por debajo de la puerta?

- Por supuesto, compa.- Compa, de compañeras de cuarto. No lo olvides, Poché, me recordé a mi misma mientras agarraba un puñado de toallas y seguía sus instrucciones-. Aquí tienes.

- Gracias- respondió, y me las sacó de la mano. A los dos segundos, su vestido colgaba de la parte superior de la puerta del cubículo.

Cerré los ojos ante esa imagen y recurri a toda mi fuerza de voluntad para no pensar en lo que eso significaba. Ella, casi desnuda. En su ropa interior de encaje negro. Mojada.

One shots Caché 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora