Capítulo XXII: Visitantes

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Cuando inició noviembre, se dio la noticia que por medio de un tratado internacional con la Liga Mágica de Arabia e Islam, un grupo de 100 magos árabes visitarían Hogwarts como parte del acuerdo de la cooperación racional para el conocimiento y preservación de la magia antigua. Esto pretendía más que nada que los jóvenes aprendieran las costumbres de los magos de otras naciones, pues era bien entendido que la magia varía según la región, sin contar que en el castillo inglés, jamás se dio una educación preparada sobre los diferentes tipos de magias que hay, pues ellos se centraron siempre en que fue fundada en base a la alquimia y a todo lo posible desde un punto de transfiguración basado en leyes impuestas. Esto desde luego cambiaba radicalmente en el medio oriente, por lo que el ministro de magia Kingsley hizo un acuerdo con la LMAI para que recibieran magos extranjeros y ellos mandaran hombres suyos para que ambas culturas entendieran las diferencias de la otra y así poder adaptar y no quedarse rezagados en los conocimientos ajenos. Estaba previsto que los magos extranjeros llegaran el 15 de noviembre y se fueran el día 20 de diciembre, junto a los estudiantes el día que las vacaciones de navidad comenzaban. El castillo se preparó para recibir a los magos árabes de modo que trataron que todo aquello que los representara como cultura y que fuera una cara importante de su sistema mágico quedara al frente. También se decidió que un estudiante de cada casa del último curso diera la bienvenida y la primera impresión. Por parte de Slytherin se eligió al alumno que más destacó de entre todos que fue Flammer Actecmer (el cual no pudo rechazar la petición porque más que eso fue una obligación). De Ravenclaw se eligió a Herman DuMort, un alumno que junto al chico de la casa de las serpientes, demostró ser un mago bastante capaz y excelente que a su vez tuvo calificaciones excepcionales. Hufflepuff puso a una chica llamada Michell Sandmann, quien destacó de entre todos los alumnos de generación por su excelencia en las pociones. Aunque muchos maestros sabían que Flammer y Herman tenían diferencias y problemas con Michell debido a la fama que ganaron, pensaron que esto ayudaría a resolver conflictos. Los de Gryffindor decidieron, entre todos los alumnos de su casa, que Xavier Allan fuera quien los representara ante los extranjeros.

La semana antes de que llegaran los magos árabes, Flammer, Herman y Marian estaban sentados a la orilla del lago contemplando el paisaje y tomando un poco de brisa fresca. Flam estaba sentado en la base del tronco donde siempre se ponía, Herman y Marian estaban tomados de las manos perdidos en los pensamientos de cada quien. Era un día tranquilo hasta que una voz irritante los sacó de su paz haciéndoles sentir ganas de ahorcar a quien los perturbó.

— ¡Flammer, Flammer! Te busca la directora Gratulls. También a Marian y Herman, dice que es importante que vayan ahora mismo. —Dijo Mabel Trump, quien estaba entre asustada y emocionada por estar frente a ellos.

—De acuerdo, enana. Desaparece de mi vista, ya vamos. —Dijo Flammer en un tono tan despectivo que Herman no supo si lo hizo para ofender a la niña o molestar a Marian, quien simplemente lo miró de una manera completamente desaprobatoria.  Caminaron hasta la puerta de la oficina donde se les esperaba. Tocaron dos veces siendo respondidos por una voz de mujer ya mayor que mostraba cierto curtimiento y dureza pero también dulzura y gentileza.

—El trio [«cuarteto» susurró Flammer] de Hogwarts. Esperaba verlos. —Dijo la mujer inspeccionándolos de arriba a abajo.

— ¿Para qué profesora? No hemos hecho nada malo. —Dijo Marian con un tono bastante relajado.

—Exacto, mi niña. Y los he llamado para asegurarme que así sea. Verán; dentro de una semana llegaran los magos árabes, y como sabrán, este tipo de gente son muy orgullosos y están apegados de gran manera a sus tradiciones, entre las que están el que no tienen que ser humillados por extranjeros y mucho menos, por menores que ellos.

— ¿Y eso a nosotros en que nos concierne? —Preguntó Flammer extrañado.

—En todo. Sé que son un trio de soberbios que piensan que por ser mejores magos que los demás tienen el derecho a pisotearlos.

Harry Potter y la amenaza paralelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora