Capítulo XXVIII: Arquitectos.

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Flammer, Marian y Herman se encontraban sentados a las orillas del lago. Era fin de semana y buscaban relajarse un poco. Ese era el día en que los extranjeros por fin se marcharían y hasta el momento no había problema alguno por el cambio de propietario del ifrit que Flam liberó de manera oculta. La chica árabe con a quien el chico usó para sus fines hizo exactamente lo que Actecmer le ordenó. Lo cortó al entender que lo que pasó (o hasta donde ella pensaba que sucedió) no estuvo bien, y aunque sólo ellos dos lo sabían (realmente sólo Lamya) ella dejó de verlo, hablarle y tener cualquier tipo de contacto. Confiada en que Flammer ni siquiera era tan bueno como se especulaba por todos lados, no dijo nada de haber estado en la sala donde guardaban el cofre, por lo que no hubo sospechas de algún tipo de hurto. Esa misma tarde antes de que se fueran, se dio un discurso en el que alentaba a que los alumnos que quisieran visitar Irak y Egipto durante las vacaciones de verano serían bien recibidos. También se habló del como el poder unido de ambas magias llegaría a ser invencible cuando ambas partes entendieran a la perfección cada una de las culturas mágicas. Se explicó el contenido del cofre y por qué no se abría y se transportaba a donde ellos iban. «Un ifrit es un tipo de genio bastante poderoso y temperamental. Suelen odiar a los humanos por cuestiones ideológicas y siempre buscarán el cómo hacer daño a las personas. Cuando uno es liberado, este está obligado a cumplir tres deseos o cumplir 1001 días de servicio. Pero deben tener cuidado sea cual sea el que elijan, pues buscará la forma de hacerles daño o que todo les salga contraproducentes. Estas criaturas no conocen la lealtad ni el honor. Sólo buscan su diversión, y este al ser de fuego lo hace más peligroso. Se los mostraríamos, pero los pondrá en peligro a todos e incluso a nuestro cazador de genios Allahu Akbar, le costó gran trabajo controlar a este, pero lo logró haciendo que quedara completamente odiando a los humanos.» Dijo el director del colegio extranjero. Flammer se pasó el discurso entero platicando con Herman sin prestar la mínima atención y riendo. Esto desde luego no pasó inadvertido pero tampoco fue sancionado, sólo recibieron una llamada de advertencia. Cuando se fueron, los alumnos que hicieron amistad se despidieron de forma emotiva, o al menos la mayoría, pues aunque todos tenían los ojos puestos en Lamya y Flammer, estos ni se voltearon a ver. Poco a poco los pasillos se fueron vaciando hasta llenar el patio principal viendo como cada una de las alfombras se elevaban para desaparecer en el horizonte. Muchos alumnos intercambiaron libros y objetos mágicos de esos lugares, pues eran igual de fascinantes como los de Europa, pero la diferencia es que estos eran novedosos para ellos. Definitivamente el objetivo principal de la visita quedó cumplido; el fortalecimiento de las relaciones entre ambos países y el conocimiento más a fondo de la magia oriental y occidental según era el caso.

Conforme los días pasaron, Flammer en conjunto a sus dos amigos, estuvieron haciendo planes sobre el cómo comprobar la teoría de que los objetos mencionados por Dumbledore realmente eran las reliquias de la muerte. Aunque la opción mas sencilla era que le pidieran al ifrit la confirmación, pero con el temor de que lo fuera a tomar cual deseo y no orden, consideraron que esa quedaba descartada hasta que se resignaran a no tener nada mejor. Pero a pesar de todo un problema imperaba, ¿dónde buscar? Una ya la tenían, en teoría, pues Hada fue quien la guardó y no sabían si la había llevado con ella o la dejó en su casa o en el colegio. Por otra parte estaba la varita de Sauco. Era bien sabido que después de derrotar a Lord Voldemort, Harry Potter se hizo con ese artefacto pero jamás se le vio usarlo, por lo que era un misterio el donde estaba. La capa de invisibilidad era otro dilema y ahora más difícil, pues de este no se tenía rastro de ningún tipo en la historia y no se sabía por dónde comenzar a buscar, así que durante las siguientes semanas estuvieron quebrándose la cabeza para intentar averiguar donde se encontraban esos objetos, pero fue inútil, pues no contaban con ningún tipo de pista, lo que los obligó a tomar el último recurso disponible.

Flammer, Herman y Marian se encontraban en el claro del bosque prohibido donde antes habían hablado con los espíritus de los magos del pasado. Eran las dos de la mañana y una ligera bruma morada los rodeaba. El clima era tranquilo y cálido, sólo que desde luego, se sentía frío por el lugar donde estaban. El cielo estaba completamente nublado por lo que la luz de la luna no se observaba. Los hechizos de iluminación era lo que les daba luz.
—Muy bien, ciervo. Es hora de que aparezcas. —Dijo Flammer y al instante la bruma morada comenzó a tomar forma hasta materializase en forma de un semi humano.
— ¿Para qué me ha llamado, amo? —Preguntó el ifrit, al asombro de Herman y Marian que era la primera vez que lo veían.
—Tengo un encargo para ti y debes saber qué es eso, solamente un encargo y en dado caso, un consejo, ¿entiendes?
—Claro, mi señor, ¿Qué se le ofrece?
—Hace algo de tiempo me hicieron un acertijo que dice «Obteniendo el poder de la muerte que reposa en el lugar paralelo al del muerto que habla en donde el rayo toca la mente humana, se podrá conseguir descifrar el significado de la antigua magia que protege la vida misma del espíritu familiar» ¿A qué se refiere con eso?
—La magia de nuestros lugares es diferente, sin embargo hay algo que es bien sabido que compartimos, tal es el caso de la muerte. Al morir todos tenemos el mismo destino y está siempre la opción de regresar o no, por esa razón inclusive nuestros magos pueden crear horrocrux. Ahora, aquí te habla del poder de la muerte, el cual es imposible de obtener por simples mortales a menos que posean sus 3 reliquias. La varita de sauco, la capa de invisibilidad y la piedra de la resurrección. Sin embargo en todo caso siempre hay algo más poderoso que el otro. La sangre y el deseo siempre alimentan el poder, por lo cual aquí hablan de la varita. Se explica que se encuentra reposando en un lugar opuesto al del muerto que habla haciendo alusión a la piedra. El rayo toca la mente humana sólo cuando está completamente seguro de aquello que dice o piensa, algo que suele ser difícil pues todos dudan. Ahora, muchas familias antiguas tanto de Asia, Oriente y América, protegieron su poder familiar por medio de reliquias protegiéndolas con magia muy poderosa pero casi olvidada actualmente, por lo que el único modo de destruir algo que se pudo crear es usando el poder de la varita. Ahora, si se preguntan dónde está, esta reposa con su antiguo dueño en un intento de perder poder. —Terminó de decir el ifrit. Todos se quedaron callados analizando sus palabras. Herman se mantuvo en silencio junto a Marian y Flammer hasta que rompió el hielo.
— ¿Su antiguo dueño fue el mismo que dio el acertijo, correcto? —Preguntó el muchacho de Ravenclaw al ifrit, el cual no le respondió hasta que Flammer le ordenó que lo hiciera.
—Sí. Su antiguo dueño es con quien hablaron, pero para obtener su magia real deben vencer a su actual poseedor. —Dijo la criatura mostrando ya algo de malicia en sus ojos.
— ¿Debemos matar a Harry Potter? —Preguntó Marian con una clara preocupación en su voz.
—Así obtendrán el poder de la varita que los ayudará a sus objetivos.

Durante los días siguientes, estuvieron bastante callados. La noticia de tener que matar a Potter les cayó como un balde de agua fría, pues no sería tarea sencilla. No sabían cómo lograr el objetivo y por más que lo planeaban, entendieron que sería imposible lograr a menos que tuvieran una gran fuerza de ataque. Pero todo cambió cuando un día Herman llegó corriendo con un libro de Rita Skeeter bajo el brazo.
— ¡Chicos! Vean lo que leí en el libro de esta tipa. «Cuando Tom Riddle asesinó a Severus Snape lo hizo pensando que ya que este mató a Dumbledore en la torre de astronomía en 1997, el poder de la varita sería suyo, sin embargo se comprobó después que fue realmente Draco Malfoy quien desarmó primero al anciano profesor y según la teoría de Ollivander "Para que una varita cambie de dueño y lealtad, no es necesario asesinar, con desarmar basta"» —Terminó de leer y los volteó a ver. — ¿Saben que significa? No es necesario matar a Potter, sólo desarmarlo.
—Vamos, Herman. Esa Rita Skeeter, todos sabemos que es una mentirosa oportunista. —Dijo Marian analizando las palabras.
—Sí, pero esto puede ser real. Debemos comprobar con Ollivander lo que dijo y de ser verdad, nos quitaremos un peso de encima. —Contestó el chico. Ambos vieron a Flammer quien estaba callado y viendo al techo.
—Yo opino que debes hacer caso a Herman. De todos modos, aunque no lo matemos ahora, quiero hacerlo tarde o temprano. El muy arrogante sigue pensando que todos le debemos algo, lo cual me tiene cansado. —Dijo Actecmer bastante irritado por alguna razón.
—De acuerdo, Flamm, lo harás, pero antes debemos conseguir las reliquias para poder llegar al objetivo que nos dijo Dumbledore. Sólo faltará hablar con Hada sobre esto para ver que tiene que opinar y si puede darnos mejores ideas. —Dijo Herman quien se despidió de ellos y se fue a su sala común a dormir, igual que el resto.

Harry Potter y la amenaza paralelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora