𝙳𝚎𝚜𝚝𝚒𝚗𝚘 𝚘 𝙲𝚊𝚜𝚞𝚊𝚕𝚒𝚍𝚊𝚍

323 35 67
                                    

Kid suspiró impaciente mientras tomaba al otro de la muñeca y lo miraba fijamente

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Kid suspiró impaciente mientras tomaba al otro de la muñeca y lo miraba fijamente. —Vamos, no me hagas esperar más —dijo con firmeza—. He sido muy paciente.

—¿Kid...? —lo miró confundido.

El pelirrojo sonrió de lado, con un brillo en los ojos.

—Sé que lo deseas —susurró, mientras llevaba una mano al trasero del otro—. Lo quieres, ¿no?

Recostó al chico en el suelo y le quitó los pantalones. Al ver el agujero del omega, su rostro se iluminó. Entonces, sin preámbulos, le introdujo los dedos.

El omega emitió un sonido gutural y se estremeció ligeramente. —Kid...

Kid retiró los dedos y colocó su erección en la entrada cálida y húmeda del omega. —Mierda, te sientes increíble —jadeó contra la oreja de Killer.

Killer cerró los ojos y se cubrió la boca para evitar gemir.

—Tú y yo... estábamos muriendo por esto desde el inicio —murmuró el alfa con voz ronca—. ¿No?

—Sí —respondió con timidez.

El alfa observó el cuello expuesto de Killer, con un brillo malévolo en los ojos. Se inclinó hacia adelante y abrió la boca...

Kid abrió los ojos de golpe, jadeando. Se sentó en la cama, con la respiración agitada, claramente perturbado por lo que acababa de experimentar: un sueño húmedo con el chico que casi atacó el día anterior. ¿Qué clase de broma cruel era esa?

Se despeinó desesperadamente, como si intentara borrar la imagen de su mente. —Maldita sea, Killer —murmuró, frustrado consigo mismo—. No te necesito también en mis malditos sueños.

Luciendo... Luciendo así... —¡Gaaah, no, no pienses en eso! —exclamó con frustración, despeinándose el cabello con un movimiento brusco.

De repente, su expresión se tornó seria. Bajó la mirada y, con gestos rápidos, subió los pantalones. —Oye, debes estar bromeando... —murmuró entre dientes.

No solo se había corrido, sino que seguía dolorosamente duro. Se levantó frustrado al ver el desastre que había causado, quitó las sábanas arruinadas de la cama y las depositó en el cesto de ropa con un suspiro resignado. Luego, con pasos pesados, se dirigió al baño para darse una ducha.

El agua tibia se sentía bien en su piel, pero no ayudaba a aliviar el dolor que sentía entre las piernas. Mirando hacia abajo, gimió al ver cómo su erección seguía firme; no había manera de que pudiera descansar sin tomar el asunto en sus propias manos.

Hacía todo lo posible por pensar en cualquier cosa menos en el omega que seguía apareciendo en su mente. Pero, por más que intentara pensar en otra cosa, Killer seguía apareciendo, como una maldita sombra que se negaba a desaparecer.

DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora