Killer acaba de empezar su nueva vida en la preparatoria Grand Line. Las cosas parecen ir bien los primeros días. Hasta que su camino se entrelaza con el de alguien más, después de eso las cosas empiezan a cambiar en su vida.
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A la mitad de su último año escolar, Killer y su madre se vieron obligados a escapar de su hogar. El comportamiento amenazante de su padre había alcanzado un punto crítico, y sabían que no podían quedarse allí más tiempo. Necesitaban huir a un lugar seguro donde pudieran empezar de nuevo.
Afortunadamente, con la ayuda de su abuela, encontraron una solución: ella les ofreció una casa en otra ciudad donde podrían reconstruir sus vidas sin preocuparse por su seguridad.
La nueva ubicación les brindó todo lo que necesitaban: un lugar tranquilo y acogedor donde podían comenzar a sanar.
Sabían que no sería fácil. Como omegas, madre e hijo eran conscientes de los desafíos adicionales que enfrentarían en un mundo que a menudo subestima su valía. Sin embargo, en lugar de dejarse abrumar por las expectativas injustas, estaban decididos a demostrar de qué estaban hechos.
A pesar de los inconvenientes, estaban decididos a sacar lo mejor de su nueva situación y a seguir construyendo su futuro.
—¡Bien, esa es la última caja! —anunció, limpiándose el sudor de la frente—. ¿Ya fuiste a explorar la casa? —preguntó, sin voltear a ver a su hijo.
—No, aún no. Quería que lo hiciéramos juntos; así podríamos elegir nuestras habitaciones —respondió, mientras verificaba que todas las cajas estuvieran en su lugar.
—De acuerdo —dijo, volviendo la vista hacia el chico—. Vamos. Cuanto antes elijamos nuestras habitaciones, más pronto nos podremos instalar.
Killer siguió a su madre, explorando cada rincón de la casa con curiosidad y admiración.
La casa era una encantadora residencia de dos pisos con un diseño acogedor y práctico. En el segundo piso, había dos habitaciones: la primera, pequeña, pero con una sensación íntima y cálida, ideal para un espacio personal; la segunda, más grande, se destacaba por su amplitud y tenía una ventana con una vista pintoresca del patio trasero.
El baño contaba con una bañera perfecta para relajarse después de un día agotador.
La sala de estar, aunque pequeña, tiene una atmósfera acogedora. Los muebles cuidadosamente elegidos y la distribución del espacio crean un ambiente íntimo y familiar.
La cocina es el corazón de la casa: un espacio amplio y luminoso con todos los electrodomésticos necesarios. Los mostradores amplios y la disposición eficiente hacen que cocinar sea una experiencia placentera, ideal para que Killer, a quien le encanta cocinar, exprese su creatividad culinaria.
El jardín trasero es el verdadero tesoro de la propiedad. Espacioso y lleno de vida, ofrece un entorno tranquilo y suficiente espacio para actividades al aire libre y jardinería.
La madre de Killer lo tomó por los hombros y lo acercó con ternura. —Este es nuestro nuevo hogar, somos libres —le dijo, abrazándolo con fuerza—. Nadie va a hacernos daño aquí.
