𝙳í𝚊 𝚍𝚎 𝙰𝚖𝚒𝚐𝚘𝚜

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—¡Es hora de despertar, bellas durmientes! —exclamó emocionada al abrir la puerta de la habitación

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—¡Es hora de despertar, bellas durmientes! —exclamó emocionada al abrir la puerta de la habitación.

Hizo un puchero al ver a sus amigos durmiendo plácidamente. —Vamos, chicos, hoy es nuestro día —dijo, acercándose y agitando suavemente los pies de Law. Al no obtener respuesta, frunció el ceño, cogió una almohada y se la tiró a la cabeza del pelinegro—. Cuanto antes empecemos, mejor.

Law se despertó de golpe al recibir el impacto de la almohada. Parpadeó confundido y se llevó una mano a la frente. Miró a su alrededor, tratando de entender qué sucedía, hasta que vio a su amiga, de pie, con una sonrisa traviesa.

Suspiró, se sentó y miró el reloj con los ojos entrecerrados. —Kiku, ¿no crees que es muy temprano? —preguntó con la voz ronca por el sueño.

—No —respondió con una sonrisa—. Y agradece que mi hermano evitó que llegara más temprano —añadió, soltando una risita.

Law rodó los ojos, resignado. —Está bien.

Kiku se dirigió a la ventana y abrió la cortina de un tirón, dejando entrar la luz del día. —¿Se acostaron tarde? —preguntó, volviéndose hacia ellos mientras una suave brisa entraba por la ventana.

Law hizo un gesto con la mano. —Más o menos —bostezó largamente y la miró con una expresión de cansancio—. Tuve que soportar al señorito hablar sobre lo maravilloso que es Killer —dijo con ironía.

Kiku sonrió con cariño. —Al fin admitió que le gusta.

—Estoy igual de sorprendido que tú, pero es mejor que te lo cuente él —respondió con una sonrisa traviesa mientras colocaba el pie con fuerza sobre la espalda del pelirrojo—. ¡Despierta! —ordenó en tono burlón.

Kid soltó un quejido y se levantó de golpe, con los ojos inyectados de furia. —¿Qué diablos te pasa, idiota? —gritó molesto, mirándolo mientras se frotaba la espalda adolorida.

La pelinegra se acercó sonriendo y le despeinó el cabello con cariño. —Buenos días, rojo —dijo suavemente, enredando los dedos en su cabello.

—¿Kiku? —respondió, sorprendido y medio dormido—. ¿Qué haces aquí? —preguntó, suavizando la expresión al verla.

—¿En serio? —Kiku entrecerró los ojos e hizo un puchero, inflando las mejillas.

Kid se despeinó el cabello con una mano y frunció el ceño. —Entiéndeme, acabo de despertar de una forma no muy agradable —dijo, mirando a Law de mala gana.

Kiku se sentó a su lado, cruzando las piernas y apoyando una mano en su hombro. —¿Cómo se te va a olvidar que hoy es nuestro gran día de plática y manualidades? —le recordó con un leve toque en la nariz.

Law alzó una ceja, cruzando los brazos. —¿Vamos a hacer manualidades? —preguntó con escepticismo.

—Sí, Killer me regaló un precioso llavero de crochet y quiero devolverle el favor haciéndole un tomate adorable —dijo Kiku, sacando hilos de colores y una pequeña aguja de su bolsa—. Y ustedes van a aprender —añadió con una sonrisa.

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