𝙴𝚖𝚘𝚌𝚒𝚘𝚗𝚎𝚜 𝙿𝚛𝚎𝚟𝚒𝚊𝚜

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Sus manos temblaban mientras se peinaba una y otra vez frente al espejo, con el ceño fruncido y los labios apretados, tratando de domar los mechones rebeldes de su cabello

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Sus manos temblaban mientras se peinaba una y otra vez frente al espejo, con el ceño fruncido y los labios apretados, tratando de domar los mechones rebeldes de su cabello. Finalmente, con una exhalación de alivio, quedó más o menos satisfecho.

Eligió una camiseta negra desgastada de su banda favorita, ajustándosela con nerviosismo y alisando las arrugas inexistentes. La combinó con pantalones cargo oscuros y botas militares negras que completaban su atuendo.

Con un suspiro, se paró frente a la computadora, pasándose una mano por el cabello con gesto ansioso. —¿De verdad creen que me veo bien? —preguntó, buscando aprobación.

Sus amigos suspiraron al unísono, resignados ante su insistencia.

Law se pasó una mano por la cara antes de responder. —Kid, por milésima vez, te ves genial —dijo, exasperado, levantando una ceja.

—Tranquilízate, estás perfecto —añadió Kiku, intentando calmarlo con una sonrisa.

A pesar de las palabras de aliento de sus amigos, Kid mordió su labio inferior y se frotó las palmas sudorosas contra los pantalones. —Si ustedes lo dicen... —murmuró, aún no del todo convencido, lanzando una mirada inquieta a la cámara.

El día de la cita había llegado y, para Kid, cada minuto se sentía eterno mientras se preparaba. Caminaba de un lado a otro de la habitación, su mente repasando posibles escenarios.

La ansiedad lo invadía, haciendo que su corazón palpitara con fuerza y su mente se llenara de dudas. Había decidido hacer una videollamada con sus amigos en busca de apoyo, esperando calmar sus nervios.

Suspiró profundamente y tomó asiento frente a la computadora, tratando de ordenar sus pensamientos. Buscó un cuaderno y lo abrió con dedos temblorosos.

—Bien, repasemos el plan —dijo Kid mientras pasaba las páginas rápidamente, tamborileando nervioso en el borde del cuaderno.

Kiku y Law lo miraron con resignación, intercambiando miradas preocupadas por la obsesión de Kid con el plan. Habían intentado convencerlo de que no necesitaba tanto estrés, pero parecía no escucharlos.

Law se cruzó de brazos y suspiró, frustrado. —Seguimos pensando que no es necesario —dijo, meneando la cabeza ante la terquedad del pelirrojo.

—Exacto, él va a apreciar lo que hagas —agregó Kiku, con paciencia, esbozando una sonrisa tranquilizadora.

Kid alzó la vista del cuaderno, mordiéndose el labio inferior. —Lo sé, pero quiero que esto sea perfecto para Killer —respondió, con un brillo de determinación en los ojos que desafiaba cualquier argumento.

Ambos pelinegros suspiraron, intercambiando miradas cómplices. Aunque no estaban convencidos, estaban dispuestos a apoyarlo.

—Está bien, ¿cuál es tu plan? —preguntó Kiku, con una leve sonrisa y una ceja arqueada, curiosa por los detalles.

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