Capítulo 1

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—Katherine despierta. 

Me volteé para mirar a la persona que estaba detrás de mí. Abrí los párpados como pude y logré procesar la imagen de la hermana Sanem acariciando mi espalda.

—Despierta, tenemos que darte una noticia.

—De acuerdo —respondí y me volteé para seguir durmiendo. No había entendido nada de lo que me dijo, pero seguro esa respuesta bastó para que me deje dormir sólo un poco más.

—Katherine, vamos.

Con mucho esfuerzo me levanté sin ganas y miré la hora, siete de la mañana ¿por qué tan temprano? Normalmente despierto a las nueve treinta... 

—¿Qué pasa? —pregunté confundida. Aún tenía los ojos entreabiertos, la luz que entraba a la habitación golpeaba mi rostro con brutalidad. 

—Ve a prepararte y luego ve a la oficina de la directora. Tenemos algo que decirte.

—¿Me lo puedes decir tú? Así podré dormir un poquito más.

—Arriba, vamos. A menos que quieras un balde de agua fría.

—Está bien, está bien no te enfades. Mira ya estoy caminando al baño.

Con dificultad me levanté y me dirigí al baño. Lavé mi rostro y dientes. Odiaba tanto el agua fría por las mañanas.

—Deberían abrir las cortinas en un horario donde los rayos del sol no te quemen los ojos —acoté al salir. Me senté frente al tocador y Sanem quiso cepillar mi cabello.

—Todavía recuerdo cuando eras una niña y siempre querías usar muchos moños en tu cabello. Debía tener suficiente ingenio para que un peinado con 10 moños se vea decente.

Reí por la anécdota y la noté un poco extraña.

—¿Por qué me cuentas esto? Te noto triste, ¿pasa algo?

—¿Triste? No, claro que no. Más bien es nostalgia.

Al terminar, dejó el cepillo a un lado y acaricio mi cabello.

—Vamos, la directora nos espera.

Asentí y juntas subimos al último piso. Caminamos el largo pasillo donde al final de este se encontraba la oficina.

Sanem tocó y en seguida se escuchó el pase.

—Buenos días.

—Buenos días directora.

Me senté frente a su escritorio y estuvimos calladas unos segundos.

—¿Puedo ofrecerte algo de beber?

—No quiero sonar grosera, pero me gustaría que vaya al grano. Por favor.

La directora suspiró y comenzó a contar la notica con sumo detalle.

—Hace mucho tiempo, como unos dos años, unas personas vinieron hasta aquí con la intención de comenzar con el proceso de adopción de uno de nuestros niños. Luego de varias inspecciones de la casa, exámenes psicológicos y físicos ya estuvieron aptos para adoptar a alguien y... 

—¡¿Eligieron a Melissa?! —exclamé feliz. Yo sabía que algún día ella tendría una familia —pero no entiendo, ¿por qué no le...

—Te eligieron, Katherine.

Qué.

—¿Qué? No, debe haber algún error, ¿segura que no es, no sé... Kathya?

—No, eres tú.

Los nervios comenzaron a carcomer mi cuerpo. No podía creer que alguien se había fijado en mí. No creo que tenga algún defecto en mi personalidad e incluso tengo buenas actitudes y modales pero... ¿por qué? ¿por qué alguien querría adoptar a una chica de casi catorce años? 

Adoptada por... ¿5sos? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora