30.

225 32 24
                                    

Al acabar la clase de historia tan bonita que me había dado, teniendo en cuenta la dulzura y la pasión con la que lo narraba todo, logré captar los puntos que había perdido en clase y por supuesto, sentí que mis apuntes estaban más completos. Ambos nos estiramos y tomamos un poco de la bebida, sintiendo como las horas habían pasado volando. Fue entonces cuando Huening Kai volvió a rondar mi cabeza.

Oye, SooBin... ¿Tú sabes qué le pasa a Huening Kai conmigo?

SooBin se quedó estático sin saber qué responder. Sabía que él era consciente de lo que pasaba y sabía el motivo. Ladeó su cabeza, haciendo una mueca con su boca y arrugó su nariz. Se ve que prefería no hablarlo. De repente sus muecas cambiaron a una mucho más iluminada y arrastró su silla hacia atrás.

—¿Quieres ver algo guay? Ven conmigo.

Se levantó finalmente de la silla, tendiendo la mano hacia mí para así cogerla yo y seguirle sin saber muy bien adónde me llevaba. Subió los escalones de su casa de dos en dos, mientras que a mí me costaba seguirle el ritmo de uno en uno, iba verdaderamente rápido. Frenó frente a una puerta que estaba cerrada y abrió una raja para asomarse. 

—Vale, hay que pasar rápido, ven.

Abrió la puerta del todo, dejando ver una especie de laberinto con cobijas, juguetes de perro y una pequeña casita. Entré en la habitación buscando con curiosidad a algún cachorrito, pero no lo encontré. Sin embargo, escuché unas pequeñas patitas chocar repetitivamente contra el suelo, encontrándome de frente con un tierno y curioso erizo. Me agaché hasta sentarme en el suelo y lo miré caminar tras SooBin, quien se sentó junto a mí.

Te presento a Odi, es mi erizo.

Acercó al animal hasta mis brazos y de manera mansa se dejó tomar, olisqueando mi ropa con curiosidad y mordiendo cada pliegue de ropa que creía su enemigo. Me hizo reír la manera en la que cada vez que mordía su cabeza casi se hundía en su cuerpo y miraba a SooBin para ver si reía igual pero él sólo me miraba fijamente, ensimismado, de una manera tan dulce que no podía describir qué pasaba por su mente. 

Con algo de timidez volví a bajar la cabeza hacia el pequeño animal, escuchando por fin una señal de su dueño, un carraspeo. Giré mi rostro para volver a mirarle y sus hoyuelos asomaban en una tierna y avergonzada mueca.

Yo... Bueno, es tarde y... Me preguntaba si querías quedarte a cenar, luego podría llevarte de nuevo a casa sin problema.

Al principio hesité un poco, era algo tarde y no quería molestar al chico, pero no podía perder esa gran oportunidad.

Claro.—Respondí, sonriendo.— Me encantaría, SooBin.

Ambos bajamos a la cocina de nuevo y para gran sorpresa de SooBin su madre se encontraba allí

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ambos bajamos a la cocina de nuevo y para gran sorpresa de SooBin su madre se encontraba allí. Se quedó en shock por un momento sin saber como reaccionar ante aquello hasta que fue su madre la que se dio cuenta de que estábamos allí. Su boca se abrió con gran emoción y se acercó hacia nosotros.

No sabía que traerías visita, SooBinnie.—Extendió su mano hacia mí.—Encantada, soy la madre de SooBin.
No pensé que fueras a venir temprano hoy...—Se rascó la nuca avergonzado.— Ella es _____, mamá.
—¡Todo un placer, es muy linda!
—Exclamó con una emoción bastante sacada de contexto.— Traje la cena de fuera, luego que se cocine algo tu padre, la ocasión lo merece.

SooBin la miró alejarse y con una mirada de arrepentimiento se dirigió a mí.

Discúlpame, no sabía que ella estaría. Ahora todo debe ser incómodo para ti, y entiendo si quieres irte...
—No.
—Negué con una sonrisa mientras le daba una suave caricia en la espalda.— No hay problema, cenemos los tres juntos, adelante. Tu madre no parece mala persona.
—Ni lo es.
—Sonrió con más tranquilidad y se dirigió a la cocina, tirando de mi brazo con suavidad.

Su madre comenzó a sacar la comida que había comprado y a colocarla sobre la mesa. SooBin se acercó a ayudarla con las cosas y me acerqué para lo mismo, pero ambos Choi simplemente se negaron.

Eres la invitada, no te esfuerces. Mejor ve tomando asiento donde quieras, yo me siento aquí.—SooBin señaló su silla.

Miré la mesa de seis comensales y opté por sentarme en la silla que estaba junto a la de SooBin, haciendo que una pequeña sonrisa de complicidad asomara por sus labios. Algo me decía que estaba haciendo las cosas bien con él.

Complicated.-Choi SooBin y tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora