Capítulo 3

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- ¡Tía Charlotte! ¡Tía Miranda! - exclamó Scarlett alegremente cuando las vio delante de la puerta antes de abrazarlas.

- ¿Dónde está tu madre, cariño? - le pregunto Miranda acariciando su pelo rubio.

- Está en su habitación - contestó la joven - ¡Mamá! - exclamó corriendo alegremente.

Miranda y Charlotte la siguieron.

Samantha estaba en la cama.

- ¿Mamá? - Scarlett se paró en seco preocupada al ver a su madre dentro de la cama y con la mirada perdida.

- Scarlett, vete - le aconsejó Miranda - Tenemos que hablar a solas con tu madre -

Un poco resentida por no poder participar en la conversación, la hija de Samantha obedeció y se fue de allí.

Cuando estaba segura de que la joven rubia se había ido por completo, Miranda se acercó a Samantha.

- ¿Qué te pasa? - le preguntó.

- Me siento débil - contestó su amiga con tono triste.

La pelirroja le acarició la cabeza como si fuera una niña.

- ¿Es por ese hombre? - quiso saber Charlotte.

Samantha asintió.

Miranda no pudo evitar sentir una punzada de compasión por su amiga. ¿Cómo se sentiría ella si Steve fuera igual que ese hombre?

- ¡Está acabando con tu autoestima! - exclamó la pelirroja dando voz a sus propios pensamientos.

- Miranda, por favor, no grites - le pidió la otra - Me duele la cabeza -

Miranda agachó la cabeza con ligera vergüenza. 

- Sam, tienes que hacer algo - intervino Charlotte - No pareces tú -

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- Scarlett me ha llamado - le informó Brady a Cassidy mientras estaban en casa de la chica - Mi madre y la Tía Charlotte están en su casa hablando con la Tía Samantha. Le han dicho que tienen que hablar a solas con su madre, pero Scarlett la ha visto con la mirada perdida -

- Y Scarlett está preocupada por su madre - intuyó Cassidy.

Brady asintió.

- Pobre Scarlett... - comentó Cassidy preocupada por su mejor amiga - Y encima después de lo de su padre... -

- ¿Lo de su padre? - preguntó el hijo de Miranda y Steve.

- Oh, tú no lo sabes - se dio cuenta la rubia de pelo rizado - Scarlett ha pillado a la Tía Samantha hablando con un hombre por teléfono. Ella cree que es su padre -

- ¿Por qué? - quiso saber el pelirrojo - ¿No puede ser otro hombre? -

- Scarlett dice que escuchó decir a su madre que si ese hombre se iba a dignar a ver a su hija - contestó la hija de Carrie y Big.

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- ¿Qué haces aquí? -

Al abrir la puerta de su casa, Carrie se quedó sorprendida al ver a Aidan.

- Yo también me alegro de verte - comentó el hombre medio en broma.

Carrie soltó una risita.

- ¿Cómo estás? - preguntó él sonriendo.

Carrie iba a responder, pero se vio interrumpida por una voz.

- ¡Tío Aidan! - exclamó Cassidy corriendo a abrazarlo.

- ¡Hola, preciosa! - Aidan la abrazó.

- ¿Qué haces aquí? - quiso saber la hija de Carrie y Big.

- ¿Es que no puedo ir a visitar a las dos personas más importantes de mi vida? - bromeó el otro.

Carrie casi se ruboriza.

"¿Sigo siendo importante para él?" preguntó en su mente.

- ¡Mamá! - la voz de Cassidy la sacó de sus pensamientos - Te has quedado en la inopia -

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Cassidy, Carrie y Aidan entraron en casa.

La joven rubia de pelo rizado se dio cuenta de lo tensa que estaba su madre con el hombre, aunque no sabía muy bien porqué.

- Mamá - la llamó para atraer su atención - ¿Es cierto que tú y el Tío Aidan fuisteis novios? -

- Cuando éramos jóvenes - habló Aidan por ella.

- ¿Qué haces aquí? - preguntó Big al ver llegar a Aidan.

- ¿Es que todos en esta casa preguntáis lo mismo? - bromeó el otro.

Cassidy se dio cuenta de que Big miraba a Aidan muy seriamente.

Podía entenderlo, su padre aún seguía viendo al otro hombre como un rival por el amor de Carrie.

- Solo vino de visita, papá - habló Cassidy, defendiendo a Aidan.

Por algún motivo, a la hija de Carrie y Big siempre le había gustado la compañía de Aidan.

Sentía una gran conexión con él.

Era como una especie de padre para ella.

Un segundo padre.

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- ¿Mamá está bien? -

Miranda y Charlotte habían pasado una eternidad, o al menos eso era lo que le había parecido a Scarlett, en la habitación de Samantha.

Como era de esperarse, la joven rubia de pelo liso estaba preocupada por su madre.

Scarlett se dio cuenta de que sus tías postizas intercambiaban miradas de preocupación.

- Tu madre es fuerte - habló Miranda con la voz más dulce que pudo - Simplemente está teniendo un pequeño bajón. Pero lo superará -

- Gracias, Tía Miranda - se lo agradeció la joven.

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