PUERTAS DEL EDEN - EL ASCENSO

Volumen 1 Capítulo 9: La Danza del Hielo y el Fuego

~ Un día antes del registro

El frío viento nocturno soplaba con una melodía inquietante a través de las calles silenciosas de la ciudad. Zelenka avanzaba con pasos cansados, sus botas resonando en el empedrado en un ritmo acompasado con los latidos de su corazón. Habían pasado dos largos días desde que abandonó su antiguo hogar, y la fatiga comenzaba a pesar sobre sus hombros como un fardo implacable. 

 Cada inhalación se sentía aguda en sus pulmones mientras aspiraba el aire helado, y su aliento salía en pequeñas nubes de vapor que se desvanecían en el aire oscuro. El camino había sido arduo y solitario, con las sombras de los edificios altos envolviéndola como espectros silentes que observaban su llegada.

 El sonido apagado de sus pasos resonaba en su mente, mezclándose con el susurro del viento y creando una sensación de aislamiento en medio de la vastedad nocturna. La ciudad, normalmente llena de actividad y bullicio, parecía un lugar desolado y en reposo en esas horas tempranas de la madrugada.

 Finalmente, Zelenka llegó a su destino: una modesta posada que se alzaba en una esquina tranquila. La fachada estaba iluminada por una luz tenue que se filtraba desde las ventanas, proyectando una sombra tenue en el suelo de adoquines. Empujó la puerta de madera gastada y entró en el cálido resplandor del interior. 

 El aroma de la madera envejecida y el fuego crepitante en la chimenea llenaban el aire, creando una sensación acogedora y familiar. Una posadera de mediana edad le dio la bienvenida con una sonrisa amable, y Zelenka intercambió algunas palabras con ella mientras alquilaba una habitación para descansar.

 La habitación era sencilla pero confortable, con una cama cubierta por mantas tejidas a mano que prometían un refugio contra el frío de la noche. Zelenka dejó caer su mochila con un suspiro de alivio y se dejó caer en la cama, sintiendo cómo sus músculos tensos finalmente comenzaban a relajarse. 

 La oscuridad de la noche se filtraba por la ventana entreabierta, pintando patrones misteriosos en las paredes. Zelenka cerró los ojos, permitiéndose entregarse al abrazo del agotamiento. Mañana sería un nuevo día, un día de preparación y desafíos en el torneo de Adoptados que estaba por venir. Con esos pensamientos en mente, se dejó llevar por el sueño, permitiendo que las sombras de la noche la envolvieran en su abrazo silencioso.

El agotamiento finalmente se apoderó de Zelenka, arrastrándola a un sueño profundo y reparador. Sus sentidos se sumieron en la oscuridad mientras su respiración se volvía lenta y rítmica. El suave resplandor de la lámpara cercana se desvaneció en su mente, dejando espacio para la tranquilidad de la noche.

Sin embargo, en la penumbra, siluetas acechantes comenzaron a moverse con sigilo. Los cazadores de recompensas, cuyas intenciones habían estado ocultas en las sombras durante horas, finalmente vieron su oportunidad. Como fantasmas en la noche, avanzaron hacia la posada donde Zelenka descansaba, su determinación y avaricia iluminando sus ojos fríos.

El ataque sorpresa se desató en silencio, un intento de capturar a su presa desprevenida mientras dormía. Pero la aguda intuición de Zelenka no descansaba, incluso en su sueño. Su entrenamiento y experiencia habían agudizado sus instintos, permitiéndole detectar incluso la más mínima perturbación en el aire.

En un instante, sus ojos se abrieron con una rapidez asombrosa. Con una agilidad sorprendente, se lanzó de la cama y se deslizó hacia un lado, evitando por un pelo el ataque que se había dirigido a su posición anterior. La madera crujió y el aire vibró con la fuerza del impacto mientras el cazador de recompensas maldecía su suerte.

El cuarto se llenó de una tensión eléctrica mientras Zelenka se enderezaba, su mirada fija en sus atacantes. En la oscuridad, podía ver las formas de hombres armados que se movían con rapidez y precisión, aprovechando la sorpresa inicial para intentar someterla.