Volumen 1 Capitulo 15: Enredos de la Noche

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Los tambores retumbaban en el coliseo, generando una atmósfera cargada de tensión. El equipo de Zelenka y Miel, formado por tan solo siete personas, estaba incompleto, faltándoles tres integrantes para poder seguir adelante en la competencia. Desesperados, buscaron entre los sobrevivientes de los 300 participantes, pero no encontraron a nadie más disponible. Los tambores seguían sonando sin piedad, anunciando que el tiempo se agotaba.

El anfitrión observaba la escena con ojo crítico, y cuando todo parecía perdido, sorprendió a todos con una inesperada decisión. Con una sonrisa burlona en su rostro, declaró: "No hay problema". El destino de Miel y sus amigos había sido decidido; podrían continuar con tan solo siete miembros en su equipo. La multitud rugió en descontento, pero las palabras del anfitrión eran inapelables.

Zero, Gélida y Felida, desde su posición de soberbia y arrogancia, miraban con desdén al equipo de Miel. Para ellos, aquellos tres compañeros eran débiles e insignificantes, no valía la pena ni siquiera dirigirles una mirada. Zelenka, por su parte, se encontraba atrapada entre el deseo de ayudar a los nuevos miembros del equipo.

El ambiente se volvía cada vez más tenso, mientras el público ansioso esperaba más sangre y más espectáculo. Pero el destino tenía otros planes para Miel y sus amigos. La decisión del anfitrión los había salvado por el momento, pero la próxima prueba sería la definitiva y, sin duda, desafiante.

En el lujoso palco, la princesa Teresa, ataviada en sedas y joyas que reflejaban su estatus, observaba con un ceño fruncido la escena que se desarrollaba en la arena. Apoyada en la barandilla, su mirada se posaba con una mezcla de disgusto y escepticismo en los tumultuosos eventos que se desplegaban ante sus ojos. El ambiente de entretenimiento y violencia que reinaba en el coliseo parecía no ser de su agrado, y su expresión evidenciaba un conflicto interno mientras sopesaba las implicaciones de lo que estaba presenciando.

Sin previo aviso, la princesa Teresa fue consumida por una furia repentina. La injusticia de la situación, la crudeza del espectáculo, todo pareció confluir en un torrente de emociones intensas que no pudo contener. Su mano se alzó con rapidez sorprendente y, con una fuerza que contrastaba con su apariencia elegante, abofeteó a la esclava que estaba a su lado, la misma que sostenía un abanico para darle aire. El impacto resonó en el aire, un estallido sordo que se propagó entre la aristocracia y el entretenimiento sangriento que se desarrollaba en la arena.

La esclava, sometida y vulnerada, no pudo hacer más que derramar lágrimas silenciosas en respuesta a la humillación que había sufrido. La fuerza de la bofetada quedaba impresa en su piel, un recordatorio tangible de su posición subordinada. Las manos de Teresa, hábiles y delicadas en apariencia, habían mostrado una destreza oculta, transformándose en instrumentos de dominación en un instante.

A pesar de la violencia que había estallado en ese pequeño rincón del palco real, nadie más en la nobleza prestó atención a la escena. Era como si la esclava no fuera más que una sombra en su periferia, una figura invisible que no merecía el escrutinio de los presentes. La distancia entre clases sociales se volvía palpable en ese momento, una brecha insalvable que dictaba quién merecía la atención y quién debía permanecer en la oscuridad.

La mirada de Teresa, enrojecida por la ira, se desvió de la esclava y se posó en los concejales que compartían su palco. La tensión en el aire parecía haberse intensificado, y aunque no había pronunciado palabra, su expresión hablaba de un descontento profundo y una insatisfacción que no podía ocultar. En ese momento, la princesa se convirtió en una figura enigmática, una mezcla de privilegio y tormento, que se movía en un mundo donde las apariencias lo eran todo y la realidad de la desigualdad se expresaba en gestos sutiles y silenciosos, tan poderosos como el estruendo del coliseo que se extendía debajo de su palco.

PUERTAS DEL EDEN - EL ASCENSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora