PUERTAS DEL EDEN - EL ASCENSO

Volumen 1 Capítulo 14: Alianza imprevista

La preocupación pesa como una losa sobre Miel mientras observa a su amiga Diana ya su compañero Leonard, ambos en un estado casi incapacitante. Su corazón tarde con fuerza, apretándose ante la visión de sus heridas y su vulnerabilidad. La determinación se refleja en sus ojos mientras lucha contra el agotamiento. La promesa que hizo de protegerlos a toda costa resuena en su mente, impulsándola a superar sus propios límites.

Por otro lado, la tríada de Zero, Felida y Gelida experimenta un giro diametralmente opuesto. Sus personalidades despreciables y arrogantes han tejido un aura de aislamiento a su alrededor. El coliseo, que reverencia la fuerza y ​​la brutalidad, los mira con una mezcla de miedo y repulsión. En un entorno donde la crueldad es aplaudida, su desprecio por los demás los ha convertido en parias, marginados incluso en un lugar donde la brutalidad es norma.

La tensión aumenta cuando el anfitrión ordena cargar los arpones y amenaza con disparar a aquellos que no hayan formado equipos de al menos diez personas. Miel siente el Kigai y sabe que debe tomar una decisión rápida. Sin embargo, antes de que pueda hacerlo, Zero comienza a hablar con sus primas.

Explica su desprecio hacia los débiles del coliseo y su creencia de que formar equipos es una muestra de debilidad.

En la penumbra del rincón apartado, Zero y Felida se reúnen en una conversación llena de desprecio hacia los demás participantes del coliseo.

"¿Has visto qué patéticos son? No son más que insectos insignificantes, incapaces de defenderse", comenta Zero con un gesto de desdén en su rostro.

Felida asiente con una sonrisa siniestra. "Tienes razón, Zero. Este lugar está lleno de débiles que solo retrasarán nuestro progreso. Nosotros somos superiores en todos los sentidos. No merecen ni siquiera nuestro tiempo."

Zero se ríe con autosuficiencia. "Exactamente, Felida. Deberíamos dejarlos a su suerte y concentrarnos en nuestro propio camino hacia la victoria. No necesitamos a nadie más para alcanzar la cima."

Felida asiente nuevamente, compartiendo la misma visión de superioridad. "Así es, Zero. Nadie puede detenernos. Vamos a mostrarles a todos lo que realmente significa ser poderosos".

Ambos comparten una mirada de complicidad, alimentan por su creencia en su propia grandeza y el desprecio por los demás.

Felida y Gelida asienten, compartiendo la misma opinión de su prima. "Tienes razón, son débiles y despreciables. No valen la pena. Nosotros somos superiores", responde Gelida con una sonrisa maliciosa.

Zero continúa su despotismo, dejando claro que no tienen intención de unirse a nadie más, ya que creen que formar equipos sería rebajarse a la mediocridad de los demás. "¿Para qué unirnos a ellos? Solo nos arrastrarían hacia abajo. Nosotras somos mucho más poderosas y capaces de sobrevivir solas", afirma con autosuficiencia.

La conversación entre las primas se llena de cinismo y crueldad, mientras se deleitan en su propia superioridad sobre los demás. Se encuentran en su elemento, compartiendo burlas y risas burlonas sobre los demás participantes del coliseo. Para ellas, los demás son simples peones en su juego, carne de cañón que pueden manipular a su antojo.

Sus palabras están llenas de un desprecio evidente hacia los demás, como si consideraran que nadie está a su altura. "¿Ves cómo se arrastran por el suelo? Son como insectos incapaces de desafiarnos", comenta Felida con una sonrisa de satisfacción.

Gelida asiente, sus ojos reflejando un aire de superioridad. "Tienes razón, Felida. Nosotras somos las verdaderas depredadoras aquí. Nadie puede igualarnos."

La conversación está impregnada de un siniestro deleite por su propio poder y control. Para ellas, los demás participantes son meros espectadores de su juego, y están dispuestas a enfrentar cualquier desafío, sin importar lo que suceda a su alrededor. Su confianza y arrogancia son palpables, creando un aura de intimidación y dominio a su alrededor.