18. Casa

198 35 22
                                    

- Voy yo. - Dijo el alfa despertando a mitad de la noche.

El híbrido de espalda ancha caminaba por su casa, no podía con el cansancio, pero tenia que hacerlo, su esposo estaba mucho más cansado de haber estado todo el dia cuidando de aquellas dos pequeñas criaturas.

- Hola pequeños. - Dice el oso viendo a sus dos pequeños hijos en sus cunas. 

Los dos pequeños con orejas de oso estaban muy despiertos, moviéndose en sus cunas. Los dos estaban despiertos, la pequeña de cabello negro estaba gruñendo mordiendo su puño mientras que el bebe de cabellos mas claros estaba llorando por la atención de su padre que al verlos sonríe dejando pasar su cansancio y dedicándose mejor a cuidar sus pequeños hijos de meses de edad. El alfa toma uno de los biberones que ya tenían preparados para estos casos y acunando a su bebe en su brazo le da la mamila. El pequeño a los pocos segundos deja de llorar y se dedica a comer viendo a su padre que le sonríe de una forma muy cálida y amorosa. 

- ¿Cómo están los niños? - Pregunta el alto omega entrando al cuarto. El olor a cítricos del padre hace que la niña llore por capricho, por su deseo que su padre lo cargue. - Ya, ven aquí princesa. 

Con cuidado Mariana carga a su hija, acunándola en sus brazos. Por la hora le da de comer debido a que ya era su hora. El alto omega apenas puede tener sus ojos abiertos del cansancio y se recarga en su esposo que está alimentando a su hijo.

- No hubieras venido, yo puedo darle de comer a los dos. - Dice Spreen dando un beso en el cabello a su omega.

- No podía dejarte solo. Tenemos gemelos y sin importar que Luna no estuviera llorando trae hambre, por eso mordía su manita. - Dice Mariana acariciando el cabello de su hija. El omega huele su mano y siente el aroma a sándalo en su mano. El omega voltea a ver a su esposo que ve en otra dirección reconociendo la mirada de su esposo. - ¿Volviste a bañar a los niños?

- No. - Dice Spreen evitando el contacto visual. 

- Spreen, no lamas a los niños. - Dice Mariana girando los ojos.

- Es cosa de híbridos, no puedo evitarlo, tienen que oler a mí. Además que la saliva de un oso que se vuelve padre genera un jabón especial para cuidar a sus cachorros. Al menos yo no intenté hacerles un nido.

- Oye eso es cosa de híbridos también. - Mariana recuerda que el primer dia que tuvo a sus gemelos en casa intentó hacer un nido con sabanas y las sillas de la cocina para tenerlos ahí, pero cuando Spreen vio lo que estaba haciendo volvió en si y los devolvió a las cunas para que duermas. 

Los dos entonces se quedan con los gemelos hasta que terminan dormidos nuevamente. Spreen y Mariana los dejan con cuidado en sus cunas. Mariana se queda viendo atentamente a sus pequeños, ya fueron un par de meses desde que Luna y Saturno llegaron a casa y tenerlos era increíble para él. Ser padre, ser esposo, ser un omega libre de miedos y con un alfa destinado. 

Mariana por su parte ve a su esposo, ve como está delante de sus hijos y de su boca sale un ululeo para dormir a sus hijos tranquilos. Despues de tantos años que pasaran, seguía viendo ante sus ojos igual de bello que el dia que se volvieron novios. Recuerda como se conocieron en un baño, la decepción que su omega fuese diferente, pero el ser diferente a los demás omegas que hay en este mundo es lo que más atrae a Spreen. Que su omega sea alto, sea alguien fuerte, un amigo más que un esposo. Spreen al verlos, sentía que eso era lo mejor que pudo haber encontrado en esta vida.

- Gracias. - Dice Spreen besando a su esposo antes de salir del cuarto y dejar a los pequeños dormir tranquilamente. 

- ¿Por qué?

- Por ayudarme con los niños. - Dice Spreen viendo a Mariana aprendiendo todavía más el rostro de su omega.

- Ah, pues somos esposos mien, son mis hijos. Claro que te voy a ayudar con ellos.

Spreen entonces se acuesta abrazando a su esposo, colocando sus manos en la cadera de Mariana y dando leves caricias.

- ¿Qué hora es?

- Las dos. 

- Tenemos cuatro horas antes que tenga que despertar para ir a trabajar. - Dice coqueto dando un beso sobre la marca en el cuello del omega que sonríe ante la proposición de su esposo. 

- No quiero que te duermas en el trabajo despues de esto. 

- No, claro que no. - Dice Spreen para comenzar con sus juegos nocturnos donde tendrían una noche llena de amor.

*****

- Spreen, te quedaste dormido en la junta. Eres oyente, deberías poner mucha atención. - Dice Vegetta regañando a su hijo que se quedó dormido en una junta importante.

- Lo siento, es que los bebes estuvieron llorando toda la noche.

- Es difícil ser padre primerizo, ustedes tienen dos es mucho más difícil, pero debes intentar dormir mejor en las noches. 

- Lo intentaré. - Dice Spreen a su padre. El alfa mayor le da una palmada en el hombro a su hijo.

*****

Al llegar a casa Spreen vio como su omega jugaba con sus pequeños que estaban acostados sobre un tapete especial en el suelo. El alfa sonríe al ver a su omega tan feliz y a sus dos cachorros. Con una sonrisa ve esa escena y toma una foto que se volverá su protector de pantalla.

- Estoy en casa. - Dice atrayendo la atención de Mariana que le da un beso en los labios.

- Bienvenido de regreso mi amor. - Le dice con amor a su amado alfa. 

- FIN - 

****************************

Nota del autor,

Bueno, aquí hemos llegado al final. Quiero disculparme antes por no haber actualizado antes. Estuve mal emocionalmente y quise estar solo un tiempo. Leía sus comentarios porque me alegra mucho leerlos, pero no me sentía bien para escribir la historia. Bueno ya ha terminado la historia y quizás en un tiempo les traiga un especial que tengo en mente.

Por ahora les doy las gracias por haber estado en el transcurso de la historia, estar comentando y votando. Me da mucho gusto saber que disfrutan la historia

Con cariño,
Nikko
El chico de las flores

Buscando un Aroma PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora