Mi nombre es Rafa y voy a contarles una historia, la mía, no sé cuándo fue exactamente que empezó todo, yo creo que fue el día que le pedí a mi novia de hacía unos meses que viniera una tarde a mi casa, mis padres no estaban por una reunión del negocio que tenían en otra ciudad, era la tarde perfecta para pasarla con ella en la cama sin prisas, la fui a buscar a primera hora, llegamos y nos metimos en mi habitación, nos fuimos desnudando lentamente hasta quedarnos en ropa interior y meternos en la cama besándonos, Lidia era una chica muy delgadita, sin casi nada de tetas, con un buen tipo, eso sí, y una carita muy simpática, no sabía si sería la mujer de mi vida pero con ella me encontraba cómodo, nos besábamos y acariciábamos por encima, le desabroché el sujetador acariciándole y lamiéndole despacio unos pequeños pezones muy sensibles que le hacían gemir de gusto, ella me metía la mano por dentro de los boxes agarrándome la polla haciéndome una paja lenta que sabía que me ponía muy a tono, me los bajó hasta los muslos para poder pajearme mejor, yo le bajé las braguitas un poco para poder meterle la mano en el coño y frotárselo despacio como a ella le gustaba, nos besábamos a la vez que jadeábamos por el gustillo que nuestras manos nos proporcionaban.
Nos quitamos la ropa interior y saqué un condón para que ella me lo pusiera, me hizo estirarme en la cama y con cuidado se subió sentándose despacio encima de mi polla, metiéndosela hasta el fondo dejando ir un buen gemido, su pequeño cuerpo se movía dándose placer gimiendo, con una mano se aguantaba sobre mi pecho y con la otra se acariciaba una teta pellizcándose los pezones, conseguía que le quedaran muy salidos y duros, aumentaba la presión y se movía más rápido consiguiendo correrse tapándose la boca, para no gritar y que los vecinos se enteraran, al final del orgasmo siempre le cogían unos espasmos en el coño que podía notar como apretaba mi polla, me encantaba aquella sensación viendo como ella se retorcía como una lagartija acabando de correrse, se arrodilló en la alfombrilla al lado de la cama, conmigo delante chupándomela para hacerme acabar como sabía que a mí más me gustaba, me la pajeaba, chupaba y succionaba con unos sonidos que me ponían la polla a punto de reventar, miré la hora en el despertador de la mesita pensando que tendríamos tiempo de descansar y pegar otro polvete antes de irnos, me subió un golpe de gusto que le pegué el primer lechazo en medio de la cara, cuando estaba a punto de salir el segundo..., se abrió la puerta, mi madre nos enganchó justo en el momento que le entraba un tiro de leche en plena boca, y otro que salía más fuerte volando por encima de su carita para caerle en un ojo, nunca sabré porque siempre hay uno que les cae en el ojo apuntes donde apuntes, dejando un reguero blanco hasta su boca, nos giramos los dos asustados, Lidia con la cara llena de leche que le caía goteando y yo, bueno yo, con la polla tiesa pegando otro lechazo en dirección a mi madre, pegó un grito horrorizada y salió de la habitación como nunca la había visto correr a la mujer.
Después del "lechazo interruptus", o no tan interruptus, nos lavamos, nos vestimos y salimos al salón con la cabeza baja de la vergüenza, mi madre y mi padre nos estaban esperando sentados en un sofá, mi madre miraba para otro lado, supongo que para no acordarse de lo que acababa de ver con sus ojos.
Mi padre: Venir chicos, sentaros con nosotros que quiero hablar con vosotros.
Rafa: ¿Pero vosotros no ibais a estar toda la tarde fuera, o es que se ha anulado la reunión?
- Mi padre levantó las cejas mirando para el techo.
Mi padre: Que es mañana la reunión capullo, que no te enteras nunca de nada hijo.
Rafa: ¡Ostia puta!
- Lidia me pegó un sonoro golpe en medio de la nuca con la mano abierta.
Mi madre: Esa boca niño.
Mi padre: Bueno, lo hecho, hecho está, pero no puede ser que tengáis tanto tiempo libre, Lidia cariño, no estabas buscando trabajo.
Mi madre: Si eso, dile cariño encima.
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Secreto familiar
Romance¿Cuándo y cómo cambio mi vida? El día que mis padres me encontraron teniendo sexo con mi novia Lidia en casa, todo cambio, me obligaron a trabajar en el negocio familiar para enseñarme a ser más responsable, mi padre heredo el negocio de su padre y...