Capitulo IV

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A los pocos días estábamos en la bodega ordenando una cajas con Sonia hablando de nuestras cosas, cuando estábamos a punto de acabar quedaba una caja en el suelo y los dos fuimos a cogerla a la vez, al agacharnos chocaron nuestras cabezas, nos incorporamos cogiéndonos uno al otro instintivamente, se acercaron nuestros cuerpos quedando rozándose con mis manos en su cintura y las suyas en mis hombros, nos mirábamos fijamente a los ojos y las caras se iban acercando muy despacio, de pronto ella cerró los ojos bajando la cabeza y yo me separé disimulando...

Rafa: ¿Te he hecho daño Sonia, estás bien?

- Ella también reaccionó rápido.

Sonia: No, ha sido gracioso eh, casi nos descalabramos uno con el otro.

- Nos reímos un rato para no pensar en lo que había pasado.

Se organizó una salida para una noche unos días más tarde, cuando llevaba un rato con las cervezas riendo con los compañeros y compañeras entró Carlota, y como entró, se había puesto una mini falda y una especie de camiseta apretada que le marcaba el tamaño de las tetas, caminaba por el local y todos se giraban para mirarle el culo, yo no podía dejar de mirarla sonriendo, ella sabía perfectamente el revuelo que estaba liando, se acercó a nosotros y las chicas la rodearon para decirle lo guapa que iba y chismorrear, al resto de tíos nos saludó levantando la mano, seguimos tomando las cervezas hablando, pero yo no podía evitar de tanto en tanto girar la cabeza para mirarla, cruzándonos las miradas en alguna ocasión, estaba guapísima, y ella lo sabía.

Poco a poco la gente fue largándose y quedábamos menos, yo por supuesto no pensaba irme hasta que lo hiciera ella, de manera gradual nos fuimos acercando, al poco rato los pocos compañeros que quedaban se despidieron y nos quedamos solos pudiendo sentarnos.

Rafa: Te has puesto muy guapa hoy.

Carlota: ¿Yo?, si me he puesto lo primero que he encontrado en el armario.

Rafa: Ya se nota, nunca te había visto así.

Carlota: Oye Rafa, ¿no estarás insinuando que me he vestido así por ti?

Rafa: No mujer, la que es guapa es guapa.

- Río y giró la cabeza para no mirarme, estuvimos hablando un buen rato sin prisas hasta que dijo que se tenía que ir, al salir a la calle los dos...

Rafa: No te apetecería comer alguna cosa, yo pienso ir a cenar antes de ir para casa.

- Me miró a los ojos.

Carlota: No te lo tomes mal, pero creo que no estaría bien.

Rafa: Vale, no te preocupes.

Nos volvimos a mirar a los ojos para despedirnos, yo le hubiera plantado un beso en medio de los labios tan a gusto, pero me desvié apoyándole una mano en el hombro dándole uno en cada mejilla. Me subí al coche contento de aquel primer contacto, o al menos eso pensaba yo que había pasado, conducía para ir a comer algo y me llamó mi madre...

Mi madre: Rafa cariño, ¿estás en el trabajo?

Rafa: No mamá, hace rato que me fui, pero no estoy lejos.

Mi madre: Es que estoy llamando a tu padre y no me coge el teléfono, ¿tú podrías pasar para decirle que me llame?, tengo que preguntarle una cosa importante.

Rafa: Vale, no te preocupes.

Por hacerle un favor a mi madre me presenté en la segunda planta del supermercado donde estaba el despacho de mi padre, entré y no estaba, lo que si había era su teléfono encima de la mesa con unas cuantas llamadas perdidas de mi madre, salí al pasillo y vi que había luz al final en otro despacho, me acerqué y cuando iba a abrir la puerta oí un gemido, me quedé quieto con la mano casi tocando la manecilla para abrir, me separé despacio, no me quería imaginar lo que estaba pasando detrás de aquella puerta, el problema es que era demasiado curioso para irme de allí sin enterarme, así que entré en el despacho de al lado, por la parte de arriba las paredes de madera no llegaban al techo y subiéndome encima de una mesa pude sacar la cabeza para ver qué pasaba, y lo que pasaba no era otra cosa que mi padre tenía delante a su secretaría con el culo en pompa y él desde atrás se la estaba follando a base de bien, ahora la cornuda era mi madre, otra socia del club de los cornudos, ¿pero es que allí nadie se estaba quieto joder?, la secretaría se corrió y se estiró en un sofá que había boca arriba con las piernas abiertas, pude verle hasta el agujero del coño antes de que mi padre se metiera en medio de sus piernas siguiendo con sus golpes de cintura arriba y abajo, después se puso ella encima cabalgándolo como una amazona experta volviendo a correrse, mi padre la giró volviendo a sacarle el culo a cuatro patas para metérsela en el culo, me di cuenta que no tardaría mucho en correrse y aprovechando el fragor del momento me bajé de la mesa, salí al pasillo y me escondí al final, aproveché que salió mi padre para dar la vuelta a la esquina en ese momento gritando.

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