Respiró pesado, entrando profundamente en ella, escuchándola jadear. La miró, y bajó hacia ella para besarla, sintiendo como la rubia se abrazaba a él.
Y aunque hubiese querido, no pudo contenerse más, comenzando a penetrarla, lo más suave y lento que su poca cordura se lo permitía en ese momento.
Bárbara se quedó quieta, dejando de besarlo para quejarse, apretando sus dedos en la espalda a él.
—¿T-Te duele? —le preguntó con la respiración pesada, y viendo que ella estaba con los ojos cerrados.
¿Por qué le tenía que doler? Tendría que ser placentero para ambos, como él que lo estaba disfrutando.
—S-Sí, pero... No te detengas —gimió.
—¿Segura?
Ella sólo se limitó a asentir, mordiéndose el labio inferior. Dolía, pero también se sentía tan bien, que no sabía que sentir ya.
***
—¿Quién diría que íbamos a ver al general así? Hasta parece un tipo blando y bueno —rio.
Melliens entró a su cabina, y bufó con molestia, al ver que habían varios tipos allí, observando lo que Garrelk y Bárbara hacían.
—¿Qué están haciendo aquí? Creo que fui claro cuando dije que debían irse.
—Pero si ya terminaron, deja de ser tan molesto —le dijeron con fastidio—. Están durmiendo ahora, muy abrazados —rio—. Tomaré una captura de esto, para cuando vuelva.
El muchacho negó con la cabeza, y con un dispositivo que había construido y llevaba consigo ahora, apagó las pantallas.
—Fuera todos de mi cabina, regresen a sus funciones o busquen nuevas actividades.
—Melliens ¿Por qué no te vas un poquito a la mierda? Cuando yo baje a la Tierra, no quiero que interfieras ¿Oíste? —masculló molesto un muchacho, dándole un golpe en el pecho.
—No pienso meterme en tu estadía en la Tierra, dalo por hecho. Ahora salgan todos ya de aquí.
Cuando todos los muchachos salieron, el jovencito cerró las puertas. Qué estresante era tener que convivir con ellos.
***
Abrió los ojos suavemente y al ver al rubio junto a ella durmiendo en la cama, se mordió el labio inferior, antes de sonreír.
Lo observó dormir y se animó a acariciar su abdomen, su pecho, pasando lentamente sus dedos sobre su piel, la cual se sentía tan tibia. Incluso bajo su tacto podía sentir su fuerte corazón latiendo.
Tenía una expresión tan tranquila, que al parecer estaba durmiendo plácidamente junto a ella. Le acarició la mejilla, y luego suavemente el cabello. Garrelk... Era tan lindo.
Pero al recordar el motivo por el cual habían estado juntos, su pecho dolió... Él sólo quería saber que se sentía y si podía hacerlo como un humano normal.
Sin contar con lo más importante aún, él se iría en menos de seis meses.
Lo miró y se giró para salir de la cama, necesitaba tomar un poco de distancia de él, pensar sobre lo que habían hecho y como se sentía ahora.
—Quédate —le pidió abrazándose a su cintura, cuando ella intentó irse.
—¿P-Por qué? —le preguntó en un tono bajo, sin mirarlo.
—Porque me gusta estar contigo, quédate.
La rubia negó con la cabeza sin mirarlo, tomándolo de las manos para quitarlas.
—Debo irme a bañar y preparar el desayuno.
Y aunque Bárbara hizo el intentó de levantarse de todos modos, Garrelk la jaló hacia él, abrazándola a su cuerpo cuando la rubia cayó a la cama nuevamente.
Pasó sus brazos por la cintura y pecho de ella, abrazándola celosamente a él.
—Tenemos todo el día para hacer las cosas, pero ahora sólo quiero estar aquí contigo —pronunció en un tono bajo, ronco.
Bárbara se estremeció, cerrando los ojos, cuando sintió los suaves besos de él sobre su cuello y hombro.
—G-Garrelk.
La continuó besando, hasta que sintió que no era suficiente de ese modo, por lo que la giró en la cama y se subió sobre ella, para besar su boca, siendo correspondido por la rubia.
Lo abrazó a ella, pasando sus manos por su espalda y cabello lentamente, hasta que sintió que el general bajaba a su cuello.
—E-Espera —susurró, intentando juntar sus muslos.
—¿Qué pasa?
Lo tomó del rostro y lo miró a los ojos, con temor.
—No podemos volver a... Hacerlo.
—¿Por qué?
—P-Por qué no está bien —le dijo en un tono bajo—. Esto hacen las personas casadas.
—Nadie tiene porqué saberlo.
—Y-Yo lo sabré —murmuró.
La miró a los ojos, confundido.
—Pero quiero estar contigo ¿Tú no quieres?
—S-Sí, pero no está b-bien, Garrelk.
—De acuerdo ¿Y si me caso contigo?
—¿Te quieres casar conmigo sólo... Para tener sexo?
—Sí.
Desvió la mirada y colocó sus manos en los hombros de él, empujándolo.
—Sal.
—¿Por qué? ¿Qué tiene de malo eso?
—Q-Que el matrimonio no se trata de tener sexo únicamente, sal, Garrelk —murmuró con un nudo en la garganta.
—Espera ¿Estás por llorar? ¿Por qué? Lo siento, no quería molestarte —le dijo saliendo de encima de ella—. Tú sabes que hay cosas que yo aún no entiendo, pero si me explicas, lo haré.
Ella negó con la cabeza y salió de la cama, tomando una vieja camiseta de él que usaba como camisón, y se la colocó, antes de salir e irse al baño, que tenían afuera.
—Bárbara, mierda —gruñó frustrado, saliendo también de la cama.
"—¡Melliens! ¡¿Me puedes explicar por qué ella se molestó conmigo?!"
"Estoy desayunado, general."
"—¡Me importa una mierda! Dime por qué se enojó conmigo, ¿qué dije para que lo hiciera?"
Esperó unos minutos, impaciente, y luego el muchacho volvió a comunicarte con él.
"Ser un imbécil, general, nada extraño en usted después de todo."
"—Melliens cuando suba a esa puta nave, te partiré el culo a patadas por eso. Dime cómo carajos lo soluciono."
"¿Qué va a solucionar si usted no tiene sentimientos por ella? Bárbara está enamorada, no necesita palabras, sino acciones."
"—¿E-Enamorada? ¿De quién?"
"¿Se da cuenta que es imbécil?"
"—Melliens —gruñó en advertencia."
"¿Y de quién más va a hacer, general? De usted."
Miró la puerta por dónde ella había salido, y buscó sus zapatillas.
"—Okay, descárgame la información necesaria para demostrarle lo mismo."
"General Garrelk, el amor no es un invento, no puede ser emulado, usted debe sentirlo."
"Mocoso imbécil, me refiero a que me ayudes a expresarlo con acciones ¡No te estoy pidiendo que me hagas amarla! Para eso... No necesito ayuda."
...
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Garrelk
Science FictionA veces, las historias de nuestros abuelos, se hacen realidad.