Era innegable que se sentía nervioso, pero no podía demostrar aquello. No cuando estaba por realizar su primera misión como híbrido Kerlakiano fuera de la Tierra.
—Ajá, sí, una mujer, crezcan, niñatos —pronunció rodando los ojos, mientras caminaba por los pasillos.
Leo se giró al escuchar aquello voz y miró sorprendido a la joven rubia que se acercaba.
—Bianca.
—Leo ¿Qué tal? Tanto tiempo —pronunció indiferente, entrando al área de descontaminación, para prepararse para su primer viaje intergaláctico.
—¿Q-Qué estás haciendo aquí?
La rubia salió de la cabina y se cruzó de brazos.
—¿No es obvio? Al igual que tú fui convocada para el primer viaje intergaláctico de híbridos Kerlakianos.
—Sí, pero... No creí que participarías.
—Pues aquí me ves.
—Miren nada más, tenemos una hembra en la tripulación —pronunció divertido un moreno.
—Y que hembra secundó otro —sonriendo.
Bianca los observó a ambos con el ceño fruncido, cambiando el azul de sus ojos por un gris brillante.
—Cuiden sus lenguas, soldados, no querrán encontrarlas dentro de su culo.
—¿En el nuestro? Yo creo que la sentirías muy bien en tu co-
La rubia apretó la mandíbula, y ambos tipos se tomaron de la garganta en ese momento, antes de comenzar a hacer arcadas y arrodillarse en el suelo, tosiendo.
—Oh ¿Qué pasó, "papi"? —le inquirió poniéndose de cuclillas frente a él, susurrando contra su oído—. ¿No está bueno el sabor de tu recto?
—¿Qué carajos está ocurriendo aquí? —preguntó un sargento entrando al gran salón.
Bianca se puso de pie y chasqueó sus dedos, encogiéndose de hombros.
—No lo sé, parece que a los cabos Merlak y Tiabens algo no les hizo bien —pronunció despreocupada, al momento en que comenzaban a vomitar—. Limpieza en el área de descontaminación urgente, sargento —le dijo comenzando a levitar, para marcharse de allí.
Leo la observó sorprendido, sin poder creer que aquella mujer fuera la dulce y tierna Bianca que había conocido de niños.
—Ey ¿Vienes o no? —le inquirió desde la puerta para abordar.
—S-Sí.
***
—En está última cena terrestre, no sólo conocerán a sus compañeros de viaje, sino también a sus superiores. Muchos de ellos quizás ya se los hayan cruzado por las instalaciones.
Leo desvió la mirada al sentirse observado y vio que eran los dos tipos que se habían encontrado al comienzo. Miró a Bianca, y ella lucía imperturbable, escuchando lo que el capitán estaba diciendo.
—Espero que en la expedición no nos toque con ellos —le murmuró a la rubia.
—¿Con quién? ¿Con los imbéciles del fondo?
—¿Tú también estás sintiendo como nos miran?
—Los estoy viendo.
—¿Qué? —preguntó confundido.
¿Cómo qué los estaba viendo? Si ella estaba mirando al frente.
—Tengo un rango de visión de 360° gracias a mis habilidades perceptivas.
—¿Y eso cuándo lo desarrollaste? —le inquirió desconcertado.
—¿Olvídaste que mi papá es un militar especial?
—De pie soldados. En orden, cada uno tomará una esfera con un número, que los dividirá en sus primeros grupos de viaje —pronunción el capitán luego de la presentación—. Buena suerte a todos, y bienvenidos una vez más, a la primera división de viaje intergaláctico híbrido Kerlakiano.
—Pasa tú primero —le dijo cambiando de lugar con él—. Así yo podré ver el número que tomas tú, y tomar el mismo.
—D-De acuerdo.
—Así que la zorrita entró con ayuda del cobarde de Leo*, ahora entiendo porque hay una hembra aquí —pronunció con burla Merlak, parándose junto a ellos.
—Cierra el culo, Merlak, no querrás vomitar una vez en medio del salón, y esta vez, en presencia de todos —le advirtió Bianca sin mirarlo a los ojos.
—Ruega que no nos toque juntos, porque una vez fuera de aquí, ahí me conocerás realmente.
La rubia rodó los ojos, restándole importancia. Él no tenía ni puta idea de con quién estaba hablando.
Observó a Leo pasar a tomar la esfera, y observó su número. Un seis.
Estarían en la división seis, con otros diez imbéciles más. Sólo esperaba que ninguno fuera tan estúpido e infeliz como Merlak y su imbécil primo Tiabens.
...
*Leo al ser hijo de un general como Garllek, tiene ciertos privilegios. Último especial antes del final ❤️
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