"Un retrato de amor", °Ravenna x lectora°

Cap 16 ●Ojos color tormenta●

¿QUE ES LO QUE OCURRIO? ...ser la última vez que pregunté...-Dijo Ravenna mientras entraba a la sala principal del castillo, pude ver a Ravenna hablándole a Bianca y Suzanne que estaban agachadas mirando a la Reina, sabía perfectamente lo que estaba ocurriendo, Ravenna se había enterado de lo que había ocurrido. Cuando mis pasos sonaron en el piso las mujeres se dieron vuelta mirándome, la cara de Suzanne fue de terror mientras que la de Bianca fue de rabia, pero ninguna dijo nada.

Cassandra querida...necesitas algo? ...-Dijo Ravenna cambiando drásticamente de tono, paso de uno cruel y frio a uno cálido y tierno.

Gracias por preguntar, pero no necesito nada mi Señora...-Dije mientras miraba despectivamente a las mujeres que estaban mirando atentamente nuestra conversación.

Bueno querida...te veo después de arreglar algunos...inconvenientes...-Dijo mi Reina mientras me despedía de su lado. Camine en dirección a mi habitación mientras escuchaba la voz de mi Reina gritarles, pero cuando entre en mi habitación pude ver el desorden que había dejado, comencé a ordenar el lugar y cuando estaba ordenando mi escritorio mi corazón se detuvo, la carta no se encontraba allí, tome y tire las cosas que se encontraban encima del escritorio, abrí los cajones y los di vuelta, pero no encontraba nada.

No...no, no, no puede ser...-Me dije a mi misma mientras comenzaba a dar vuelta toda la habitación.

¿Qué ocurre? ...estas bien? ...-Dijo Ravenna entrando a la habitación viendo todo el desastre que se encontraba en mi habitación.

Yo...no encuentro la carta...-Dije mientras el pánico comenzaba a aumentar en mí, sabía lo que decía esa carta, sabía que no era bueno que llagara a su destino, lo que no sabía era quien la había robado de mi habitación.

Cassandra...Tranquilízate ¿qué carta? ...-Dijo Ravenna mientras tomaba sus manos en las mías, pero esto solo aumento mi miedo, el miedo a perderla, a que este cariño que estaba floreciendo se acabara, a volver a ese lugar que alguna vez fue mi hogar y ahora es una cárcel para mí.

Una hacia mi Reina Freya...yo no quería enviarla...estaba allí encima de la mesa...-Dije mientras me sentaba encima de mi cama y comenzaba a desmoronarme.

Cass...linda, mírame ¿Qué es lo tan terrible que dice esa carta? ...-Dijo Ravenna mientras se colocaba de rodillas frente a mí, sin dejar de tocar mis manos y acariciándolas.

Yo...me disculpaba, por romper sus reglas...

Aquella carta que se había escrito en un momento de desesperación, tomada como un elemento donde se colocaron sus pensamientos, un objeto para desahogarse, aquella carta estaba en las patas de un bello y veloz búho, en una noche de luna viajando por el Reino de Ravenna. La carta llevaba el sello del Reino Oscuro como algunos le decían y contenía información que podría terminar con todo el amor que se había formado hasta hoy, este búho iba de camino el Reino de Hielo, y en sus alrededores se encontraban el bosque tenebroso y los caminos de Alborch peligrosos y llenos de animales feroces y ladrones astutos.

El viaje comenzó con una suave brisa, que susurraba entre las copas de los árboles del bosque de Mintengakl aquel Búho viajero sin nombre extendió sus majestuosas alas, agarrando firmemente la carta con sus afiladas garras. Mientras se aventuraba fuera del bosque más cercano a el Reino Oscuro, el búho se encontró con el pantano turbio y peligroso, criaturas siniestras acechaban bajo las aguas, y espeluznantes, aquel pantano que en su camino Cassandra había evitado pero que desde el cielo se podía cruzar con un poco más de seguridad. El búho navegó por los pantanos con cautela, sin perder nunca de vista su destino, dejando atrás los pantanos, entró en las Cuevas Susurrantes, un laberinto de túneles que se adentraba en el corazón de las montañas. Se sabía que las cuevas tenían ecos de voces inquietantes, y muchos viajeros se habían vuelto locos por hallar la preciada salida. Sin embargo, la sabiduría y el enfoque del búho lo protegieron, voló a través de la oscuridad, siguiendo las estrellas que brillaban a través de las aberturas en el techo de la cueva.