Capítulo 12

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Mos se preparó para la próxima batalla, pero extrañamente, Kessar no hizo ningún movimiento para acercársele.

En vez de eso, miró fijamente a Zakar con una media sonrisa retorcida.

─Veo que encontraste a mi mascota, Nana─. Regresó su mirada hacia Mos y su cara se volvió de piedra─. Y a mi hermano.

Mos se encogió de hombros fingiendo simpatía.

─Nos atacó─, dijo él sarcásticamente─. ¿Qué se suponía que tenía que hacer? ¿Invitarle a cenar?

─Se suponía que morirías─. Kessar entrecerró los ojos─. Habría sido un buen comienzo.

Mos sacudió la cabeza.

─No lo sé. Yo me muero, tú te aburres. El mundo termina. ¿Realmente no cuadra, o sí? Además, no puedo hacerte las cosas demasiado fáciles. ¿Qué es la vida sin dolor?

La mirada de Kessar retornó a Zakar.

─La pregunta es mucho mejor que la respuesta, ¿no es así mascota?

La furia oscureció la mirada Mos cuando vio la vergüenza en la cara de Zakar, pero antes de que pudiera moverse para tomar represalias, Zakar atacó al demonio.

Kessar lo lanzó lejos con un gesto de la mano.

─¿No aprendes nunca, perro?

Zakar lo miró con odio.

─Te combatiré hasta que muera.

Kessar se rio.

─Ah, estás en lo correcto en que vas a morir. Todo tú. Y por lo que has hecho a mi hermano sufrirás inconcebiblemente.

─Bla, bla, bla─. Bank pronunció lentamente cada sílaba antes de mirar a Mos como si estuviera aburrido con la conversación─. ¿Soy el único que se enferma con este monólogo de tipo malo?

Bank tenía los brazos sueltos como una zombi y ridiculizó el acento de Kessar.

─Ooo, soy el gran mal. Los mataré. Apenas puedo esperar mientras les aburro hasta las lágrimas con las idioteces de mi maniático ego. Apenas soy un demonio charlatán que le gusta oírse hablar y trato de intimidarlos.

Bank miró a Kessar y bajó los brazos.

─Realmente, si ese es el caso, necesitas parar de vestirte con la graciosa ropa de tu madre. Es difícil tomar en serio a un asesino cuando se parece a un corredor de bolsa. La única parte de mí que está nerviosa es mi billetera.

Cuando lo miró, Kessar recorrió sus colmillos con la lengua como si Bank fuera un delicioso bocadillo.

─Tu amigo tiene una bocaza, Nana. Disfrutaré cuando empuje sus palabras por la garganta.

Mos lo miró enfurecido.

─No casi tanto como gozaré al matarte.

Bank puso los ojos en blanco.

─¿Qué es esto? ¿Una despedida de solteras? Para ser un par de tipos, hablan más que un episodio de Oprah. Sí lucharemos, permítenos pelear.

Zakar frunció el entrecejo.

─¿Estas tan ansioso por morir?

Bank se encogió de hombros.

─No mucho, pero más bien prefiero aporrear a Kessar que estar aburrido.

Repentinamente, había cuatro docenas de Kessar rodeándolos por todas partes.

Bank maldijo cuando se dio cuenta de que quizás había hablado demasiado pronto. Esto podía ponerse feo en cualquier momento, y dado el número de Kessar presentes, eso era ponerlo fácil.

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