Capítulo 13

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Mos se proyectó fuera de la ducha y se vistió antes de abrir la puerta para encontrarse con Fong en el vestíbulo.

─¿Qué?

─Abajo, jefe, ahora. Gallu comiendo gente.

No estaba en Mos el seguir las órdenes de nadie, pero por una vez no lo cuestionó. Hizo justamente lo que Fong le dijo yendo escaleras abajo.

Tan pronto como estuvo en el casino, fue fácil encontrar al gallu. Si bien el gallu parecía humano, su verdadera forma demoníaca se reflejaba en los espejos que los rodeaban. El caos reinaba por todas partes. La gente estaba gritando y corría hacia las puertas. Los taburetes estaban volcados y los empleados humanos se unían a los clientes mientras los Daimons y los Apollitas trataban de proteger a los que huían.

Y por eso los empleaba en su casino. A diferencia de la ayuda humana, ellos podían permanecer calmados en una crisis y ayudar en el caso de que algo "antinatural" pasara. Tenía que dar crédito a los Apollitas y a los Daimons. Rara vez se aterrorizaban.

Mos se apartó de las puertas hacia la esquina más lejana.

Apareció JJ y sus guardias tenían al gallu atrapado contra una de las ruleta... aunque "atrapado" podría ser más optimista que verdadero. Mos alcanzó al demonio justo cuando agarró a uno de los guardias y lo mordió. Por suerte era un Daimon y no un humano... al menos ese fue lo que pensó hasta que el Daimon se convirtió inmediatamente en un gallu.

Mierda. Su metabolismo aceleró el cambio. Mientras que a un humano le tomaba un día completo la conversión. Los Daimons se convertían prácticamente al instante.

Oh, las cosas que aprendías cuando llevabas un casino...

Ahora tenían dos gallu para pelear.

JJ se sacó la chaqueta.

─Protéjanse la cabeza para que no les puedan morder, y denles una buena paliza.

─¡Jódete! ─gritó uno de los Daimon antes de correr hacia la puerta.

Eso de no aterrorizarse...

JJ curvó los labios por la huida del cobarde.

─Bravo, corre a casa con Mamá, niñita, y no vuelvas─. Hizo una pausa mientras miraba a Mos.

Mos no habló. Siguió caminando hacia sus blancos. Mantuvo los brazos a un lado mientras mostraba las armas en los bíceps y caderas.

El gallu Daimon fue el primero en abalanzarse sobre él. Mos se lazó encima, a su espalda, y lo retuvo en el lugar con la rodilla. Sacó un cuchillo del cinturón y lo hundió entre los ojos del Daimon y luego le enterró un segundo cuchillo en el corazón, sólo para asegurarse.

El Daimon no estalló en pedazos, lo cual le hizo saber a Mos que cuando un Daimon se transformaba en un gallu, era una gran metedura de pata.

Pero Mos se ocuparía de eso más tarde. Los cuchillos lo mantendrían muerto hasta que lo incineraran. Ahora mismo, Mos tenía a un gallu para eliminar.

─Ven con Papá, ─dijo Mos, levantándose lentamente.

El demonio lo hizo, pero era más inteligente que el Daimon gallu. No se abalanzó hacia Mos, se aproximó lentamente. Y cuando el demonio estuvo al alcance, le dio un puñetazo. Mos dio el golpe y asestó un puñetazo directo en el plexo solar del demonio. Ni se inmutó. El demonio se movió hacia Mos para morderle, pero dio un paso a la derecha, fuera de su alcance.

─¿Quién te enseñó a pelear? ¿Tu hermana? ─Mos golpeó la espalda del demonio.

Girando, el demonio lo sorprendió con un sólido puñetazo tan fuerte que lo levantó del suelo. Impactando de espaldas al piso.

12 MosBankDonde viven las historias. Descúbrelo ahora