─Sabes, podrías sólo matar a Bank.
─¡Fong!─ tronó Mos, queriendo estrellar a su criado a través de la pared detrás de él.
─¿Qué? ha pasado toda una semana desde que se marchó y todo lo que has hecho es enfurruñarte como una vaca agonizante.
─Las vacas agonizantes no se enfurruñan.
─¿Cómo lo sabes? ¿Te has hecho el hábito de merodear alrededor de vacas agonizantes?
Mos fulminó con la mirada al hombre que estaba ocupado tratando de limpiar su penthouse. Durante más de una semana no había dejado el sofá excepto para matar demonios y salir a cazar a Kessar y su hermano. Había dormido, comido y enfurruñado en él. Y todo en un inútil intento por sacar a Bank de su vida.
Pero la verdad era que lo extrañaba. Extrañaba la esencia de su piel y cabello. Extrañaba la forma en que arrugaba la frente cada vez que pensaba que él estaba loco. Extrañaba el sonido de su voz, el toque de su mano.
Más que nada, extrañaba las risas que habían compartido. Su agudo y afilado sarcasmo.
Su estomago dolió por el vacío que había dejado su ausencia. El dolor era tan profundo que impregnó todo su ser. No quería hablar con nadie. No tenía energía.
Todo lo que deseaba era que Bank regresara.
Que se fuera al infierno por eso.
Fong levantó la caja de pizza, que todavía contenía una pizza sin tocar, y la puso en la basura.
─Sólo digo que una vaca agonizante puede enfurruñarse.
─Lo menos que podrías hacer es llamarlo toro agonizante─ Dijo JJ entrando al cuarto detrás de Fong ─Hombre levanta el trasero al menos un poco. Al menos seria una mejora a la pequeña niña quejita con la que hemos tenido que tratar estos últimos siete días.
Mos levantó su mano y envió una sacudida a cada uno. Ellos aullaron antes de salir volando.
─Algo más de lo que las niñas quieran quejarse?
─Auch ─gimió Fong─ Creó que fracturó mi cuerpo.
─¿Qué parte?
─Mi cuerpo entero. Todo me duele.
JJ se sentó en uno de los taburetes de la barra para fulminarlo con la mirada.
─Tienes un espejo.
Mos le frunció el ceño
─¿De qué hablas?
─Tu. Hombre, no me extraña que Bank te haya dejado. Apestas, tu pelo esta enredado y no te has bañado, ¿En cuantos días? Olvida pelear con el gallu. Un olorcillo tuyo los mataría. ─Miró a Fong cuando se levantó. ─No necesitarías un combate... el sólo vapor del alcohol lo enviarían como una vela romana.
─Cállate─, gruñó Mos cuando se levantó para tomar la botella medio vacía de Jack Daniels de la mesa de centro. Se dirigió hacia su cuarto de modo que no tuviera que presenciar más sus quejidos.
Al menos ese era su plan, pero las paredes eran tan delgadas, que no podía evitar escucharlos.
─¿Cuándo fue la ultima vez que se cambió de ropa? ─Preguntó JJ.
─Creó que fue la última vez que se bañó... el día que Bank se fue.
Mos escuchó el sonido de los vasos chocando juntos.
JJ juró.
─¿Cuánto ha estado bebiendo?
─Déjame ponerlo de esta manera. Llené los gabinetes hace dos días.