Bank intentó arrastrarse de debajo de Mos, pero él no le dejó hacerlo.
─Quédate debajo ─le gruñó al oído antes de rodar a un lado y levantarse para enfrentar a lo que fuera que lo había lanzado contra ella.
Probablemente debería hacerle caso...
Pero así no era ella. Así que se levantó, y entonces deseó, después de todo, haberlo escuchado.
Kessar estaba en la habitación con otros seis demonios. Sólo eso hizo que se le congelara la sangre. Y no eran las únicas malas noticias. Tenían a Zakar de nuevo encadenado, y lo peor era Kytara, que yacía muerta a unos pocos pies de ella.
Con los ojos nublados, Bank miró con horror el cuerpo Mos vida de su amiga. Parecía como si literalmente hubieran intentado desgarrar a Kytara. La visión y el dolor hicieron enfermar su estómago. ¿Cómo podían haber hecho semejante cosa?
Mos estaba de pie, intentando luchar contra los demonios... "intentando" siendo la palabra clave. Era obvio que algo no iba bien con sus poderes.
Enfadada con lo que habían hecho, Bank intentó hacer saltar a Kessar y entonces se dio cuenta exactamente de lo que le había pasado a Mos. Ella tampoco tenía poderes. Algo los estaba bloqueando.
─Tiene la Tabla ─dijo Mos con los dientes apretados mientras lanzaba un demonio contra otro.
Bueno, eso lo explicaba, pero no ayudaba. La Tabla estaba absorbiendo sus poderes. Oh, fabuloso. No era de extrañar que los demonios hubiesen sido capaces de coger a Zakar y matar a Kytara.
Kessar se rio antes de dirigirse hacia Bank con intención asesina.
Para sorpresa suya, Mos se interpuso entre ellos. Kessar se lanzó contra Mos, que saltó hacia atrás y le dio un fuerte golpe en el pecho. No desconcertó a Kessar, que pateó a Mos con tanta fuerza, que lo levantó del suelo.
─¡Jam! ─gritó Bank con todas sus fuerzas. Ya era hora de parar esto.
Jam y Xirena aparecieron instantáneamente.
─¿Qué? ─preguntó Jam hasta que vio los demonios.
Ella y Xirena explotaron en su forma demonio. Bank se tropezó hacia atrás... era la primera vez que había visto la forma completa de Jam. Su piel era de un profundo rojo sangre con labios negros, cabello, alas y garras. Se enroscó alrededor del demonio más cercano y le rajó la garganta.
Bank desvió la mirada de la terrible visión.
Kessar apuntó la Tabla hacia Jam antes de hablar en Sumerio.
Xierna se rio.
─No somos dioses, tonto. Somos demonios, y eso no hace efecto en nosotras. ─voló hacia él.
Él la esquivó, agarró las cadenas que sujetaban a Zakar y se desvaneció con él.
─¡No! ─gritó Mos, intentando agarrarlos antes de que se desvanecieran, pero fue demasiado tarde.
Y no tenía poderes para seguirlos.
Bank sintió el dolor que vio en su cara cuando se giró para mirarlo, mientras Jam y Xirena acababan con los demonios que estaban "comiendo". Nunca había visto a un hombre con expresión tan desolada.
─Lo siento ─susurró Bank.
No hubo nada de perdón en su expresión cuando se encaminó hacia él. Sus ojos estaban llenos de completa agonía.
─Eso sigues diciendo.
─Pero soy sincero.
Él lo barrio con una sonrisa sarcástica.