Capítulo 14

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Mos no podía respirar cuando las duras palabras de su hermano abrasaron sus oídos. Bajó la mirada hacia Bank encima de su cama, y aunque quizás estaba ardiendo con fiebre, no había signo de que se estuviera convirtiendo en un demonio.

─¿Qué quieres decir con que se está convirtiendo? No fue mordido.

Zakar lo señaló con la mano.

─Créeme, conozco los síntomas. Se está convirtiendo en uno de ellos.

Mos sostuvo a Bank contra su pecho. Incluso aunque estaba inconsciente, sus ojos estaban entreabiertos. Su cuerpo estaba completamente flojo. Sus facciones eran más hermosas que nunca. Calmado. Sereno.

No se estaba convirtiendo en un demonio. Se negó a creerlo. No había signos de que sus dientes cambiaran. De que se le deformaran las manos. Se veía como siempre. Su hermano estaba equivocado.

─Sólo está enferma.

Zakar se rio de él.

─¿Un dios inmortal, enfermo? ¿Has perdido el juicio?

─Yo me enfermo ─dijo defensivamente─. Es posible que él también se enferme.

─¿Realmente lo crees?

No, pero quería hacerlo, desesperadamente. Honestamente no podía enfrentarse al pensamiento de que si Bank se convirtiese en un demonio tendría que matarlo. Mos apretó su abrazo sobre él, temiendo que Zakar quizás tuviera razón.

─¿Qué puedo hacer?

─Mátalo.

─¡Y una mierda!

No había piedad en los ojos de Zakar cuando miró a Mos.

─Sabes lo mismo que yo. No hay cura para esto. No hay camino de regreso. Una vez que la conversión empieza, es el final para la víctima. Todo lo que puedes hacer es liberarlo de su miseria.

Aún así, se negó. El pensamiento de matar a Bank...

No podría soportarlo. En sólo poco tiempo había llegado a significar demasiado para él.

─Tú eres inmune al veneno del demonio.

─¿Lo soy?

Un helado escalofrio descendió por la columna de Mos.

─Zakar...

Zakar se rio.

─Fuiste un tonto por venir a por mí, Nana ─saltó a través de la cama hasta él. Evitando que Bank cayese del colchó, Mos lo agarró y se estrellaron contra la pared. Zakar parecía normal, a excepción del set de colmillos en la boca. Un temblor de rabia atravesó a Mos.

─¿Quién diablos eres tú?

─Soy tu hermano.

─No, no lo eres ─le pegó un puñetazo a Zakar en la mandíbula, enviándolo al suelo.

─¡Kytara! ─gritó Mos─Si puedes oírme, trae tu culo aquí ahora.

Cuando Zakar se levantó lentamente y se enjuagó la sangre de los labios chasqueó ante Mos.

─Cuan patéticamente débil te has vuelto que ahora tienes que llamar a una mujer como refuerzo.

Mos censuró a su hermano con una mueca.

─No es mi refuerzo. Es tu niñera ─alcanzó a Zakar con un rayo divino.

Y no le dejó levantarse.

Zakar intentó correr, pero no podía. Cada vez que intentaba ponerse de pie, la explosión lo lanzaba de nuevo al suelo. Con Zakar retorciéndose en un rincón, Mos lo mantuvo sujetó hasta que Kytara apareció en el cuarto.

12 MosBankDonde viven las historias. Descúbrelo ahora