Capítulo 1. El recuerdo de tu nombre aun es dolor.

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Hasta hoy, bueno, mejor dicho hasta ese minuto, los instantes previos a su gran entrada al elaborado escenario habían sido algunos de los momentos más felices de su vida. No importaba que su mundo se viera completamente distinto a lo que imaginaba a esa altura del tour, era verdaderamente feliz.

Hasta ahora.

Hasta hoy, cuando había tomado la estúpida decisión de entrar a TikTok para ver los meticulosos outfits que sus fans habían estado creando para la última parada del tour por Estados Unidos. Hasta que había visto videos de ella. Ni siquiera era que ya no estaba feliz, lo estaba, simplemente se sentía furiosa de que cierta ex amante hubiese elegido hoy, ahora, para re aparecer. Y en el show, ni más ni menos, que de su cumpleaños.

-Rebecca- vino una voz profunda detrás de ella-. Siento molestarte de nuevo, pero realmente tenemos que irnos-. Era uno de los miembros de su equipo, Kyle. Esta era la tercera vez que venía a buscarla, ansioso por subirla al carro de golf para llevarla al espacio detrás del escenario. El tiempo se escurría, y tenía solamente sesenta y cinco segundos para poner a la estrella en posición.

Por supuesto, pensó Becky, deja que esta hija de puta te arruine el primer show en Los Ángeles.

Suspiró, sacudiendo su cabeza para liberarse de esos pensamientos. Plasmó una sonrisa falsa en su rostro y se volteó a Kyle, lista para seguirle fuera de su camerino hasta el escenario. Por lo general, los dos charlaban en ese breve tramo, y Kyle solía terminar la conversación con algún chiste ameno, pero incluso el muchacho parecía reconocer que su jefa no estaba de humor aquel día.

-Buena suerte esta noche, señorita Armstrong- le deseó mientras la ayudaba a bajar del transporte una vez se detuvieron detrás del escenario. Becky solo sonrió genuinamente a cambio, y apretó cariñosamente la mano que el chico le ofrecía. En cuestión de segundos, Becky estaba sobre el escenario, elevándose sobre los pilares brillantes del escenario más grande que alguna vez había pisado.

Cantó las primeras palabras, inmediatamente entrando en personaje con una sonrisa triunfante. Frente a ella, un estadio de fútbol con entradas agotadas. Estaba haciendo historia aquella noche. Era la primer artista tailandesa en agotar no sólo una noche en un estadio de Estados Unidos, sino seis. No cabía lugar para errores, y lo último que necesitaba era humillarse a sí misma sobre ese escenario. Estaba usando un traje azul y rosa aquella noche, su favorito del tour. El show solía ir bien cuando utilizaba aquel outfit.

Para el momento en el que la introducción terminaba y comenzaba a la transición de la primera canción, sintió la adrenalina de la multitud vitoreándola, permitiéndose disfrutar en el escenario. No importaba que estuviese cantando una canción sobre la invitada no deseada de la noche, o que la estuviese viendo cantarla para setenta mil fans. No, esta era una de las canciones favoritas de los fans, una de sus favoritas.

-¡Buenas noches, Los Ángeles!- Becky saludó risueña en el micrófono, mientras su banda y sus bailarines continuaban la rutina.- ¡Sé que se saben bien esta canción, así que quiero oírlos cantarla fuerte!- indicó-. ¿Están listos?

Sonrió y levantó su micrófono de nuevo hasta la altura de su boca.

-¡Allá vamos!- dio un paso adelante, moviéndose al frente del escenario.

Comenzó a cantar aquella canción que había lanzado hacía ya cuatro años, y la sensación de adrenalina recorrió una vez más su cuerpo cuando escuchó a la multitud cantar las mismas palabras.

-Y grito de rodillas, ¿acaso mi amor no era suficiente?

Mientras las palabras salían de su boca, fuerte y claras, con más emoción de la que alguna vez les había podido imprimir, Becky observó a la multitud. Por un momento, cada planeta, destino y estrella se alineó en una muestra cruelmente poética de injusticia y sus ojos cayeron en nada menos que Sarocha Chankimha. El tiempo pareció detenerse. Estaba de pie con Irin y una chica que nunca antes había visto pero que reconoció vagamente. Sus ojos estaban fijos en Becky, sin teléfono en la mano, sin seguridad, solo una fan más en la multitud, mirando a Rebecca con admiración... desde la primera fila. Como si el destino no pudiera ser más cruel, Sarocha le regaló una sonrisa, igual de brillante de lo que la recordaba.

In Front Of Me - FreenBeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora