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La noche pasó muy rápido, todos terminaron muertos de cansancio después del largo día en la estación de policía luego del "accidente" como ellos lo llamaban.

Cada pareja se había ido a su cuarto y Reo se había quedado en el cuarto de invitados.

—Hey, Nagi

—¿Qué sucede?

—¿De verdad quieres seguir conmigo después de todo esto?— preguntó la pelirroja mientras le daba la espalda al chico en la cama.

—¿Hablas de desastre con tu ex? Admito que fue un fastidio tener que golpearlo— habló sin pensar hasta que vió los hombros de su novia tensarse — Pero la verdad, esque lo haría las veces necesarias para que puedas estar tranquila—

Nagi se acercó a Rei y la abrazó por la espalda y dió un beso en el hombro de la chica, acción que la hizo voltear de frente a él.

—¿De verdad?

—Por supuesto

Rei besó a Nagi con una sonrisa en el rostro. Las manos se fueron deslizando por ambos cuerpos. Las de Rei se colaron debajo de la playera del albino y las suyas fueron a parar de la misma manera debajo de la blusa de la chica.

Al cabo de unos minutos Rei estaba recostada en el centro de la camay Nagi estaba por encima de ella cubierto con la sábana hasta la cintura. Los besos seguían al igual que las caricias y un roce constante entre ambas partes íntimas de los chicos.

Reí quería hacerlo y había tomado la iniciativa al ver qué Nagi estaba algo tímido y torpe. Cuando ella bajaba su ropa interior de la anda el chico dijo algo que la desconcertó.

—¿Tus hermanos no me matarán si se enteran que lo hicimos?—

Las palabras tan nerviosas y gestos del chico al principio la molestaron un poco, ¿En serio pensaba en sus hermanos en este momento? Pero al ver el genuino semblante de miedo y pánico no pudo ser invadida por otra emoción que no fuera la risa. Ella comenzó a reír y después de hacer que la cara de Nagi pasase de una de duda a una de confusión ella lo miró a los ojos.

Los ojos de Nagi eran algo que realmente le gustaba bastante, porque eran grandes y redondos. Aunque muchas veces se veían perdidos o sin vida, cuando la miraban a ella les surgía una especie de brillo o destello justo en el centro. Ella podría jurar que ese brillo parecía estrella y eso entre muchas cosas más era lo que amaba de su novio.

Reina pasó ambos brazos por el cuello de Nagi y lo atrajo hacia ella tomándolo del cabello con algo de fuerza y lo hizo besarla, besó el cuál fue claramente correspondido.

—Si, ellos lo harán si se enteran...pero lo harán de todas maneras—

Sus frentes se encontraban unidas y ambos cerraban sus ojos todavía.

—¿Incluso el loco de tu cuñado Shido?—

—Sobre todo Shido. Incluso más que Sae, diría que los más peligrosos son Rin y Shido—

Ambos rieron y se volvieron a besar pero esta vez volviendo a la posición inicial

—Te amo

—Yo te amo mucho más

Y esas fueron las palabras que dieron inicio para que ambos chicos se entregaran esa noche.

A la mañana siguiente nadie se levantó temprano, su día comenzó a la 1 de la tarde y eso porque la única alma viva en esa casa fue Isagi que se dió la tarea de levantarse, hacer el desayuno y después despertarlos a todos para que comieran algo.

En la gran mesa estaban primero sentados Shido y Sae, el último se encontraba muy extraño, parecía que hubieran invertido los papeles pues esta vez era él quien se encontraba pegado a Shido como si denun cachorrito se tratara y el rubio solo le daba mimos y caricias que eran interrumpidos por las cucharadas de comida que Shido le daba, ya que Sae no quería mover ni un solo músculo.

La Hermana De Los Itoshi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora