Capitulo 11 Un pequeño inconveniente

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Dos días antes del viaje, ambos norteamericanos quedaron en verse para ver detalles acerca del proyecto, en como se dividirían el trabajo y como lo presentarían a ONU.
Ambos acordaron que sería en casa de Estados Unidos, aunque realmente Evan insistió que fuese en casa del mexicano para así no causarle molestias, además de que quería conocer su casa y acercarse un poco más a él, pero Arturo solo se negaba a llevarlo a su hogar, poniendo varios pretextos de por medio.

Llegó el momento, Evan miro su reloj, esperando impaciente al mexicano, pero, el simplemente no llegaba, algo extraño considerando que Arturo era alguien estrictamente puntual y estaría ahí antes de la hora acordada. Paso el tiempo y Mex seguía sin llegar, por lo que Usa llamo a su teléfono, pero no respondió, lleno su chat de mensajes preguntando sobre si estaba bien y cuando llegaría, pero no recibía respuesta.

La mente del pelirubio se inundo de pensamientos aterradores acerca del paradero del latino, algo que lo preocupo más y lo impuso a tomar las llaves de su auto e ir a casa del mexicano, quería asegurarse de que estuviera bien .

En cuanto se puso en marcha, no pudo evitar sentirse alterado, no quería pensar lo peor pero la ausencia del mexicano solo lo presionaba, tenía que saber ¿Que era lo que estaba pasando con el?, Quizás se quedó dormido o simplemente la batería de su teléfono se termino.

Por fin, llegó a casa del piel morena, bajando de prisa del auto y llendo en dirección a la puerta de dicho hogar, llamando en varias ocasiones al mexicano sin recibir respuesta alguna de el.

Las cosas iban de mal en peor para aquel pelirubio, por más que llamase a la puerta, nadie respondía, optó por revisar a través de las ventanas del hogar, tratando de visualizar si el mexicano se encontraba dentro. Su mundo se vino abajo cuando logro observar a través de la ventana que daba al patio trasero, al mexicano, tendido en el suelo, completamente inerte.

—¡MEXICOOO DESPIERTA!...POR FAVOR — Tocó la ventana, con la esperanza de que el que yacia inconsciente despertara, pero no consiguió más que angustiarse más.

Miro a su alrededor en busca de una forma de entrar, más no encontró nada, así que optó por romper la ventana y entra por ahí; en varias ocasiones golpeó la ventana para romperla y así poder acceder a la casa, no le importo lastimar sus nudillos, su prioridad ahora era México.

Checo primero sus signos vitales, se encontraba bien, reviso su respiración, está se encontraba débil y cortada, solo quedaba darle primeros auxilios.

Presionó su pecho primero, tratando de reanimarlo, pero parecía no querer despertar, su corazón estaba muy débil, le estaba costando respirar, por lo que empezó con la respiración boca a boca.
Se inclino y por primera vez sus labios se tocaron, causando una chispa de energía en Evan, quien introducía aire a través de la cavidad bucal del mexicano y por fin, despertó de forma brusca e inhalando aire, su respiración aún era entrecortada, pero al menos ya no estaba inconsciente.

—¿A-arthur?...¿Estás bien?...¿Qué paso? —Miro entonces al débil mexicano, lo tomo de la mejilla, con su mano llena de un temblor insaciable provocado por el miedo de perderlo, sus ojos estaban exaltados y a segundos de romperse en llanto

—¿Q-que?...—Estaba muy confundido ¿Que hacía ahí el pelirubio?...y entonces recordó, la reunión que tenían, el dolor en su pecho y después, todo estaba negro — Solo recuerdo que me dolía el pecho y todo se volvió negro...

—Ay mi Mex—Abrazo con fuerza al latino, rompiendo en llanto —Tenia mucho miedo, te vi ahí tirado y sentí que te perdía...perdón por haber llegado tarde

—No...no llores Evan, por favor...estoy bien, creo que solo fue el susto, nada más —Corresponde al abrazo, eternecido por aquel cachorrito gringo preocupado — Gracias por venir...pero oye ¿Cómo supiste que vivo aquí?.. 

Si mi luna muere Donde viven las historias. Descúbrelo ahora