Coincidencia

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Buck.

—Papá.—Gruñí y me hundí más en las cobijas. —¿Papi?— Si no se movía, él se iría. —Papá— canturreó. El niño era muy persistente. —Dad—. ¿Ahora resulta que sabia inglés? —¿Papi? ¿Pa?— Puse un cojín sobre mi cabeza para intentar bloquear el ruido. El pequeño diablillo me hartaba. —¡PADRE!—

—¿¡QUÉ!?— le grité finalmente.

–oh bien, estás despierto- sonrió Oli. -¿Por qué...- lo agarré por la cintura y lo inmovilicé en la cama antes de hacerle cosquillas sin piedad. Sus desesperados ruegos fueron a dar como en oídos sordos. Lo soltaría eventualmente, pero ese era su merecido por despertarme.

El timbre sonó, causando que me congelara y le cubriera la boca de Oli con mi mano. Me puse un dedo en mis labios para hacerle saber que se estuviera en silencio. Cuando asintió en entendimiento, eché un vistazo por la ventana. No había autos enfrente, lo que significaba una solo cosa; Vecinos. Conocía a algunas personas en el vecindario, ninguno de ellos con los que me interesara pasar más tiempo del necesario.

-Oli- Susurré. -vístete. Vamos a salir a escondidas.-

En la casa de al lado, a nuestra derecha, Tommy y Charles Vega. Lucían como toda pareja americana al principio, pero mi insana necesidad de salvar personas me hizo aprender lo contrario.

¿Cómo se suponía que iba a saber que a Tommy le gustaba rudo? Afortunadamente Charles lo hizo, así que no presentó cargos cuando lo aporreé con el bate de Béisbol de Oli. En vez de eso me invitó a unirme a ellos. Desde entonces no he sido capaz de mirarlos a los ojos.

Directamente, cruzando la calle, estaba Lucy Donato, una joven soltera de la cuadra. En el corto tiempo que llevaba viviendo aquí, habían estado más hombres en su casa de los que yo había conocido. Esta bien eso era una pequeña exageración, pero definitivamente se beneficiaría mucho si pusiera una puerta giratoria. Lo conocí cuando vino hacer una cita con mi chico del cable. Él me consiguió algunos canales gratis, así que supongo que no estuvo tan mal.

Me vestí lo más rápido posible, enfundándome un par de bermudas y una playera sin mangas de Green arrow. El misterioso vecino se había dado por vencido con el timbre y estaba tocando la puerta con alegres toquecitos. Me senté para ponerme los zapatos cuando Oli vino. Sonrió cuando vio mi playera. Oliver, mi mamá me regañó cuando nombré a mi hijo como un personaje de cómics, pero Oli pensaba que era cool.

—¿Listo para irnos?— le pregunté, tomando mi mochila.
Asintió. —Usé la cámara espía. Es el señor Grant .—
Ah, Michael y David vivían bajando la calle con su prefecto hija May. Michael era el rey del cotilleo en el vecindario. Sabía que si abría la puerta estaría atrapado por horas escuchando historias exageradas sobre los asuntos de todos. Acababa de despertar. No podría manejar eso.

Oli y yo nos arrastramos por la casa y salimos por la puerta trasera. Nos agachamos y corrimos por el césped de atrás hasta llegar a la valla que separaba mi jardín del de los vecinos. Mire a Oli mientras escalaba la valla. Gracias al cielo, no era muy alto para él, así que fue capaz de saltar por sí mismo al suelo. Rápidamente escalé la valla para cruzar y me dejé caer a su lado, aterrizando sobre la verde y suave hierba.
—¿Ahora debería agregar "entrada ilegal" a tu registro?—

Salté y me di media vuelta. El oficial de la constructora Nash. estaba en el patio trasero vistiendo solamente tenis y shorts de gimnasia, y con una botella de agua en su mano. —Uh... Hola. Lo siento, no sabía que alguien viviera aquí. Sólo estábamos pasando.—
Se puso una playera sin mangas antes de caminar hacia nosotros. —Wow— dijo Oli, mirando hacía arriba. —¡Eres enorme!—.

Evan Buckley: SecuestradorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora