𝚂 𝙸 𝙽 𝙾 𝙿 𝚂 𝙸 𝚂

28 13 4
                                    

Infinita...
Era la primavera en mi corazón lleno de flores coloridas, aves trinando; vida. Vida que él me brindaba con la más pequeña de sus sonrisas tímidas, con el menos audible de sus saludos.

Fugaz...
Era el instante que tenía para amarlo en secreto, callada y lejos de toda la realidad que quisiera regalarle. De toda la vida que sentía la inmensa necesidad de devolver.

Injusto...
Era que su sola existencia reparase tanto en mí y yo... Idiota y correcta yo, no fuese capaz de retribuirlo con siquiera un Buenos días, para hacerle reír.

Él era apenas una sobra del mundo para mi familia, para mis amigos, para la maldita sociedad. Sin embargo, parecía no notarlo; y lo que yo sentía por él podía llegar a sustituir todo ese afecto que el universo le negaba.

𝐆𝐢𝐫𝐚𝐬𝐨𝐥𝐞𝐬 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐮𝐧 𝐬𝐨𝐥𝐝𝐚𝐝𝐨 𝐝𝐞 𝐩𝐚𝐩𝐞𝐥 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora