[¿Una qué?]

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- ¡Pero tío! ¿Es que tu jamás terminas de trabajar? Deberías tomarte un descanso, Spreen, ¡vamos a cazar juntos!

Spreen rueda los ojos y suspira cuando su amigo se levanta bruscamente de su silla. Carola ya había estado insistiendo respecto a tomarse un día libre pero justo hoy estaba verdaderamente ocupado.

Se acomoda en su asiento y reacomoda la lista de papeles que estaba firmando, apenas pasándoles un ojo ya que Mayichi se los había dado como buenos luego de revisarlos ella misma.

- Escuchá, Carola, tengo que terminar con esto antes de las doce. Recién después de eso estoy libre porque, al contrario de lo que vos creés, yo tomo descansos de vez en cuando.

El vikingo alza sus cejas en sorpresa, aclara su garganta, levanta la silla caída y vuelve a sentarse como si no hubiera hecho nada en primer lugar. Sin problema o incomodidad alguna, apoya sus codos en el escritorio y vuelve a gritar, porque hablar en voz baja es una habilidad que no posee.

- ¿¿En serio?? ¡Entonces podemos pasar la tarde juntos, será fenomenal luego de tanto tiempo! ¡Es más, ya mismo llamo a la pequeña Mayichi y al entusiasta trabajador tuyo!

- Mariana, Carola... Se llama Mariana

Corrige Spreen con una pizca de cansancio en su voz. El empresario vuelve a remojar su pluma en la tinta, sus movimientos elegantes y controlados, completamente diferentes a los del nórdico. Spreen había tratado de corregir el comportamiento de su guardaespaldas varias veces, pero era peor que hablarle a la pared y terminó dejándolo ser.

- Y, contestándote, no. Hice espacio en mi agenda para alguien en específico, así que hoy no podemos. Capaz que el mes que viene podamos armar algo copado.

Carola suelta un ruido incrédulo y sus ojos dorados se agrandan como ciruelas.

- ¿¿A qué te refieres con "alguien en específico"??... ¡Oh, vas a estar con don Pelusa!

Asume al momento, pues no conocía a nadie más con el que Spreen prefiriera pasar tiempo por sobre Carola y los demás. Tampoco es que le molestaría el hecho de que Spreen encontrase a alguien más con quien compartir y pasar el tiempo, no es un amigo celoso o tóxico. Mientras más gente tenga el complicado empresario de su lado, mejor.

- No, Carola. Hoy voy a salir a pasear con Juan, tengo una cita con él.

La sencillez  con la que Spreen lo dice hace que Carola se atragante con su propia saliva. El vikingo pega un golpe en la mesa de la sorpresa y pregunta confundido.

- ¡¿Una qué!?¿¡Con Juan!? ¿Pero no es que vosotros os odiáis? ¿De qué me estoy perdiendo?

Spreen gruñe al mirar la línea de tinta causada por el golpe de Carola. Rueda los ojos por detrás de sus gafas y guarda la pluma como corresponde.

- ¿Te referís a lo de habernos cagado a piñas durante La Velada?

- Si... Incluyendo el hecho de que lo drogaste, la amenaza con el wither, su sabotaje hacia tu pollería... Y todas esas cosas turbias a vosotros os gustan.

El híbrido suelta una risa que confunde a Carola aún más, ya que esta no tenía su característica maldad y sadismo. Entrecierra sus ojos y se lleva la mano al mentón, haciendo su mejor esfuerzo para llegar a una conclusión que le pegue a su jefe.

- ¿Estás... Estás armando uno de esos retorcidos planes tuyos? Mírate que yo a ti te sigo a donde digas, pero pobre Juanito... ¿Vas a jugar con sus sentimientos para utilizar sus poderes?

Por más que actuase de forma brusca e impulsiva, Carola es bastante listo. Conoce a su patrón casi que a la perfección y no le parece algo imposible para él, además de tener en cuenta que Juan tiene un gran potencial si es que puede mantener sus poderes en orden y el oso no perdería la oportunidad de usarlos a su favor.

Días Plomos [Spreen - One Shots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora