❥ ; 3 - Maldito destino

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—Hay mucho ruido en la ciudad, prefiero el campo— se quejó Tighnari con las orejas agachadas mientras agarraba la mano de Cyno. Eso le calmaba y lo veía como un simple gesto de amigos. —¿Dónde me llevas?

—No está muy lejos, la zona comercial está cerca del río y creo que te gustará, es una zona bonita— comentó Cyno mientras continuaba paseando. Habían preferido ir andando pues de esa manera Tighnari podría ver mejor la ciudad que si iban en coche. —Yo siempre he vivido en la ciudad, aunque me encantaría tener una pequeña casa en el campo algún día. 

Tighnari se imaginó con Cyno, en una casa en el campo y muchos cachorros. Se tensó. ¿Por qué pensaba esas cosas? El beta ni siquiera podía tener hijos con él, además estaba prometido con Alhaitham y lo quería, mucho. Apretó inevitablemente la mano del contrario.

—Gracias por venir conmigo— le dijo intentando desviar la conversación.

—No es nada, en realidad es un placer hacerlo— respondió el beta e inevitablemente su corazón se aceleró. Sabía que no debía sentir lo que sentía, pero tratar de evitarlo todo el tiempo era simplemente imposible. Carraspeó nervioso y se dio cuenta de que estaban llegando al río, así que sonrió y lo señaló para que Tighnari lo viera. —Vamos hacia allí, hay un puente peatonal para cruzar.

Continuaron su camino hasta llegar allí y el omega miró emocionado antes de apoyarse en una de las barandillas. Había soltado a Cyno, pero le gustaba ver el río pasar por debajo de él. En su pueblo también había un río, pero no estaba tan bien cuidado como ese.

—¡Mira! ¿Son carpas?— la cola de Tighnari comenzó a mecerse de un lado a otro. Estaba completamente emocionado. —Esto es muy bonito...

—Sí que lo es— dijo Cyno y se colocó a su lado, con los brazos sobre la barandilla de metal. —Me gusta venir por aquí a pasear, alejarme un poco de las vistas de la ciudad. Me relaja...

Tighnari miró al guardaespaldas y su corazón comenzó a latir con fuerza. Acercó su mano a la adversa y acarició ligeramente con su dedo meñique el del contrario.

—Creo que nos parecemos en muchas cosas— pronunció el joven. —¿Me ayudarías a algo?

Casi de forma automática, Cyno movió su mano e hizo que sus meñiques se engancharan el uno con el otro de forma sutil. Era un contacto breve, pero ambos se estaban diciendo demasiado sin abrir la boca. ¿Podría realmente ignorar aquello que todo su cuerpo le estaba gritando?

—Claro, dime qué necesitas— dijo sin dudar.

—Los omegas no podemos estudiar, pero siempre he querido aprender biología... ¿me ayudarías? Quiero saber dónde comprar libros y cuadernos, puedo aprender por mi cuenta— dijo el joven omega y miró a Cyno con una suave sonrisa.

El corazón del beta latió con fuerza y la causa no era otra que ver la sonrisa en el rostro del adverso. En ese momento supo que sería capaz de hacer cualquier cosa para verle feliz.

—Claro que sí. Hay una librería por aquí cerca... podemos pasarnos y ver si hay algo de lo que necesitas.

Tighnari lo abrazó con fuerza y dejó un beso en su mejilla. Se sentía feliz de que alguien lo apoyara. No sabía si podría decírselo a Alhaitham, pues los alfas eran muy fríos con ese tema.

—Eres el mejor... ¿Podemos guardarlo en secreto? Se lo contaré a Alhaitham, pero me da miedo que me diga algo...

—No te preocupes... yo no le diré nada— le aseguró Cyno mientras le abrazaba y cerró sus ojos. De nuevo el dulzón aroma del omega le embriagó, pero ahora pudo darse cuenta de que también tenía un matiz a flores. Suspiró un tanto embobado y su cola se meció suavemente de un lado a otro. Con él se sentía como en casa. —Aún no comprendo por qué puedo olerte... solamente a ti.

Destinos entrelazados (omegaverse) [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora