— No puedo creer que hayas sido tan irresponsable — se escuchó decir al hombre mayor sentado en la mesa — es increíble que decidieras venirte de la casa de Tweek tan tarde solo porque ya habían terminado su trabajo — movió su cabeza en señal de desaprobación.— Lo se papá, lo siento — se disculpó como por tercera vez esa mañana — no pensé que te molestarías, sino al contrario — agachó un poco su cabeza — pensé que estarías contento porque no me quedé incomodando a la familia de Tweek.
— Si Butters, eso está bien, pero fuiste descuidado — reiteró — además yo te di permiso para ir a quedarte allá, no para que anduvieras paseándote por ahí durante la noche.
— Lo siento por eso papá, no volverá a pasar.
— Ya Stephen déjalo — habló conciliadora su madre — ya está aquí y llegó bien ¿verdad? — miró a su hijo y éste dio un rápido asentimiento — ¿ves? Entonces no hay de qué preocuparnos — Stephen tan solo guardo silencio algo molesto — ahora continuemos con el desayuno.
Butters volvió su mirada a su té frente a él con una sonrisa. Desde hace algún tiempo, su madre había decidido ser menos severa con él y defenderlo más de Stephen, esto adjudicado a su edad y el hecho de que de por si, era un buen chico. Ese cambio le había traído cierta paz a su vida y agradecía internamente por el, por eso, el saber que estaba mintiendo bajo esas condiciones le hacía experimentar cierta culpa.
Debió engañarlos con respecto al por qué regresó en la madrugada y no se quedó supuestamente en casa de Tweek. Sería sumamente difícil explicar sus motivos para desear cambiar de ambiente y de actitud ya que no era para sentirse orgulloso. Tampoco quería mencionar al compañero que había conseguido para lograr aquello, puesto que Kenny no era santo de la devoción de sus padres y podrían pensar que lo está llevando por mal camino, cuando realmente no es así.
De cualquier forma, consiguió que sus padres quedaran tranquilos y tras terminar su desayuno como se debe, dio las gracias y se encaminó a su cuarto para poder vestirse e ir a cumplir con los encargos que su madre le había encomendado del supermercado minutos atrás.
Al llegar a su cuarto, tomó una ducha, se vistió rápidamente y trato de ordenar su cabello frente al espejo, recordando instantáneamente aquel comentario que Kenny le hizo la otra noche:
"Si lo miras desde otro punto, tienes que haberle parecido atractivo para que te dijera algo así, por tanto, no todo fue malo, es más, conseguiste un halago en medio de todo."
Sin duda ahora recordaba aquello con más humor, que pesar. Agradecía el que Kenny de alguna forma lo haya animado diciéndole esas palabras, pues es parte de la confianza que necesita adquirir para mejorar, mas aún, cuando tiene una cita por delante.
Fue inevitable que una sonrisa se escapara de sus labios frente a su reflejo al rememorar aquel acontecimiento, el cual esperaba ansioso. Charlotte era una chica muy linda que lo hacía sentir cómodo y de alguna forma, sentía que no debía ser tan "falso" al hablarle, algo que le ayudaba bastante en su comienzo, pero eso no quitaba el que aún se sienta nervioso por esa cita.
Casi por reflejo, sacó su móvil del bolsillo y volvió a releer el chat que había iniciado con la chica y por supuesto, se detuvo en el mensaje de su respuesta, que había escrito Kenny.Otra sonrisa se le escapó de los labios al recordar su vuelta a casa. Caminaron juntos bajo una conversación amena, donde Kenny le comentó su experiencia en citas pasadas. Por supuesto, ninguna de ellas tenía tónica de romántica, por tanto no sabía muy bien si le servirían, pero sin duda hicieron su recorrido más divertido.
A Butters no le gustaba admitir que a veces cuando miraba a Kenny, lograba percibir ese algo que quizás las chicas notaban en él al tacharlo de galán. No sabía si era su forma de hablar o de expresarse, pero algo no le permitía dejar de prestarle atención. Ese pensamiento era algo desconcertante, pues no estaba seguro de si él debería ser capaz de verlo.
Su divagación finalmente acabó al despedirse de él junto a su puerta y Kenny con un movimiento de mano, le devolvió el gesto y así concluyó su velada.
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Camino a la seducción
RomanceCartman sospecha que las chicas del salón están tramando algo, lo que lo orilla a buscar a Butters para que lo ayude a descubrir que es lo que traman. Tras verse envuelto en aquel suceso, el rubio descubre a su pesar que las chicas creen que él no e...