Capítulo 14: Nuestro embrollo

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—      ¿Q-qué estás haciendo aquí? — fueron las palabras a susurradas que salieron de la boca de aquel sorprendido chico que casi creía que su cabeza le estaba jugando una mala broma.

—      Soy tu tutor ¿no te resulta obvio? — respondió Kenny, con una sonrisa extraña — vine a ver qué tal te fue en tu revolcón con aquella chica — mientras decía aquello, se fue acercando lentamente hacia Butters, quien pareció absolutamente sorprendido por su alcance — ¿me vas a contar entonces?

Butters aun con estupor en su rostro trató de componerse — dentro de lo que le daba su evidente ebriedad — y trató de lucir desinteresado, mirando hacia otro lado mientras fruncía el ceño ligeramente.

—      E-estuvo bien, es todo — mintió — pero no era necesario venir a preguntar, ni siquiera entiendo cómo te has enterado.

—      No es que hayas sido precisamente discreto al marcharte con esa chica ¿sabes? Además, todo el mundo sabe que es lo que se va a hacer allá.

—      Incluso sabes dónde fui — esta vez el rostro de Butters cambió, pasando de ser uno molesto a uno casi de burla — creo que debo aplaudirte la habilidad para saber esas cosas.

—      Y yo debo aplaudir tu habilidad para cambiar radicalmente tus ideales — Kenny habló con un tono serio que hizo que Butters tomara el mismo gesto — me diste tremendo sermón de virgen con respecto a acostarte con alguien que te inspirara algo emocional y ahora vas y te acuestas con cualquiera. Que cara dura eres — dejó ver sus blancos dientes en lo que suponía era una sonrisa, a la vez que veía que el rostro de Butters lucia enfadado.

—      ¿Perdón? eso no tiene nada que ver contigo, a ti no te afecta en nada.

—      Claro que me afecta y mucho — su cuerpo lentamente se acercó aún más a un consternado Leo — si no me hubieras salido con aquella tontería, hace rato los dos nos hubiéramos desecho de todo este problema — en la cara del menor se reflejó la incredulidad — te hubiera conseguido una "amiga" para que acabaras con todos los prejuicios y gritaras a los cuatro vientos que ya te habías cojido a alguien, con eso, acallabas los rumores y no habríamos tenido la necesidad de armar toda esta parafernalia evitando no ir en contra de tus principios, pero claro — Kenny lució evidentemente molesto — después de incluso joderme un montón de citas con chicas por ayudarte, tú vas y te acuestas con la primera que se te cruza.

Butters no pudo evitar sentir una opresión en el pecho. Técnicamente le estaba diciendo que todo este tiempo le había molestado para con sus presuntas conquistas y ahora le echaba en cara el haber aceptado ayudarlo. Aquello, quizá le dolió más de lo que debería, pues hace solo minutos, se había imaginado a Kenny deseándolo y por supuesto eso no era solo por calentura, él sabía que podía tener relación con sus "principios", solo que se negaba a verlo de ese modo.

Pero lejos de querer mostrarse débil, se armó de valor para tratar de desconcertar al chico frente a él. No le daría el gusto de mostrarle que sus palabras le herían y por tanto, actuó de la manera más inesperada, gracias al alcohol.

—      Siento tanto haberte importunado — sus palabras tenían una mezcla de enojo e ironía— pero ya te había liberado de todo esto, te lo hice saber en el baño ¿no? Te dije que cada uno siguiera su camino, por tanto, todo lo que viniera después corría por responsabilidad mía, no tuya — Kenny lo miraba con molestia mal contenida — así que no viene al caso tu reclamo, ya no tienes que andar cargando conmigo, y si me disculpas, ya debo entrar, se hace tarde.

Butters se giró para mirar hacia la puerta e intentar introducir la llave en la cerradura. Por supuesto por su estado, la tarea no estaba resultando sencilla y su proceso por intentar escapar de allí estaba siendo boicoteado.

Camino a la seducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora